InfoCatólica / Caritas in Veritate / Categoría: Pastoral

26.07.16

(123) Peregrinación "Nuestra Señora de la Cristiandad"

NSCLas iniciativas exteriores sólo tienen sentido en la medida que son expresiones de un profundo compromiso que nace en el corazón de las personas.(…) Lo digo sobre todo a los jóvenes, ante los cuales la vida se abre como un camino rico de sorpresas y de promesas. Lo digo a todos: ¡Vayamos tras las huellas de Cristo!” (Juan Pablo II, 29-6-1999)

El impulso hacia la fe cristiana, el comienzo de la Iglesia de Jesucristo, fue posible porque existían en Israel personas que no se contentaban con lo acostumbrado, sino que miraban lejos buscando algo más grande” y “ya que su corazón esperaba, pudieron reconocer en Jesús a aquel enviado por Dios “. (Benedicto XVI, 8,IX,07)

 

Cuando una civilización está siendo minada desde sus propios fundamentos, en su misma fe, en la familia, en la educación, en el orden natural, hay varios tipos de respuestas. Entre éstas, una indispensable, segura, eficaz siempre, es sin duda la plegaria y la penitencia, que se amalgaman maravillosamente en la práctica de las peregrinaciones.  Éstas son, en efecto, oportunidades privilegiadas para vivir y renovar la súplica y esperanza de un pueblo a través de sus dimensiones esenciales, como nos recuerda la Iglesia, y se colige a través del legado de la Tradición y la Sagrada Escritura.

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13.06.16

(122) Frutos amargos de "Amoris Laetitia": recomendación de "sacrilegios discretos", o la perversión de las conciencias

Hostias ConsagradasHay quienes consideran que cuando uno se topa con un documento como Amoris Laetitia, plagado con numerosas ideas equívocas, lo mejor es mirar para otro lado, creyendo así contribuir a que se lo “lleve el viento”, sobre todo teniendo en cuenta que un considerable porcentaje del texto no constituye propiamente Magisterio, como claramente han señalado ya muchas voces autorizadas.

Antes de que algunos suspicaces pregunten si no reconozco los bellos y elocuentes pasajes de la exhortación que celebran la alegría del amor, les digo que sí, claro. Reconozco también lo delicioso que es un gran pastel de chocolate y frutilla, pero si tiene “sólo una pequeña dosis” de cianuro, les respondo “paso, gracias, prefiero fruta".

Desde su aparición, en efecto, se han advertido numerosos puntos que requieren una cuidadosa y urgente rectificación, ya sea por expresiones de una terrible ambigüedad y errores, como por las graves consecuencias que se siguen de su aplicación. Sobre una de las más alarmantes, nos interesaría reflexionar hoy.

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10.04.16

(120) "Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a María por Madre"

“HE AQUÍ A TU MADRE… HE AQUÍ A TU HIJO  “     

(Jn. 19, 25 – 27)

Corredentora

En este año de la Misericordia, en que también se habla con muchísimo énfasis de la unidad de todos los hombres, yo echo mucho de menos la mención del papel fundamental de la Madre de Dios en esta tarea: así como ha sido primordial su papel en la Encarnación y en toda la historia de la Salvación, ¿podremos hoy esperar una “fraternidad universal” sin mención de la Madre? ¿O será que para algunos Ella se ha ido convirtiendo, aunque no lo admitan, en un verdadero obstáculo…?

En efecto, hace ya tiempo que aquí, allá y acullá, vemos difundirse el grave error de que todos somos hijos de Dios, sin importar la fe profesada, en franca contradicción con lo que nos enseña el Catecismo  de la Iglesia Católica

1243El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Único. Puede ya decir la oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro.

1265 El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del neófito “una nueva creatura” (2 Co 5,17), un hijo adoptivo de Dios (cf Ga 4,5-7) que ha sido hecho “partícipe de la naturaleza divina” (2 P 1,4), miembro de Cristo (cf 1 Co 6,15; 12,27), coheredero con Él (Rm8,17) y templo del Espíritu Santo (cf 1 Co 6,19).

Y aunque a los devotos del “pegamento espiritual” parece no interesarles ya el Catecismo -quizá porque creen que contiene muchas “fórmulas complicadas” que sólo crean distancias, o vallas entre los hombres…- lo cierto es que la Verdad divide aguas, define, delimita, pero siempre ilumina y consuela.  Y como brújula inquebrantable, allí está la Cruz, y a su lado, la Madre de Dios, legado mayúsculo de la Verdad hecha carne.

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25.03.16

(119) Getsemaní: la Hora de Cristo, y la hora de los discípulos... (con apuntes del Vble. p. José Rivera)

Huerto TintorettoNo sé a los lectores, pero a mí siempre me da la sensación de que en el Triduo Pascual, un día que “queda corto” para profundizar en sus múltiples aspectos, es el Jueves. Por supuesto que jamás podremos agotar con palabras la anchura, altura, longitud y peso de estos días que resumen todo el misterio de nuestra redención, pero aún desde el punto de vista “temático”, se soslayan personajes, actitudes, gestos, palabras del Evangelio de hoy, que a mi juicio deberíamos tener mucho más presentes en todo momento de nuestra vida, y que se deberían predicar con mayor frecuencia tal vez…

Incluso desde el punto de vista “civil”, el tiempo atenta contra ello. No sé en otras naciones, pero en nuestro país, hay muchos sitios donde se impone trabajar a muchos cristianos siquiera hasta el mediodía, y hasta el momento de la celebración de la Cena del Señor, algunos no terminan de caer en la cuenta de lo que está sucediendo.

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3.02.16

(116) Sobre la obediencia desordenada (y una carta de L. Castellani)

prudenciaHay multitud de fieles que creen que la fidelidad exige una obediencia ciega, de renuncia al sentido común y a la prudencia, y obsecuencia ante toda autoridad, sobre todo si se trata de autoridad religiosa.


-¿Los santos han sido capaces de pecar y errar? -Ciertamente.

-¿Seremos por ello devotos de sus pecados y errores? -Sería una necedad; sólo alabamos en ellos las virtudes, que nos sirven de estímulo y ejemplo. Solamente en Nuestro Señor resplandece la Verdad y Belleza sin la menor sombra, y en su Madre Santísima, vestida de sol y coronada de estrellas.

-¿Y nuestros superiores, no siendo santos, son capaces de pecar y errar?

-Con mucha más razón, así parece; podrán pecar y errar en lo poco y en lo mucho, sin duda alguna, y su vida será combate intenso, como la nuestra. No admitir esta posibilidad, rozaría la idolatría, como podrá darse cuenta…

-¿Pero debemos igualmente obedecerles? -Por supuesto, en todo aquello que no suponga pecado ni ocasión próxima para nuestra alma o la ajena. 

En resumidas cuentas: ¿puede uno obrar contra la virtud de la obediencia, obedeciendo?

Claro que sí, obedeciendo MAL, o mejor dicho, desordenadamente.

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