InfoCatólica / Caritas in Veritate / Categoría: Misericordia

13.06.16

(122) Frutos amargos de "Amoris Laetitia": recomendación de "sacrilegios discretos", o la perversión de las conciencias

Hostias ConsagradasHay quienes consideran que cuando uno se topa con un documento como Amoris Laetitia, plagado con numerosas ideas equívocas, lo mejor es mirar para otro lado, creyendo así contribuir a que se lo “lleve el viento”, sobre todo teniendo en cuenta que un considerable porcentaje del texto no constituye propiamente Magisterio, como claramente han señalado ya muchas voces autorizadas.

Antes de que algunos suspicaces pregunten si no reconozco los bellos y elocuentes pasajes de la exhortación que celebran la alegría del amor, les digo que sí, claro. Reconozco también lo delicioso que es un gran pastel de chocolate y frutilla, pero si tiene “sólo una pequeña dosis” de cianuro, les respondo “paso, gracias, prefiero fruta".

Desde su aparición, en efecto, se han advertido numerosos puntos que requieren una cuidadosa y urgente rectificación, ya sea por expresiones de una terrible ambigüedad y errores, como por las graves consecuencias que se siguen de su aplicación. Sobre una de las más alarmantes, nos interesaría reflexionar hoy.

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21.05.16

(121) Sobre la modestia en los templos, y una presunción diabólica

“No pedimos a los obispos que sean todos varones santos;

les pedimos solamente que parezcan varones.” P. Castellani

vestIglesiaA medida que pasa el tiempo, se hace cada vez más patente el martirio que representa para cualquier católico el querer permanecer fiel a las enseñanzas de la Iglesia, y sobre todo, el anunciarlas.

Pero lo más lacerante es, sobre todo en Occidente, que este martirio lo vamos viviendo no sólo de cara al mundo, siempre hostil a la Cruz, sino también frente a quienes más deberían alentarnos y fortalecernos en el testimonio.

Días atrás, ha puesto el dedo en la llaga una noticia ante la cual gracias a Dios, ha habido reacciones con sentido común, pero no fueron las más numerosas ni publicitadas. El “marco” de la situación nos lo brinda con notable fidelidad en este mismo portal un feligrés de la comunidad parroquial San Isidro Labrador, en Lima, Pcia de Bs. As.. Su párroco, el p. Carlos Scarlata, visiblemente, harto -como tantos cristianos- de presenciar un desfile de impudor en su parroquia, optó por explicitar gráficamente el modo en que se debería tratar de acceder a la casa de Dios. La crucifixión mediática no se hizo esperar, porque…¡la Moda, señores!, ¿cómo va a osar un insignificante sujeto -sobre todo si es católico- poner en tela de juicio nada menos que a la Moda, la intocable, la infalible, la “divina”?? 

Me ha parecido útil volver sobre esta noticia porque las “semillas” sembradas van germinando aquí y allá, más allá de lo anecdótico.

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10.04.16

(120) "Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a María por Madre"

“HE AQUÍ A TU MADRE… HE AQUÍ A TU HIJO  “     

(Jn. 19, 25 – 27)

Corredentora

En este año de la Misericordia, en que también se habla con muchísimo énfasis de la unidad de todos los hombres, yo echo mucho de menos la mención del papel fundamental de la Madre de Dios en esta tarea: así como ha sido primordial su papel en la Encarnación y en toda la historia de la Salvación, ¿podremos hoy esperar una “fraternidad universal” sin mención de la Madre? ¿O será que para algunos Ella se ha ido convirtiendo, aunque no lo admitan, en un verdadero obstáculo…?

En efecto, hace ya tiempo que aquí, allá y acullá, vemos difundirse el grave error de que todos somos hijos de Dios, sin importar la fe profesada, en franca contradicción con lo que nos enseña el Catecismo  de la Iglesia Católica

1243El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Único. Puede ya decir la oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro.

1265 El Bautismo no solamente purifica de todos los pecados, hace también del neófito “una nueva creatura” (2 Co 5,17), un hijo adoptivo de Dios (cf Ga 4,5-7) que ha sido hecho “partícipe de la naturaleza divina” (2 P 1,4), miembro de Cristo (cf 1 Co 6,15; 12,27), coheredero con Él (Rm8,17) y templo del Espíritu Santo (cf 1 Co 6,19).

Y aunque a los devotos del “pegamento espiritual” parece no interesarles ya el Catecismo -quizá porque creen que contiene muchas “fórmulas complicadas” que sólo crean distancias, o vallas entre los hombres…- lo cierto es que la Verdad divide aguas, define, delimita, pero siempre ilumina y consuela.  Y como brújula inquebrantable, allí está la Cruz, y a su lado, la Madre de Dios, legado mayúsculo de la Verdad hecha carne.

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12.03.16

(118) San José y las imágenes sagradas

Doloresygozos“Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios".  (Santa Teresa de Jesús)

Haz José, que nuestra vida se deslice santa y pura / y que siempre esté segura por tal Patrón defendida.

 

¡Qué santo tan grande entre todos los santos; qué suavidad tan firme; ¡qué silencio tan profundo, el de aquel que mereció dar  nombre a la Palabra! ¿Cómo dejar de alabarlo, contemplarlo y suplicar la gracia de imitar sus virtudes tan domésticas, y por eso, tan altas?

A veces veo que la devoción a San José llega tal como es él: silenciosamente, casi sin darnos cuenta…como crecen las raíces profundas de los robles. 

Y en este año de la Misericordia, San José es paradigma de la Misericordia del Padre, que deposita su predilección soberana dejándonos siempre extasiados, entre el desconcierto y el anonadamiento. “¿Qué es Señor, el hombre, para que te acuerdes de él? Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad…” (Sal.8, 5-6)

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3.02.16

(116) Sobre la obediencia desordenada (y una carta de L. Castellani)

prudenciaHay multitud de fieles que creen que la fidelidad exige una obediencia ciega, de renuncia al sentido común y a la prudencia, y obsecuencia ante toda autoridad, sobre todo si se trata de autoridad religiosa.


-¿Los santos han sido capaces de pecar y errar? -Ciertamente.

-¿Seremos por ello devotos de sus pecados y errores? -Sería una necedad; sólo alabamos en ellos las virtudes, que nos sirven de estímulo y ejemplo. Solamente en Nuestro Señor resplandece la Verdad y Belleza sin la menor sombra, y en su Madre Santísima, vestida de sol y coronada de estrellas.

-¿Y nuestros superiores, no siendo santos, son capaces de pecar y errar?

-Con mucha más razón, así parece; podrán pecar y errar en lo poco y en lo mucho, sin duda alguna, y su vida será combate intenso, como la nuestra. No admitir esta posibilidad, rozaría la idolatría, como podrá darse cuenta…

-¿Pero debemos igualmente obedecerles? -Por supuesto, en todo aquello que no suponga pecado ni ocasión próxima para nuestra alma o la ajena. 

En resumidas cuentas: ¿puede uno obrar contra la virtud de la obediencia, obedeciendo?

Claro que sí, obedeciendo MAL, o mejor dicho, desordenadamente.

***

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