(117) Educación hoy: del terror al absurdo, entre humor y realidad

cabezaCastigat ridendo mores

A veces unos minutos de humor pueden ser más elocuentes que una suma de argumentos, cuando está suficientemente sana la inteligencia. Porque lo que está en juego en las guerras contemporáneas es sobre todo, la integridad del alma, y la amargura acecha con su sombría guadaña, y -lo que es peor- a veces con antifaz luminoso…

Las decapitaciones en Oriente se convierten en un verdadero signo de lo que se juega hoy no sólo entre los cristianos, sino en el interior de todo hombre con sentido común: el testimonio del martirio -cruento o incruento- es exigido a todo el que pretenda seguir manteniendo “la cabeza sobre los hombros”, esto es: la fe y razón por sobre la voluntad caprichosa, los sentimientos y los sentidos.

Por eso en esta brega es preciso recordar la importancia del humor, teniendo en cuenta lo que observa H. Bergson: “Lo cómico, para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia pura…”

Por supuesto, no nos referimos aquí a la comicidad barata, vulgar, sino a aquella que “ayuda a pensar”, dando relieve a situaciones que se pueden ver mejor mediando cierta perspectiva que otorga el distanciamiento. Por el contrario, si algo favorece la victoria del absurdo y del pecado es su “naturalización”, machacando hasta el cansancio lo que ayer causaba estupor, hasta que, anestesiados todos los mecanismos de defensa, se cede ante él, por acostumbramiento. Por algo Nuestro Señor nos encarece tanto, en la noche de la Agonía, la vigilancia. Ésta hará que no nos acostumbremos ni a los horrores del pecado, ni a las maravillas de la gracia.

Sólo a título de ejemplo, este video que tiene ya sus años, cada vez causa menos risa-extrañeza, quizá porque se ha vuelto insensiblemente, más “familiar” (¡!).

 

Prueba de ese adormecimiento general es que ya a muchos no les sorprende que en los colegios se sugieran a nuestros niños y jóvenes las “bondades” de la transexualidad como una verdadera conquista de las “libertades” modernas…Por eso, retomando a Bergson, recordamos que

“La risa es ante todo una corrección. Hecha para humillar, ha de producir una impresión penosa en la persona sobre quien ac­túa. La sociedad se venga por su medio de las liber­tades que con ella se han tomado. No llenaría sus fi­nes la risa si llevase el sello de la simpatía y de la bondad. Pero ¿se podrá decir que al menos su intención es buena, que a menudo castiga porque ama y que al reprimir las manifestaciones exteriores de cier­tos defectos nos invita a que corrijamos en nosotros estas mismas faltas y nos mejoremos interiormente?

(…) La ri­sa es efecto de un mecanismo montado en nosotros por la Naturaleza, o lo que viene a ser lo mismo, por una antiquísima costumbre de la vida social. (…) La risa castiga ciertas faltas, casi del mismo modo que la enfermedad castiga cier­tos excesos…”

Algunos pretenden sin embargo pasar por alto la dramática encrucijada a la que se enfrentarán las próximas generaciones si quieren permanecer fieles a la verdad. Podrán renegar de ella, o bien lisa y llanamente, ser testigos -esto es, mártires-, pues como advertía hace poco el Card. Sarah, tanto el Isis como la ideología de género manifiestan un proceder demoníaco y nada nos exime entonces de tomar cartas en el asunto y resistir con los medios que cada uno posea, por el bien de las almas.

Y un muy buen medio es ciertamente el humor, para no dejar que se duerman las conciencias.

Hace tiempo circula en internet un nuevo video producido, dirigido y protagonizado por el joven (23) cómico australiano Neel Kolhatkar, que a nuestro juicio despliega brillantemente la crítica de las armas fundamentales con que se decapita moralmente a la sociedad: ideología de género, igualitarismo a ultranza paralelo a la defensa de toda “diversidad”, y exaltación enfermiza de todo sentimiento en detrimento de la verdad objetiva, plasmándose todo ello en un perfecto (des)Orden Legal Universal, que persigue y castiga severamente a sus infractores sin el menor asomo de misericordia…

No es sólo la música elegida lo que “crea el ambiente” que enmarca perfectamente el cuadro. Si bien se trata de una sátira, el trasfondo es brutalmente trágico. Hoy muchos cristianos, ante este panorama, sienten desfallecer sus fuerzas. Las lágrimas de impotencia enturbian la mirada, y ahogan sus voces para poder cantar, ¡pero hay que seguir subiendo porque detrás de las brumas, está el Sol!.

gallitoPor eso, para no sucumbir en el espanto, se hace preciso enarbolar cada tanto la bandera de lo cómico como los cantos que levantan el corazón en las batallas, sabiendo que más allá de las victorias parciales, tenemos la certeza de la definitiva de Cristo Rey del Universo, y de Quien nadie se burla.

Por eso, a un mundo que pretende burlarse a cada paso de Dios y de su obra, y que pretende inutilizar de nuestra parte toda resistencia, lo mínimo que podemos presentarle es nuestra propia sonrisa, guardándonos mucho del celo amargo, pues con plañideras no se puede conquistar el Paraíso, hecho de cumbres. En última instancia, quien ya no tiene capacidad para reír, es porque ya ha claudicado en la esperanza. 

Como conclusión, entonces, elegimos unos párrafos preciosos del padre Alberto Ezcurra (*), en que de paso, nos pone sobre aviso acerca del falso humor, que lleva con frecuencia el sello predilecto de la blasfemia:

“Tener sentido del humor es un buen signo de salud mental. Porque el humor, del que brotan la sana ironía, la risa fresca, la alegre carcajada, implica la percepción de lo absurdo, de lo contradictorio, de lo desproporcionado, de lo deforme. Y es condición imprescindible para esta percepción el ser dueño de un intelecto sano, capaz de contemplar y comprender al ser en su armonía y en el resplandor de su belleza.

Por eso el humor verdadero es un privilegio del pensamiento realista. El mundo moderno, sumergido en el devenir heraclitiano, se ha vuelto incapaz de percibir lo absurdo, lo contradictorio.  Su inteligencia ha roto el orden del ser, cerrada en su propia conciencia, ha apostatado de los primeros principios, nega­do su evidencia inmediata.

El humor marxista no es auténtico y por tanto no es humor. Es ácido, agrio, corrosivo, una herramienta de lucha dialéctica al servi­cio de la destrucción, de la disgregación. Ello se debe a que el marxista, al in­troducir la contradicción en el mismo corazón de la realidad, se vuelve ciego para contemplar la armonía de las formas y, por tanto, del ridículo de lo deforme.

Dios se ríe del impío, dice la Escritura.

Quien combate el buen combate de la Verdad, necesita del humor como de un ingrediente imprescindible para la salvaguarda de su equilibrio intelectual, psíquico, e incluso hepático. Porque el mal, manifestado en el error, en la mentira, en el pecado, no sólo es trágico y perverso: es cómico, es ridículo. Sería sólo trágico si el principio del mal fuera un Dios malo, como el de los maniqueos o el de los persas. Pero el diablo es una creatura a la que su absurda soberbia lleva a querer igualarse con el Crea­dor. Es el “mono de Dios” y, a la larga, su imitación deviene una parodia la­mentable. La Edad Media tomaba muy en serio al Adversario. Pero también sabía burlarlo y burlarse de su jeta siniestra y deforme.

Todo lo que es falso y pecaminoso lleva el sello de lo satánico y, por lo mismo, participa irremediablemente de su carácter simiesco. Quien no sea ca­paz de comprenderlo, podrá combatir por el Bien y la Verdad, pero su combate adquirirá el tono oscuro y amargo propio del calvinismo o de los jansenistas.

En el buen combate es menester combatir con alegría, no la alegría ruidosa y superficial que nace de un optimismo tan ciego como estúpido, sino aquélla otra serena y profunda, propia de quien lleva en su alma como una semilla la incoa­ción de la gloria, la paz y el gozo de la victoria final.

Quien lucha por la Ver­dad con amargura, transforma la Verdad en una cosa amarga, que repele y que repugna. No basta luchar por la Verdad: hay que amarla y hacerla amar. Por­que la Verdad, que es Bien y es Belleza suprema y armonía, es en sí misma e infinitamente amable.”

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(*) Alberto Ignacio Ezcurra Medrano nació Buenos Aires el 30 de julio de 1937 y murió el 26 de mayo de 1993. Hijo de un modesto pero eminente profesor de historia y figura clave del revisionismo histórico. Militó activamente en su juventud en el nacionalismo católico argentino, entendiendo la política como la instauración de todas las cosas en Cristo. Fue miembro fundador y jefe del Movimiento Tacuara, y posteriormente a su división y distorsiones, abrazó fervientemente el sacerdocio, ingresandoal Seminario de Paraná, donde estudió Filosofía, y fue profesor, prefecto y vicerrector, cosechando abundantes frutos e hijos espirituales. Se hizo también misionero en los lugares más inhóspitos y desatendidos, y apologista encendido en su oratoria, dictando clases y cursos. Solía repetir que su gloria no era tanto haber estudiado en Europa como haberse desempeñado como cura rural.

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4 comentarios

  
Andres Robles
Virginia, providencial tu articulo, justamente en estos tiempos en el que la barca de Pedro es azotada por los vientos y los mares agitados de la herejía y de la traición.
La defensa de la Verdad se hace amarga si perdemos la esperanza y esta esperanza tiene que venir de que justamente lo que esta pasando fue profetizado, tanto la Escritura como por una legion de santos y que además Dios no miente, el triunfo final esta asegurado para el que persevera en la lucha. No me cabe duda ahora que es algo bueno usar la sana ironia con el impío y traidor, que no toma las armas que nos ha dado Dios para combatir al enemigo, sino que como dijo San Pio X, las arroja ante su sola presencia.
02/03/16 2:11 PM
  
Néstor
Por eso autores como Chesterton y Lewis son hoy día fundamentales. Y para los que se ríen con lo satírico, León Bloy.
Saludos cordiales.
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V.G.:Completamente de acuerdo!
02/03/16 3:44 PM
  
gringo
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V.G.: Fue un desagradable descuido de mi parte al seleccionarlo entre las varias copias que había, y que creí serían indistintas. Ya lo he cambiado, como puede comprobar. Gracias.
03/03/16 7:21 PM
  
Ricardo de Argentina
El humor cristiano vuela con dos alas: una es la certeza del triunfo final de NSJC. Otra es la percepción del costado ridículo del mal, que conocemos gracias al realismo filosófico.
Por la primera se llega hasta la "locura" de morir con serena alegría, como los mártires. La segunda nos preserva de tomarnos en serio ideas que no son serias ni merecen serlo, como han hecho con muy buen humor los autores de los videos de marras.
Cuando la ideología comecabezas te sorbe el seso pierdes el sentido del ridículo - que se va junto al sentido común - y quedas tan sin discernimiento que terminas ateniéndote al "es bueno porque todos lo hacen".
Lo cual es, obviamente, ridículo.
06/03/16 8:18 PM

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