InfoCatólica / Caballero del Pilar / Categoría: Entrevistas

3.04.24

El P. Luis Petit, exorcista, analiza el gran peligro del blanqueamiento de lo demoníaco en la sociedad

P. Luis Petit. Natural de Barcelona. Estudió en el Seminario de Toledo y se ordenó sacerdote en el año 2000. Después estudió Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad Lateranense de Roma. Con diversos cargos pastorales en Toledo hasta 2006 que fue a Perú, a la Prelatura de Moyobamba, donde estuvo de 2006 al 2018. Y del 2018 hasta el presente está en la diócesis de Barcelona en varias parroquias.

¿Cómo exorcista, percibe un gran blanqueamiento de lo demoníaco y satánico en la sociedad, distorsionando la realidad sobre la malévola naturaleza del ángel caído?

Sí, se presenta lo demoníaco como algo agradable, como algo simpático, como algo atractivo y en cambio se presentan las cosas de Dios y la religión como aburridas, como que te coartan la libertad, etc. y esto es peligroso porque evidentemente el demonio, como decía San Ignacio de Loyola, es el enemigo de la naturaleza humana. Busca siempre hacernos daño.

¿Cuál es el gran peligro de hacernos simpático a un ser que busca nuestra perdición eterna?

El gran peligro es que el demonio no juega. Tú puedes pensar que es simpático, que es agradable o que es más divertido, pero de una manera u otra siempre te va a hacer daño. El demonio no juega, no tiene alegría y, ni siquiera, sentido del humor.

Es curioso que mientras menos se habla del demonio en los púlpitos, más presente está en la sociedad y cada vez se ha normalizado más su presencia, en la moda, tendencias…

Es cierto que hay como una paradoja entre la ausencia de la predicación sobre el demonio especialmente en la Iglesia Católica y su presencia constante en el mundo secular. Camisetas, tatuajes, canciones, películas, amuletos, etcétera. Creo que responde al hecho de que el demonio por un lado quiere permanecer oculto, pero por otro lado busca ser adorado y ser el centro de atención. Esto lo resuelve simulando su presencia como un símbolo de rebeldía y anticristianismo, como si fuera sólo una cuestión estética. Pero detrás de esa moda está él mismo. Deberíamos recuperar la enseñanza sobre este tema, sin exageraciones, simplemente siendo fieles a la Escritura. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis aparece la existencia y acción del demonio.

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2.04.24

María Luisa Ruíz-Jarabo, tras quedar tetrapléjica, tuvo una conversión y hoy es más feliz que antes

María Luisa Ruíz-Jarabo. Socia de CIDON Interior Design & Contract desde su fundación hace 30 años por Juan Pemán, Manuel Corchado y Patricio Pemán, tres personas excepcionales. CIDON es una empresa líder en interiorismo y equipamiento hotelero, donde desempeño el rol de directora de comunicación y gestión del ShopRoom, espacio dedicado a exposición y venta de muebles. Su formación en Ciencias Económicas incluye una licenciatura en CUNEF y un MBA en la Universidad Wake Forest en Carolina del Norte, EE.UU. Su carrera comenzó en el mundo financiero, trabajando en banca en Londres y Bolsa en Madrid, hasta encontrar su verdadera pasión por el emprendimiento. Un giro inesperado ocurrió en 1998, cuando un accidente de esquí le dejó tetrapléjica. A pesar del desafío, no permitió que le detuviera.

Motivada por su experiencia, fundó la Asociación SOLCOM que presidió durante seis años, dedicada a la defensa de los derechos de las personas con diversidad funcional, siendo reconocida con el premio Foro Justicia y Discapacidad por el CGPJ en 2012. Estuvo 5 años como hospitalaria en Lourdes con un grupo de niños. También colabora en proyectos humanitarios en Camboya con Mons. Kike Figaredo, conocido como “El Obispo de las Sillas de Ruedas”, y la ONG SAUCE. Esta experiencia le brinda la oportunidad de aprender de personas excepcionales que entregan su vida y su tiempo por construir un mundo más justo. Su pasión es Jesús y su Evangelio. Entre sus aficiones se encuentran la lectura y el cine.

¿Cómo aceptaste y asumiste que, a raíz de tu accidente esquiando, te ibas a quedar tetrapléjica de por vida?

En primer lugar, con la ayuda de Dios, experimenté una transformación mientras estaba en el hospital, lo que significó mi primera conversión. Hasta ese momento, me había alejado bastante de la Iglesia. Realmente Dios hizo el milagro de la aceptación sin pasar por bajones emocionales, sin rebelión y sin buscar culpables. Por supuesto, el amor y el apoyo incondicional de mi familia y amigos fueron fundamentales; me visitaban constantemente en el hospital. Además, mi médico rehabilitador en el Hospital de Parapléjicos de Toledo fue clave en mi proceso. Su actitud alentadora y decidida me animó desde el principio a salir adelante.

Curiosamente fue el momento en el que tuviste la conversión y el encuentro con Dios. ¿Qué pasó y que sucedió en tu interior para cambiar de vida?

Estuve en coma durante varias semanas. Cuando desperté, los médicos me decían que no se podía predecir cuánto podría recuperar, si es que podía recuperar algo. Un día, mi padre vino a verme a la UCI y me dijo: ‘No sabemos qué va a pasar; estás en manos de Dios’.

Aquellas palabras me dejaron atónita. Pensé en la suerte que tenía de estar en manos de Dios, quien me quiere más que nadie, quien me ha creado. ¡No podría estar en mejores manos! A partir de ese momento, viví con una profunda paz y confianza, sabiendo que Dios escogería lo mejor para mí.

A raíz de ese consuelo y experimentar el amor de Dios. ¿Cómo fue tu incorporación a la vida de sacramentos en la Iglesia?

Mientras estaba en la UCI, me ofrecieron la oportunidad de confesarme. Acepté encantada, aunque no podía hablar debido a que estaba conectada a un respirador, pero creo que valió. Habían pasado muchísimos años desde mi última confesión, así que fue una liberación. También pedí recibir la comunión diaria. Cuando salí de la UCI, comencé a ir a misa los domingos y algunos días entre semana. Salía feliz. Creo que a través de los sacramentos Dios me fue transformando, llenándome de alegría e ilusión por volver a normalizar mi vida.

¿Qué supuso para ti irte formando y conocer cada vez más cosas de la religión católica?

Al salir del hospital y comenzar a llevar una vida normal, saliendo, viajando, me uní con unas amigas a una clase de Biblia en una parroquia y a las adoraciones al Santísimo en el seminario de Madrid. Durante ese tiempo, experimenté una segunda gran conversión mientras estaba en la presencia del Santísimo; me di cuenta de que me había enamorado de Él. A partir de entonces, mi vida cambió: mis preferencias por las lecturas y películas, mi compromiso con la oración y mi vivencia de la fe en un grupo de la Renovación Carismática. Empecé a participar en la Eucaristía a diario y a confesarme con frecuencia. Y así, comencé a ser realmente FELIZ con mayúsculas.

¿Qué representó en tu vida conocer la Sagrada Escritura?

¡Me encantaría conocer a fondo la Sagrada Escritura porque me apasiona! Me matriculé en la Universidad de San Dámaso, donde estudié algunas asignaturas de Ciencias Religiosas por las tardes, compaginándolo con mi trabajo. Aprender más sobre Jesús, su vida y su Palabra, me impulsa a querer parecerme más a Él, intentando seguir sus enseñanzas sirviendo a los demás. Pero bueno, luego no lo consigo del todo.

¿De donde has sacado las fuerzas para poder llevar una vida normal?

Por supuesto de Dios, del apoyo de mi familia y de mis amigos. También las fuerzas me han venido a través de la oración de tantas personas que han pedido y piden por mí. De todo ello vino el milagro de la aceptación, que desde el principio tuviera ganas e ilusión por avanzar, salir del hospital, volver a hacer una vida normal, y alegría y gratitud por estar viva.

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1.04.24

Aurora entró al templo por curiosidad y el sacerdote fue hacia ella y le bendijo con Jesús en la custodia

Aurora Castro Romero es una católica venezolana, residente en España, que se define así misma como sierva inútil de Dios, nos cuenta la historia de su conversión, como el Señor dejó a las 99 ovejas y fue a buscarle a ella. Tras estar vendiendo ropa y juguetes fuera del templo y entrar al recinto por curiosidad, vio como Jesús Sacramentado (a través de la custodia que llevaba el sacerdote) fue a su encuentro y se posó en su cabeza. Desde ese momento se enamoró de Jesús Eucaristía y su alma le anhela como el ciervo sediento busca el agua fresca.

¿Por qué vivía alejada de la fe?

Porque al hacerme mayor, el mundo llenó de brillo mi vida y me hizo ciega y sorda a las cosas de Dios. Aun cuando creía en Dios y me gustaba hablar con Él, hice un Dios a mi medida. Si quería iba a Misa, pero si salía algún otro plan, pues no.

¿Cómo se puede vivir tanto tiempo sin Dios?

La verdad que en ese momento uno no es consciente, pero ahora también me hago la misma pregunta, como pude vivir sin Dios, como pude ser tan indiferente.

Y la única respuesta posible es que no sabía que alguien podía amarme tanto, como para estar siempre buscándome y yo sin verlo.

¿Cómo nace la historia de su conversión?

Nace porque Dios siempre me buscó. Desde pequeña sentía algo que no era normal en una niña de tan solo 7 años, era un deseo fervoroso de estar con Jesús Eucaristía, estudiaba donde las hermanas adoratrices del Santísimo Sacramento de Santa María Micaela y cada día en mi tiempo del patio, en vez de ir a jugar o a merendar como las demás niñas, me iba para la capilla para adorar a Jesús, pasando antes delante de la imagen de la Virgen Milagrosa para decirle que iba a adorar a su hijo.

Sin embargo, con los años y la adolescencia y una vez sus padres le cambiaron de colegio este santo deseo se fue evaporando…

Así es, pero ha habido varios episodios en mi vida, en los que el Señor ha salido a buscar a su ovejita perdida. El más significativo ocurrió un día, en el que me fui a vender ropa y juguetes a una iglesia cercana a mi casa.

Ese día la capilla estaba a reventar de gente. Una vez instalada la mesa con la mercancía fuera del templo, me pasó tal cual como en la palabra de Dios, cuando Jesús sacó el látigo a los mercaderes del templo, algo así pude vivirlo yo.

Le dije a la amiga que me acompañara que se quedara cuidando las cosas, pues yo iría a ver que estaba pasando en la iglesia, porque se me hacia raro ver tanta gente. A medida que iba caminando por el patio central de la iglesia, sentía que mi corazón se aceleraba como si hubiese corrido muchos kilómetros. Pero una vez en la puerta de la capilla, era más rápido, como si el corazón se me saliese del pecho, en ese momento. El sacerdote, que luego sería mi director espiritual, vino hacía mí y me puso la mano en la cabeza y la custodia con Jesús Eucaristía. Yo sentí desvanecerme y casi me caigo. Me dio tanto miedo, que salí corriendo a recoger la mesa e irme a casa. Así comenzó mi encuentro con Jesús.

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27.03.24

José Plascencia, ex protestante: “Al descubrir la Eucaristía no pude negarla sin ir contra mi conciencia”

José Plascencia nació en Tijuana, México, esposo y padre de familia de dos hijas (Caridad y Gracia). Es converso del protestantismo, donde perteneció a la denominación bautista por 20 años, y en la cual se desempeñó como asistente de pastor, maestro y misionero hasta el año 2016 cuando junto con su familia entro a la Iglesia Católica mientras cursaba su maestría en la ciudad de Lousiville, Kentucky (EE.UU.).

Vive en Phoenix, Arizona donde se ha desempeñado en el departamento de Catequesis de la Catedral de Phoenix, Arizona. Es administrador junto con su esposa Sharon de un apostolado de Apologética y enseñanza en YouTube (La Fe de la Iglesia y El Oratorio).

Cursó una Licenciatura en Psicología por la universidad UNEA de México, cuenta con estudios teológicos de posgrado en el Southern Baptist Theological Seminary. Actualmente está cursando un diplomado en el Saint Paul Center, Emmaus Academy (Scott Hahn) y está llevando a cabo una maestría en Teología en el Augustine Institute en Denver Colorado.

¿Por que abandonó la fe católica de su infancia?

Mis padres trataron de inculcarme siempre la fe católica, aun recuerdo el gran impacto que tuvo en mí la catequesis para mi primera comuniónn, me había quedado claro que se trataba de algo sagrado y de hecho, tengo recuerdos muy entrañables del día que comulgué por vez primera y de mi Confirmación. Sin embargo, mis padres, debido a problemas personales dejaron de practicar la fe católica durante mi adolescencia y eventualmente pase a ser una especie de “católico nominal” viviendo una vida mundana.

¿Cómo entró en contacto con el protestantismo?

Durante mis años de adolescencia mis padres se habían separado y esto me afecto profundamente y entré en una etapa de rebeldía en la cual perdí todo interés los estudios y por la vida realmente. Con un estilo de vida de “fiestas y aventuras” por dentro me sentía vacío y miserable, creía en Dios pero quería “vivir la vida” y ser “libre”.

Uno de mis vecinos en la ciudad de Tijuana, México, que hacía unos años que se había hecho protestante al verme viviendo de manera licenciosa a menudo tomaba el tiempo para hablarme de Jesucristo y de mi necesidad de arrepentirme y entregarle mi vida. Comencé a acompañarle a las reuniones de su congregación por unos meses, pero decidí continuar en mi camino de rebelión juvenil.

Pero llegó un momento en el que sintió tanto vacío que quiso cambiar de vida…

Al paso de unos 3 años cuando contaba con 19 años de edad me encontraba exhausto de vivir sin Dios y sin un propósito para vivir, cuando hallándome en la soledad de mi hogar experimenté una gran contrición por mis pecados y una gran necesidad de implorar por el perdón de Dios. No sabía como hacerlo y lo único que se me ocurrió fue buscar a mi vecino protestante y ese día, sin proselitismos de su parte ni nada, él solo me escuchó y me dijo que Dios me escucharía si yo lo buscaba de todo corazón, lo cual hice inclinando mi cabeza y haciendo una oración suplicando a Dios me perdonara. No vi ángeles ni rayos caer del Cielo pero mi corazón parecía derretirse dentro de mí, de tal forma que a la mañana siguiente me sentía como una persona nueva, sentía una gran hambre por leer la Biblia y estar en oración. Todo esto sucede en mi hogar y sin asistir aún a ninguna parroquia ni templo protestante.

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26.03.24

Virtudes Aguilera habla de la reparación eucarística según la beata Alexandrina María Da Costa

Virtudes Aguilera Carrascosa. Casada, madre de 3 hijos varones. Vive en Valencia. Es enfermera y trabaja en el Hospital Clínico Universitario. Unida a Emaús desde sus comienzos en Valencia. Coordinadora del Apostolado de Reparación a Jesús Eucaristía del grupo de oración de la beata Alexandrina María Da Costa en Valencia.

¿Cómo nació su vocación de enfermera y qué supone para usted tratar con los enfermos?

Siempre sentí desde niña la necesidad de ayudar a los demás. Soñaba que me convertía en enfermera como en las películas, que llevaban una capa azul con una cruz roja y que pasaban sus días en hospitales salvando vidas, tendiendo una mano a los más necesitados. Aunque ahora ya no vestimos así.

¿Qué representó para ustedes poder tener adoración en la capilla del hospital?

Fue una alegría inmensa poder tener Exposición del Santísimo dos días semanales. Poder hacerle compañía al Señor ya es en sí todo un privilegio, pero además hacerlo en un lugar tan especial como es la capilla del Hospital, rodeados de enfermos, familiares, donde en ocasiones la vida pende de un fino hilo, donde la alegría y el sufrimiento conviven juntos, fue algo muy bonito para todos. Además la capilla está unida a la Facultad de Medicina y son muchos los jóvenes que se acercan también.

Una vez se vieron privados de la adoración, el Señor le manifestó lo sólo que se sentía en muchos sagrarios. ¿Cómo fue la experiencia?

Así es, durante un largo tiempo debido a cambios en la capellanía, el Santísimo fue retirado de la capilla, fue un duro golpe para todos los adoradores y personas que habitualmente pasaban por allí a estar con el Señor. Yo me había comprometido con Él y sentía que estaba faltando a mi compromiso, por lo que pasados unos meses comencé a quedarme en el mismo horario ante el Sagrario. El Señor no estaba en la custodia, pero sí en el tabernáculo.

Semana tras semana al salir de trabajar acudía a mi turno, sentía que el Señor me esperaba igualmente. Pero un día me embargó una gran tristeza. Primero pensaba que era lógico, antes la capilla estaba llena de gente y ahora apenas entraba alguien. Pensaba que era un sentimiento mío, pero poco a poco esa tristeza fue haciéndose mayor hasta oprimirme el pecho. Comprendí que ese sentimiento tan grande, no era mío, era la tristeza del Señor y provenía del Sagrario.

Semana tras semana al arrodillarme ante el Sagrario comencé a sentir en mi interior:

EL AMOR CON AMOR SE PAGA”

¡ HAZ UNA CRUZADA DE AMOR !

¡ LOCOS POR JESÚS EUCARISTÍA !

Sentía como el Señor me decía que estaba sólo, con la única compañía de la lamparita que había junto al Sagrario. Comencé a ver en mi interior Sagrarios completamente abandonados, algunos en iglesias grandes, muy doradas y ornamentadas, veía como caminaban las personas por su interior, pero el Señor me decía “ESTOY SÓLO” Nadie viene a verme, nadie se arrodilla ante mi presencia y no únicamente los laicos, tampoco los sacerdotes.

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