30.03.24

SÁBADO SANTO Acompañemos hoy a la Santísima Virgen meditando en sus 7 dolores

EN LA MEDITACIÓN DE “LOS DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN” HALLARÁS UN TESORO ESCONDIDO PARA TU VIDA. La Santísima Virgen acepta benignamente y con singular amor cualquier acto devoto que los fieles practiquen en honor suyo: pero sobre todo se complace en verlos tomar parte en sus DOLORES. Esta devoción es tan grata a María, que viéndola casi olvidada en tiempo de Santa Brígida, se quejó de tal olvido con estas sentidas palabras: “POCOS SON LOS QUE MEDITAN MIS DOLORES". Este SANTO EJERCICIO DE DEVOCIÓN MARIANA se puede hacer estando de rodillas ante una imagen de María Santísima y continuar con una oración preparatoria y seguidamente los 7 DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN. Sé apostol de las VIRTUDES MARIANAS DE LA VIRGEN SANTÍSIMA. Imítala

29.03.24

28.03.24

JUEVES SANTO Hoy día de la institución del sacerdocio meditemos en la soledad sacerdotal

La falta de VIDA INTERIOR lleva a la vida relajada, muelle y al final sucumbe en la molicie y la renuncia. La VIDA INTERIOR ha de ir siempre acompañada de VIDA DE PENITENCIA (mortificación interior y mortificación exterior). Si todo cristiano está llamado a ser penitente… cuanto mas el sacerdote: hombre de oración y hombre de penitencias por los pecados de los hombres. El sostén de la vida sacerdotal, el alma de todo apostolado es la ORACIÓN, la vida interior, que ha de ser cultivada constantemente.
 
Les invitamos a ver el vídeo del Padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa, que habla de la soledad sacerdotal, un problema que, desgracidamente, afecta a muchos seminaristas y sacerdotes. Un vídeo corto y sencillo, pero que puede ayudar a muchos sacerdotes que pasan una situación difícil. Les animamos a rezar por la santidad y perseverancia de los sacerdotes, especialmente por aquellos que pasan un momento de soledad y de tristeza.
 

27.03.24

José Plascencia, ex protestante: “Al descubrir la Eucaristía no pude negarla sin ir contra mi conciencia”

José Plascencia nació en Tijuana, México, esposo y padre de familia de dos hijas (Caridad y Gracia). Es converso del protestantismo, donde perteneció a la denominación bautista por 20 años, y en la cual se desempeñó como asistente de pastor, maestro y misionero hasta el año 2016 cuando junto con su familia entro a la Iglesia Católica mientras cursaba su maestría en la ciudad de Lousiville, Kentucky (EE.UU.).

Vive en Phoenix, Arizona donde se ha desempeñado en el departamento de Catequesis de la Catedral de Phoenix, Arizona. Es administrador junto con su esposa Sharon de un apostolado de Apologética y enseñanza en YouTube (La Fe de la Iglesia y El Oratorio).

Cursó una Licenciatura en Psicología por la universidad UNEA de México, cuenta con estudios teológicos de posgrado en el Southern Baptist Theological Seminary. Actualmente está cursando un diplomado en el Saint Paul Center, Emmaus Academy (Scott Hahn) y está llevando a cabo una maestría en Teología en el Augustine Institute en Denver Colorado.

¿Por que abandonó la fe católica de su infancia?

Mis padres trataron de inculcarme siempre la fe católica, aun recuerdo el gran impacto que tuvo en mí la catequesis para mi primera comuniónn, me había quedado claro que se trataba de algo sagrado y de hecho, tengo recuerdos muy entrañables del día que comulgué por vez primera y de mi Confirmación. Sin embargo, mis padres, debido a problemas personales dejaron de practicar la fe católica durante mi adolescencia y eventualmente pase a ser una especie de “católico nominal” viviendo una vida mundana.

¿Cómo entró en contacto con el protestantismo?

Durante mis años de adolescencia mis padres se habían separado y esto me afecto profundamente y entré en una etapa de rebeldía en la cual perdí todo interés los estudios y por la vida realmente. Con un estilo de vida de “fiestas y aventuras” por dentro me sentía vacío y miserable, creía en Dios pero quería “vivir la vida” y ser “libre”.

Uno de mis vecinos en la ciudad de Tijuana, México, que hacía unos años que se había hecho protestante al verme viviendo de manera licenciosa a menudo tomaba el tiempo para hablarme de Jesucristo y de mi necesidad de arrepentirme y entregarle mi vida. Comencé a acompañarle a las reuniones de su congregación por unos meses, pero decidí continuar en mi camino de rebelión juvenil.

Pero llegó un momento en el que sintió tanto vacío que quiso cambiar de vida…

Al paso de unos 3 años cuando contaba con 19 años de edad me encontraba exhausto de vivir sin Dios y sin un propósito para vivir, cuando hallándome en la soledad de mi hogar experimenté una gran contrición por mis pecados y una gran necesidad de implorar por el perdón de Dios. No sabía como hacerlo y lo único que se me ocurrió fue buscar a mi vecino protestante y ese día, sin proselitismos de su parte ni nada, él solo me escuchó y me dijo que Dios me escucharía si yo lo buscaba de todo corazón, lo cual hice inclinando mi cabeza y haciendo una oración suplicando a Dios me perdonara. No vi ángeles ni rayos caer del Cielo pero mi corazón parecía derretirse dentro de mí, de tal forma que a la mañana siguiente me sentía como una persona nueva, sentía una gran hambre por leer la Biblia y estar en oración. Todo esto sucede en mi hogar y sin asistir aún a ninguna parroquia ni templo protestante.

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26.03.24

Virtudes Aguilera habla de la reparación eucarística según la beata Alexandrina María Da Costa

Virtudes Aguilera Carrascosa. Casada, madre de 3 hijos varones. Vive en Valencia. Es enfermera y trabaja en el Hospital Clínico Universitario. Unida a Emaús desde sus comienzos en Valencia. Coordinadora del Apostolado de Reparación a Jesús Eucaristía del grupo de oración de la beata Alexandrina María Da Costa en Valencia.

¿Cómo nació su vocación de enfermera y qué supone para usted tratar con los enfermos?

Siempre sentí desde niña la necesidad de ayudar a los demás. Soñaba que me convertía en enfermera como en las películas, que llevaban una capa azul con una cruz roja y que pasaban sus días en hospitales salvando vidas, tendiendo una mano a los más necesitados. Aunque ahora ya no vestimos así.

¿Qué representó para ustedes poder tener adoración en la capilla del hospital?

Fue una alegría inmensa poder tener Exposición del Santísimo dos días semanales. Poder hacerle compañía al Señor ya es en sí todo un privilegio, pero además hacerlo en un lugar tan especial como es la capilla del Hospital, rodeados de enfermos, familiares, donde en ocasiones la vida pende de un fino hilo, donde la alegría y el sufrimiento conviven juntos, fue algo muy bonito para todos. Además la capilla está unida a la Facultad de Medicina y son muchos los jóvenes que se acercan también.

Una vez se vieron privados de la adoración, el Señor le manifestó lo sólo que se sentía en muchos sagrarios. ¿Cómo fue la experiencia?

Así es, durante un largo tiempo debido a cambios en la capellanía, el Santísimo fue retirado de la capilla, fue un duro golpe para todos los adoradores y personas que habitualmente pasaban por allí a estar con el Señor. Yo me había comprometido con Él y sentía que estaba faltando a mi compromiso, por lo que pasados unos meses comencé a quedarme en el mismo horario ante el Sagrario. El Señor no estaba en la custodia, pero sí en el tabernáculo.

Semana tras semana al salir de trabajar acudía a mi turno, sentía que el Señor me esperaba igualmente. Pero un día me embargó una gran tristeza. Primero pensaba que era lógico, antes la capilla estaba llena de gente y ahora apenas entraba alguien. Pensaba que era un sentimiento mío, pero poco a poco esa tristeza fue haciéndose mayor hasta oprimirme el pecho. Comprendí que ese sentimiento tan grande, no era mío, era la tristeza del Señor y provenía del Sagrario.

Semana tras semana al arrodillarme ante el Sagrario comencé a sentir en mi interior:

EL AMOR CON AMOR SE PAGA”

¡ HAZ UNA CRUZADA DE AMOR !

¡ LOCOS POR JESÚS EUCARISTÍA !

Sentía como el Señor me decía que estaba sólo, con la única compañía de la lamparita que había junto al Sagrario. Comencé a ver en mi interior Sagrarios completamente abandonados, algunos en iglesias grandes, muy doradas y ornamentadas, veía como caminaban las personas por su interior, pero el Señor me decía “ESTOY SÓLO” Nadie viene a verme, nadie se arrodilla ante mi presencia y no únicamente los laicos, tampoco los sacerdotes.

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