Don Bux: “Los Concilios deben ser acogidos con obediencia, pero el Vaticano II no es un superdogma”

Teólogo, liturgista, consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice y de las Congregaciones para la Doctrina de la Fe y para las Causas de los Santos, monseñor Nicola Bux, nacido en 1947, es conocido como “muy cercano al Papa Benedicto XVI”. Y precisamente él, poco más de un mes atrás, dio que hablar en el ambiente eclesial con una carta abierta al superior general y a los sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X fundada por Mons. Lefebvre, invitándolos a aceptar la mano tendida por Benedicto XVI.


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Los observadores han llegado todos a la conclusión más lógica: el Papa quiere fuertemente la reconciliación.


Esta conclusión – explica monseñor Bux al Foglio – es al mismo tiempo exacta e imprecisa. Es exacta, porque Benedicto XVI quiere esta reconciliación y piensa que no puede habar otra solución pensable para el asunto de la Fraternidad fundada por monseñor Lefebvre. Es imprecisa, si se le atribuye un carácter político. No hay nada más lejano de la mente de este Papa. Ratzinger es una persona que no piensa y no actúa en función de la política eclesial. Por esto, a menudo, es mal entendido. Y tanto más vale esto para la cuestión de la Fraternidad San Pío X: para él, se trata sólo del definitivo y pleno retorno a casa de muchos de sus hijos que podrán hacer bien a la Iglesia.

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Por lo tanto, lecturas de derecha o de izquierda serían parciales, pero no será fácil quitarlas del interior de la Iglesia misma. ¿Cómo debería ubicarse un católico frente a un hecho como la reconciliación entre la Santa Sede y la Fraternidad San Pío X?


Es necesario releer con atención lo que Benedicto XVI escribía el 10 de marzo de 2009 en la “Carta a los obispos” para explicar las razones de la remisión de la excomunión a los cuatro obispos ordenados por monseñor Lefebvre: “¿Puede dejarnos totalmente indiferentes una comunidad en la cual hay 491 sacerdotes, 215 seminaristas, 6 seminarios, 88 escuelas, 2 institutos universitarios, 117 hermanos, 164 hermanas y millares de fieles? ¿Debemos realmente dejarlos tranquilamente ir a la deriva lejos de la Iglesia? (…) ¿Qué será de ellos luego?”.

Aquí está el corazón de Benedicto XVI. Pienso que si muchos hombres de Iglesia actuasen según este corazón, no podrían más que alegrarse por la conclusión positiva de esta cuestión.


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Tal vez la oposición a la voluntad de Benedicto XVI nace del hecho de que muchos hacen la equivalencia: reconciliación con los lefebvristas es igual a desautorización del Vaticano II.


Mire, el primer “acuerdo”, si queremos llamarlo así, ocurrió en el Concilio de Jerusalén entre san Pedro y san Pablo. Por lo tanto, el debate, mientras sea hecho por el bien de la Iglesia, no es tan escandaloso.


Otra constatación: los que han aislado el Concilio Vaticano II de la historia de la Iglesia y lo han sobrevalorado respecto a sus mismas intenciones, no dudan en criticar, por ejemplo, el Concilio Vaticano I o el Concilio de Trento. Está quien sostiene que la Constitución dogmática Dei Filius del Vaticano I ha sido suplantada por la Dei Verbum del Vaticano II: esto es fantateología.


En cambio, me parece buena teología aquella que se plantea el problema del valor de los documentos, de su enseñanza, de su significado. En el Concilio Vaticano II existen documentos de diverso valor y, por lo tanto, de diversa fuerza vinculante, que admiten diversos grados de discusión. El Papa, cuando era todavía el cardenal Ratzinger, en 1988, habló del riesgo de transformar el Vaticano II en un “superdogma”. Ahora, con la hermenéutica de la reforma en la continuidad, ha ofrecido un criterio para afrontar la cuestión y no para cerrarla. No hay que ser más papistas que el Papa. Los Concilios, todos los Concilios y no sólo el Vaticano II, deben ser acogidos con obediencia, pero se puede valorar de manera inteligente lo que pertenece a la doctrina y lo que debe ser criticado. No por casualidad, Benedicto XVI ha convocado el Año de la Fe, porque la fe es el criterio para comprender la vida de la Iglesia.


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Como católicos, si dejamos latir dócilmente nuestro corazón con el de Benedicto XVI, ¿qué debemos esperar de la definitiva reconciliación entre Roma y la Fraternidad San Pío X?


Ciertamente no la venganza de una facción sobre la otra, sino un progreso en la fe y en la unidad que son el único testimonio para que el mundo crea. La retórica del diálogo con el ateo, con el agnóstico, con el así llamado “diversamente creyente”, ¿qué sentido tiene si no hay alegría por la reconciliación con los hermanos en la fe? Nos lo ha enseñado Nuestro Señor: no es el diálogo con el mundo lo que convertirá al mundo sino nuestra capacidad de estar unidos. En este período, vuelvo a menudo a una oración compuesta por el cardenal Newman: “Señor Jesucristo, que cuando estabas por sufrir has orado por tus discípulos para que hasta el final fuesen uno, como eres Tú con el Padre y el Padre contigo, derriba los muros de separación que dividen a los cristianos de diversas denominaciones. Enseña a todos que la sede de Pedro, la Santa Iglesia de Roma, es el fundamento, el centro y el instrumento de esta unidad. Abre sus corazones a la Verdad, por largo tiempo olvidada, de que nuestro Santo Padre, el Papa, es Tu Vicario y Representante. Y así como en el Cielo existe una sola compañía santa, así sobre esta tierra haya una sola comunión que profesa y glorifica Tu Santo Nombre”.


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Fuente: Messainlatino


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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7 comentarios

  
Néstor
En el caso de que la Fraternidad esté dispuesta a aceptar pública y lealmente al Concilio Vaticano II como Concilio Ecuménico de la Iglesia Católica, con la autoridad que como tal le corresponde, y a rechazar toda acusación de herejía o heterodoxia contra el mismo, supongo que el resto podría ser cuestión de discusión teológica y de encontrar interpretaciones que se muevan dentro de los límites que marca la adhesión al Magisterio y la Tradicion vivientes de la Iglesia.
26/04/12 6:09 PM
  
Martin Ellingham
Para Bux existe algo que "debe ser criticado". Interesante.
26/04/12 6:25 PM
  
Walter E. Kurtz
"Está quien sostiene que la Constitución dogmática Dei Filius del Vaticano I ha sido suplantada por la Dei Verbum del Vaticano II: esto es fantateología."

¿No se afirmaba esto mismo en un blog de la casa?
26/04/12 9:58 PM
  
Maricruz Tasies
Creo que mi corazón late como y con el del Papa.
Gracias,
27/04/12 4:52 AM
  
Ermindo
Es de honestidad intelectual decir cuando la traducción está tomada de otro medio. En este caso. del blog "Hacia la Verdadera Cristiandad". Trabajé mucho en ello.

Ermindo: La traducción del texto la realicé yo personalmente. De hecho, en ningún sitio había visto la entrevista en español. Sólo la vi en Messainlatino, consulté algunso blogs en español que suelen publicar este tipo de material y, al no encontrarla, realicé la traducción.

Pocas veces hemos publicado artículos que ya estuvieran en español en otro sitio y, cuando lo hemos hecho, hemos documentado la fuente, como también lo hacemos con la original cuando realizamos una traducción.

Nunca haríamos lo que nosotros mismos hemos pedido en las numerosas ocasiones en que hemos visto un texto traducido por nosotros publicado en otro sitio sin afimar que la fuente era nuestro blog.

Francesco
27/04/12 5:11 PM
  
Vicente Lopez
Se puede criticar las palabras utilizadas en el Concilio como no las mas adecuadas. Se puede criticar el lenguaje del Concilio como complicado y difícil. Se puede criticar textos del Concilio como muy ambiguos y poco precisos. Se puede pedir explicación a la Santa Sede sobre los textos mas complicados y difíciles. PERO NO se puede decir que el Concilio contiene error dogmatico, que el Concilio No estuvo protegido por el Espiritu Santo de error doctrinal, y NO se puede decir que el Concilio rompe con la Tradicion de la Iglesia o “contradice” doctrinas anteriores de la Iglesia. Decir esto es un disparate pues la Iglesia siempre es Infalible en sus documentos oficiales tanto en los documentos del Magisterio Extraordinario y las Solemnes Definiciones como en el Magisterio Ordinario Infalible. La Iglesia es Indefectible por la Promesa Divina de Cristo y nunca jamás ensenara error ni se contradecirá y nunca jamás podrá “cambiar” sus doctrinas. Puede desarrollarlas pero nunca jamás contradecirlas.


---Cardenal Ratzinger (20 de enero de 1986): “Por su puesto que se puede expresar ansiedad sobre ciertas interpretaciones que se le ha dado a varios textos del Concilio; también se puede legítimamente criticar esas interpretaciones. Pero no es posible llamar a la pregunta respecto a la AUTENTICA DOCTRINA del Segundo Concilio Ecuménico del Vaticano, en los textos que son del Magisterio y tienen la mas ALTA AUTORIDAD DOCTRINAL.”


-—Cardenal Ratzinger (carta al arzobispo Lefebvre, 29 mayo 1985): "Ud. puede expresar el deseo de una declaración o de una explicación sobre este o aquel punto, pero no puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares, que son textos magisteriales, con el magisterio y la tradición".


---Papa Pablo VI (octubre 11 1976, carta al arzobispo Lefebvre) Nada de lo decretado en ese Concilio, como en las reformas que Nos hemos decidido llevar a cabo, se opone a lo que la Tradición Bi milenaria de la Iglesia considera fundamental e inmutable. De todo esto somos Nosotros garantes, en virtud, no de nuestra cualidades personales, sino por la tarea que el Señor nos ha confiado como sucesor legítimo de Pedro y de la asistencia especial que nos ha prometido, como a Pedro: “He rogado por ti con el fin de que tu fe no desfallezca” (Lc 22,32). Con Nosotros es garante de esto el episcopado universal. Nuevamente, usted no puede distinguir lo que es pastoral de lo que es dogmático para aceptar algunos textos del concilio y rechazar otros”.


---Cardenal Ratzinger (Discurso a la Conferencia Episcopal de Chile, 30 de julio de 1988): La Iglesia Católica en comunión con el Papa es, para él, la “Iglesia del Concilio” que se ha desprendido de su propio pasado. Parece que ya no logra ver que se trata sencillamente de la Iglesia Católica con la totalidad de la Tradición, a la que también pertenece el Concilio Vaticano II…Defender el Concilio Vaticano II, en contra de Monseñor Lefebvre, como válido y vinculante en la Iglesia, es y va a seguir siendo una necesidad. ..La única manera para hacer creíble el Vaticano II es presentarlo claramente como lo que es: una parte de la entera y única Tradición de la Iglesia y de su fe…Dejando ahora aparte la cuestión litúrgica, los puntos centrales del conflicto son, actualmente, el ataque contra el decreto sobre la libertad religiosa y contra el pretendido espíritu de Asís. En ellos Lefebvre traza las fronteras entre su posición y la de la Iglesia Católica de hoy. No es necesario añadir expresamente que no se pueden aceptar sus afirmaciones en este terreno. Pero no vamos a ocuparnos aquí de sus ERRORES, sino que queremos preguntarnos dónde está la falta de claridad en nosotros mismos. Para Lefebvre, se trata de la lucha contra el liberalismo ideológico, contra la relativización de la verdad. Evidentemente, NO ESTAMOS DE ACUERDO CON EL en que el texto del Concilio sobre la libertad religiosa o la oración de Asís, según las intenciones queridas por el Papa, son relativizaciones. (Discurso a la Conferencia Episcopal de Chile, 30 de julio de 1988)


---Catecismo de la Iglesia Catolica:892 La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una “manera definitiva”, proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben “adherirse…con espíritu de obediencia religiosa” (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.



---Papa Benedicto XVI (22 diciembre 2005): “La crisis que surgió en la Iglesia tras el Concilio Vaticano II NO TIENE LA CAUSA EN SUS DOCUMENTOS, SINO EN LA INTERPRETACIÓN que una corriente ha hecho de los mismos. La interpretacion de la hermenéutica de la DISCONTINUIDAD Y DE LA RUPTURA entre la Iglesia preconciliar y la Iglesia postconciliar con frecuencia ha podido servirse de la simpatía de LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN… el objetivo del Concilio …es transmitir PURA E ÍNTEGRA LA DOCTRINA, SIN ATENUACIONES O TERGIVERSACIONES, consciente de que nuestro deber no sólo consiste en custodiar este TESORO PRECIOSO, como si nos preocupáramos únicamente de la antigüedad, sino en dedicarnos con voluntad firme y sin temor a la obra que exige nuestra época…la Iglesia, tanto ANTES COMO DESPUÉS DEL CONCILIO, ES LA MISMA IGLESIA UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA, en camino a través de los tiempos.”


---Benedicto XVI (17 de Octubre de 2011): He pensado que iniciar el Año de la fe coincidiendo con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II puede ser una ocasión propicia para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, según las palabras del beato Juan Pablo II, «no pierden su valor ni su esplendor. Es necesario leerlos de manera apropiada y que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia. […] Siento más que nunca el deber de indicar el Concilio como la GRAN GRACIA de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX. Con el Concilio se nos ha ofrecido una brújula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza». Yo también deseo reafirmar con FUERZA lo que dije a propósito del Concilio pocos meses después de mi elección como Sucesor de Pedro: «Si lo leemos y acogemos guiados por una hermenéutica correcta, puede ser y llegar a ser cada vez más una gran fuerza para la renovación siempre necesaria de la Iglesia».


---Dra. Anne W. Carroll, CRISTO REY SENOR DE LA HISTORIA: “Habiendo fallado en que el Concilio enseñara modernismo, LOS MODERNISTAS INTENTARON OTRA ESTRATEGIA. Estos lograron implantar sus ideas en la prensa Occidental, que difundió las ideas modernistas en el “espíritu del Vaticano II” y TOTALMENTE IGNORO LA REAL ENSEÑANZA DE LOS DOCUMENTOS. En los Estados Unidos y Europa Occidental, la visión modernista fue la que se escucho. Muchos clérigos y religiosos Ortodoxos NO SE DIERON CUENTA QUE LOS MODERNISTAS ESTABAN ATACANDO DOCTRINA CATÓLICA INCAMBIABLE y ellos mismos NO ESTUDIARON LOS DOCUMENTOS, por lo que no pudieron contrarrestar. LAS IDEAS MODERNISTAS SE EXTENDIERON COMO UN INCENDIO FORESTAL dejando a los fieles EN EL ERROR DEL MODERNISMO o confundidos respecto a lo que REALEMENTE estaba enseñando la Iglesia. El concepto de que todo lo “pre-Vaticano II” estaba ahora caducado se volvió común. Algunos Católicos ortodoxos se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo PERO SOBRE REACCIONARON, algunos RECHAZANDO el Concilio y otros HASTA RECHAZANDO LA AUTORIDAD del Papa para hacer cualquier cambio en las practicas.


----Cardenal Ratzinger (Carta a Lefebvre, 1983): “...habla usted de "afirmaciones o expresiones del Concilio que son contrarias al Magisterio oficial de la Iglesia". Además usted enumera tres textos conciliares “incompatibles”, a su modo de ver, con el Magisterio pasado, añadiendo incluso "etc."... No puede afirmar la incompatibilidad de los textos conciliares - que son textos Magisteriales - con el Magisterio pasado y la Tradición. Le es posible decir que personalmente, no ve esta compatibilidad, y en consecuencia puede pedir a la Sede Apostólica explicaciones. Pero si afirma la imposibilidad de tales explicaciones, se OPONE PROFUNDAMENTE A LA BASE FUNDAMENTAL DE LA FE CATOLICA. Sólo es auténtica y tiene autoridad la interpretación del Magisterio, que es el intérprete de sus propios textos: ya que los textos conciliares no son los escritos de tal o cual experto; son documentos del Magisterio.”


--Beato Juan Pablo II (8 Abril 1988): “…las palabras con que Cristo prometió a los Apóstoles la venida del Espíritu Santo tienen para nosotros especial relevancia: "Yo rogaré al Padre y El os dará otro Paráclito para que os acompañe por siempre, y el Espíritu de verdad ... que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todo y os recordará todo lo que yo lo he dicho. "(Jn 14, 1617, 26.) En todos los tiempos y en todo momento, la Iglesia ha estado guiada por la fe en las palabras de su Maestro y Señor, en la certeza de que, con la ayuda y la asistencia del Espíritu Santo, la Iglesia siempre permanecerá en la verdad divina, manteniendo la sucesión apostólica con los Obispos en comunión con el sucesor de Pedro. La Iglesia también ha expresado esta convicción de fe en el último Concilio que se reunió para confirmar y reforzar la enseñanza que la Iglesia heredó de la Tradición existente desde hace casi veinte siglos como una realidad viva que va avanzando en relación con problemas y necesidades de cada época, y profundiza nuestra comprensión de lo que ya esta contenido en la fe transmitida de una vez y por todas (cf.Judas 3).Estamos profundamente convencidos de que "el Espíritu de verdad que le habla a la Iglesia" (cf. Ap 2, 7, 11, 17, et. al.) habló – de una manera particularmente solemne y autoritativa – en el Segundo Concilio Vaticano, preparando a la Iglesia para entrar en el tercer milenio después de Cristo.



--Papa Benedicto XVI (Martes 26 de mayo de 2009): El concilio Vaticano II, queriendo transmitir pura e íntegra la doctrina sobre la Iglesia desarrollada a lo largo de dos mil años, dio de ella una "definición más meditada", ilustrando, ante todo, su naturaleza mistérica, es decir, su "realidad penetrada por la presencia divina y, por esto, siempre capaz de nuevas y más profundas investigaciones"…Como aclaré en el discurso a la Curia romana del 22 de diciembre de 2005 una corriente de interpretación, apelando a un presunto "espíritu del Concilio", ha intentado establecer una discontinuidad, e incluso una contraposición, entre la Iglesia anterior y la Iglesia posterior al Concilio, superando a veces los mismos confines que existen objetivamente entre el ministerio jerárquico y las responsabilidades de los laicos en la Iglesia…Esta posición contrasta totalmente con la letra y el espíritu del Concilio, que no quiso una ruptura, otra Iglesia, sino una verdadera y profunda renovación, en la continuidad del único sujeto Iglesia, que crece en el tiempo y se desarrolla, pero permaneciendo siempre idéntico, único sujeto del pueblo de Dios en peregrinación.



---Cardenal Ratzinger (Informe de la Fe, 1975): « Para la parte opuesta, la corriente "conservadora", el Concilio es responsable de la actual decadencia de la Iglesia católica y se le acusa incluso de apostasía con respecto al concilio de Trento y al Vaticano I: hasta tal punto que algunos se han atrevido a pedir su anulación o una revisión tal que equivalga a una anulación. Frente a estas dos posiciones contrapuestas hay que dejar bien claro, ante todo, que el Vaticano II se apoya en la misma autoridad que el Vaticano I y que el concilio Tridentino: es decir, el Papa y el colegio de los obispos en comunión con él. En cuanto a los contenidos, es preciso recordar que el Vaticano II se sitúa en RIGUROSA CONTINUIDAD con los dos concilios anteriores y recoge literalmente su doctrina en puntos decisivos. Es imposible para un católico tomar Posiciones en favor del Vaticano II y en contra de Trento o del Vaticano I. Quien acepta el Vaticano II, en la expresión clara de su letra y en la clara intencionalidad de su espíritu, afirma al mismo tiempo la ininterrumpida tradición de la Iglesia, en particular los dos concilios precedentes...Quien niega el Vaticano II, niega la autoridad que sostiene a los otros dos concilios y los arranca así de su fundamento. Valga esto para el así llamado "tradicionalismo", también éste en sus formas extremas. Ante el Vaticano II, toda opción partidista destruye un todo, la historia misma de la Iglesia, que sólo puede existir como unidad indivisible. Defender hoy la verdadera Tradición de la Iglesia significa defender el Concilio. Es también culpa nuestra si de vez en cuando hemos dado ocasión (tanto a la "derecha" como a la "izquierda") de pensar que el Vaticano II representa una "ruptura", un abandono de la Tradición. Muy al CONTRARIO, existe una continuidad que no permite ni retornos al pasado ni huidas hacia delante, ni nostalgias anacrónicas ni impaciencias injustificadas. Debemos permanecer fieles al hoy de la Iglesia; no al ayer o al mañana: y este hoy de la Iglesia son los documentos auténticos del Vaticano II. Sin reservas que los cercenen. Y sin arbitrariedades que los desfiguren».
27/04/12 6:46 PM
  
Ermindo
Francesco: Acepto tu explicación. Una notabilísima coincidencia en las expresiones y giros utilizados para traducir el original en italiano me llevaron a pensar que se había tomado mi traducción, anterior en el tiempo como puede advertirse con facilidad.

No cuestiono que se tomen notas de otros blogs sino que se omita citar la fuente. Soy particularmente cuidadoso en ello.

Aclarado, entonces. Saludos

Ermindo
28/04/12 1:57 AM

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