Una Iglesia que se ahoga en el sentimentalismo
Suelo leer lo que escribe Samuel Gregg, habitualmente ponderado e informado. Pero el artículo que escribió la semana pasada, “Una Iglesia que se ahoga en el sentimentalismo” me llamó especialmente la atención porque abordaba un fenómeno devastador y muy extendido que está desfigurando la Iglesia y condenándola a la irrelevancia más atroz. El subtítulo también me pareció significativo: “La fe y la razón están asediadas por una idolatría de los sentimientos”. Y eso mientras muchos se alegran de los efímeros momentos de gloria que el sentimentalismo desbocado les ofrece.