El país imaginario visitado por Mons. Marcelo Sánchez Sorondo
Las reciente declaraciones de Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, sobre el régimen comunista chino son asombrosas y es necesario leerlas más de una vez para creer que un prelado católico ha podido pronunciarlas.
Es muy significativo que el obispo nos cuente que su opinión sobre el régimen chino no viene de hablar con los cristianos perseguidos en China, que tan bien conocen lo que está sucediendo, sino de una visita que realizó a China el mes pasado y de la que, según parece, volvió entusiasmado. Como es sabido, desde tiempos de Stalin, los países comunistas acostumbran a invitar a incautos periodistas, científicos y pensadores occidentales progresistas, para que vieran con sus propios ojos el paraíso comunista. Lo que no sabían (o preferían no saber) esos occidentales era que lo que se les enseñaba estaba siempre cuidadosamente preparado para dar una imagen falsa de prosperidad, libertad y felicidad, incluso en las épocas de las más terribles hambrunas y de las purgas estalinianas. Parece ser que Monseñor Sánchez Sorondo ha caído en esa trampa tan antigua, prefiriendo creer en el teatrillo que el gobierno le ha mostrado y no en la realidad que nos cuentan los católicos chinos clandestinos.