La pasión de Cristo en sus miembros

Y me permitiréis que sea un poco menos «eclesiásticamente correcto» si recuerdo entre las víctimas de la pasión de la Iglesia a las víctimas de los sacerdotes indignos que han caído en el crimen horrible de la pederastia.

Nos acercamos a la semana grande de nuestra fe, en la que contemplaremos la pasión muerte y resurrección del Señor. Leeremos los relatos evangélicos y rememoraremos lo que Jesucristo pasó por nosotros. Y como Él mismo anunció a sus apóstoles en la última cena que “El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros” (Jn 15, 20), encontramos hoy en día ejemplos innumerables de cómo los miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, sufren en el mundo entero la misma pasión que sufrió primero su Maestro. No en vano, dijo “Os he dado ejemplo” y si bien se refería concretamente al lavatorio de los pies, en el fondo dicho lavatorio era como un proemio de la pasión, en la cual nos siguió dando ejemplo maravilloso “para que sigamos sus huellas”, como nos recuerda San Pedro (cfr. 1 Pe 2, 20ss).

Sobre este texto de San Pedro, comenta San Agustín (Sermón 304) con unas palabras de gran belleza, como suelen ser las suyas: “Imitémosle también nosotros, hermanos, si amamos verdaderamente. No podremos devolverle mejor fruto de amor que la imitación de su ejemplo, pues Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas (1 Pe 2,21). En esta frase, el apóstol Pedro da la impresión de haber visto que Cristo padeció sólo por aquellos que siguen sus huellas y que la pasión de Cristo no aprovecha más que a los que le siguen. Los santos mártires lo siguieron hasta el derramamiento de su sangre, hasta imitarle en su pasión. Los mártires le siguieron, pero no ellos solos. El puente no se derrumbó después de pasar ellos, ni se secó la fuente después de beber ellos”. Y vaya si tiene razón en que el puente no se derribó ni la fuente se secó después de aquellos primeros mártires cristianos. Por el mismo camino, o parecido, quizás menos cruel pero igual de infamante, han pasado y siguen pasando muchos miembros del cuerpo de Cristo. Demos una ojeada a cómo está el mundo: Leo en una web católica que en Irak, desde que empezó la guerra en el 2003, han sido asesinados 2000 cristianos y han huido del país por lo menos 600.000 (la BBC habla de 800.000). Y no por las consecuencias de la guerra, sino mayormente por la revancha islámica contra ellos, después del régimen de Sadam. Pero estas cifras, por desgracia no son las únicas.  Muchos episodios de violencia contra los cristianos durante el año 2009 se registraron en Pakistán, Egipto y Nigeria. Y el nuevo año ha comenzado de modo parecido, con matanzas en Nigeria, quema o bombardeo de Iglesias en varios países, asesinatos cada dos por tres de cristianos en Egipto, expulsiones en Marruecos, el gobierno de India que amenaza con cargarse la independencia de las escuelas cristianas, etc.

Y sobre América Latina, “Ayuda a la Iglesia Necesitada” ha denunciado, a través de “una fuente cercana a los obispos de Venezuela”, que el gobierno de Hugo Chávez podría confiscar templos, escuelas y propiedades eclesiales en el país con el propósito de “eliminar el trabajo de la Iglesia”. Asimismo reveló que hace seis semanas en un área densamente poblada de Caracas, un líder de distrito anunció los planes para expropiar diversas escuelas dirigidas por la Iglesia. Tampoco Bolivia se queda muy atrás, sin llegar a tanto, pero con los afanes indigenistas del Presidente, que procura borrar el cristianismo de la vida pública. Vaya, lo podemos resumir todo (sin olvidar Europa, Asia) recordando la famosa cifra sobre el 75% de las persecuciones religiosas en el mundo, que son contra los cristianos. Como bien indica San Agustín, no hace falta el derramamiento de sangre para que la Iglesia siga las huellas de Cristo en su pasión.

Y me permitiréis que sea un poco menos «eclesiásticamente correcto» si recuerdo entre las víctimas de la pasión de la Iglesia a las víctimas de los sacerdotes indignos que han caído en el crimen horrible de la pederastia. De dichas víctimas (que son muchos miles, como se va viendo poco a poco), prácticamente todas han caído en dicha pesadilla por estar en la Iglesia: Eran monaguillos, alumnos de catequesis o de colegios católicos. Y sufrieron por ello, precisamente de parte de quien menos se lo esperaban.

Y junto con ellos, por cambiar de tema, tantos cristianos y cristianas que en el mundo quieren llevar una vida coherente con su fe y, en el día a día, ven como otros se burlan de ellos o les desprecian solamente por vivir como viven, aunque obviamente no hacen daño a nadie. Tantos sacerdotes solos en zonas descristianizadas donde su trabajo pastoral encuentra escaso o nulo apoyo en los demás, y a veces ni siquiera en su propio obispo. Tantos intelectuales cristianos que ven como su trabajo es puesto en entredicho o bajo sospecha por hacer alguna referencia a la fe.

A ellos, uniéndome con gran afecto en esta semana de pasión que va a comenzar, les animaría, si pudiese llegar tan lejos con este artículo, a seguir escuchando a San Agustín, que se compadece de los que sufren, pero recuerda a la vez con valentía: “Si eres cristiano, contempla a tu rey; que se vengue antes Cristo, pues aún no se ha vengado quien por ti padeció tantos males, a pesar de que su majestad es tal que podía o no haber padecido nada o haberse vengado al instante. Pero en él la medida de su poder fue también la medida de su paciencia, pues padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas”.

 

Alberto Royo Mejía, sacerdote

4 comentarios

luis
Excelente post, Padre. Mis felicitaciones por su "incorrección eclesiástica" que es amor a la Iglesia Inmaculada.
19/03/10 8:36 PM
Ana
Hermosa meditación, me ayuda a pensar en la Semana Santa.
19/03/10 11:01 PM
Vicente
COMPLETO EN MI CARNE LO QUE FALTA A LA PASIÓN DE CRISTO.
20/03/10 7:29 AM
Clericus
Pocos se acuerdan de incluir entre los cristianos perseguidos a los que tienen que sufrir a los clérigos indignos, y no me refiero sólo a los pederastas, sino también a los que enseñan doctrinas contrarias a la Iglesia, a los que celebran una liturgia inventada, a los que no ejercen su ministerio como deben, etc.
20/03/10 2:24 PM

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