Testimonio de un seminarista cubano

Ser cristiano es lo más grande que le puede pasar a un ser humano en su existencia, saber que puedes llamar a Dios Padre y que siempre está a tu lado y que puedes contar con él.

Soy un joven de la parroquia de Sagua la Grande Diócesis de Santa Clara. Nací en el seno de la Iglesia pues voy desde muy pequeño, aunque no toda mi familia era creyente.

En la época que transcurrió mi niñez era la década de los ochenta, etapa todavía muy difícil en la que si te declarabas católico o de otra religión estabas en un verdadero problema.

Para que mi mamá pudiera trabajar un tío de ella y su esposa me cuidaban por el día. En su casa como en muchos hogares cubanos tenían en la sala una hermosa y enorme imagen del Sagrado Corazón de Jesús al que yo siempre contemplaba con admiración y  preguntaba, ellos me explicaban, ese es papá Dios y aquella la Virgencita de la Caridad, a su manera con su fe sencilla y tradicional fueron mis primeros catequistas. Me llevaban a escondidas a la Iglesia hasta que mis padres se enteraron y me sacaron de esa casa lo más rápido posible cuando encontraron otra niñera pues mi papá era dirigente del partido comunista y eso lo podía perjudicar y además según él, esa no era la educación que quería para mí .

No vivía lejos de la iglesia por lo que decía que iba a jugar y me escapaba para ir al catecismo que en aquel entonces era de cinco niños o simplemente me ponía a escuchar a las personas mayores de las que aprendí muchísimo. Sentía que había algo especial o mejor dicho alguien que llamaba a ir a aquel lugar que me gustaba tanto. En la escuela tuve varios problemas, cuando la maestra nos mandaba a dibujar todos los niños pintaban una casita o un paisaje y yo casi siempre lo que hacía era pintar un pueblo con un templo bien definido con una cruz. Mandaron a buscar a mi familia y le aconsejaron que me llevaran a un psicólogo. Este después de varios test le dijo a mi madre que yo no tenía nada, que me llevara a la Iglesia que al parecer que lo que tenía era fe. Así fui creciendo en la comunidad cristiana, recibí los sacramentos de iniciación, me fui insertando en los grupos según mi edad aprendiendo y aprovechando máximo todo lo que mis catequistas, religiosas y los sacerdotes me nseñaban.

Ser cristiano es lo más grande que le puede pasar a un ser humano en su existencia, saber que puedes llamar a Dios Padre y que siempre está a tu lado y que puedes contar con él.

Esto no te libera de tus problemas pero te ayuda a enfrentarlos desde otra perspectiva, también te da armas para vivir con más dignidad en un mundo donde la gente no vive sino sobrevive porque no tienen un punto de referencia y caminan en tinieblas. Una cosa digo y diré siempre “Desde que conocí a Cristo, desde que sé que Dios existe no quiero ni puedo hacer otra cosa que vivir para Él”

Delvis Mederos Fernández, Seminarista III Teología en la diócesis de Santa Clara.

5 comentarios

pacojota
Que Dios te bendiga y te cuide como lo ha hecho hasta ahora, como habrás podido comprobar, Dios es un verdadero Padre que cuida de sus hijos. Animo y no desfallezcas pues en el pais que vives, aun hay persecución cristiana. Lo se muy bien pues allí asesinaron a un sacerdote amigo mio.
Gracias por tu testimónio y repito, que Dios te colme de bendiciónes.
30/11/09 10:06 AM
Miguel Antonio Barriola
Delvis, das mucho ánimo con tu ejemplo, porque Dios te ha cuidado y tú has sido valiente, contra viento y marea y a pesar de tu propio padre carnal.
¡Quiera el Señor que casos como el tuyo se vayan multiplicando en esa tierra tan maltratada por una cuel tiranía!
30/11/09 12:52 PM
jose de maria
Magnifico testimonio, Dios te bendiga.
30/11/09 5:31 PM
Darius
Impresionante testimonio, nos ayudás a valorar nuestra fe.
30/11/09 7:20 PM
Miguel Ángel De Las Casas Duarte
Excelente tu amor a Dios y a su hijo nuestro Señor Jesucristo y si no me equivoco ya vives en USA donde tienes libertad para tu fe.
11/11/19 8:25 AM

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