Acción Católica: Abriendo caminos de esperanza

Porque si dejamos que la sal se vuelva sosa, y si ocultamos la lámpara… ¿con qué seremos sal y luz? Es necesario y urgente renovarnos, para poder responder a los retos de la Iglesia y del mundo de hoy, sin perder la centralidad del mensaje de Jesucristo. Estamos dispuestos a seguir al Señor con absoluta novedad, a romper con lo caduco y a vivir la novedad del momento con nuevo entusiasmo, nuevo método y nueva expresión.

Comunicado Final de la Asamblea de Constitución del Movimiento Acción Católica General

“Abriendo caminos de Esperanza” es el lema que nos ha convocado del 30 de julio al 2 de agosto de 2009, a más de 600 militantes de Acción Católica General llegados de 46 diócesis, a encontrarnos en el Complejo Educativo de Cheste (Archidiócesis de Valencia), para celebrar la Asamblea de Constitución del Movimiento.

Y para ello han querido acompañarnos Mons. Carlos Osoro (Arzobispo de Valencia), Mons. Esteban Escudero (Obispo auxiliar de Valencia), Mons. Enrique Benavent (Obispo auxiliar de Valencia), Mons. Manuel Ureña (Arzobispo de Zaragoza), Mons. Elías Yanes (Arzobispo emérito de Zaragoza), Mons. Casimiro López (Obispo de Segorbe-Castellón), Mons. Ciriaco Benavente (Obispo de Albacete), Mons. Xavier Salinas (Obispo de Tortosa) y Mons. Atilano Rodríguez (Obispo de Ciudad Rodrigo y Consiliario de la Acción Católica Española). También nos han acompañado Mons. Antonio Cartagena (Director del Secretariado de la CEAS (Comisión Episcopal de Apostolado Seglar), D. Ricardo Loy (Secretario General de la Federación de Movimientos de Acción Católica Española), así como representantes de los Movimientos hermanos de Acción Católica Especializada y de las distintas plataformas sociales y eclesiales en las que estamos presentes.

Hace dos años, en la Asamblea celebrada en Huesca, los militantes del Movimiento de Jóvenes de Acción Católica, de Acción Católica General de Adultos y los niños y educadores de 17 diócesis del Movimiento Junior de Acción Católica decidieron continuar caminando juntos -ya con el Vino Nuevo en unos Nuevos Odres- hacia “una Acción Católica General configurada como único Movimiento con tres sectores: niños, jóvenes y adultos, donde todos sean militantes de la Acción Católica General y responsables de la vida y actividad de la misma”.

Esta intención de hace dos años ya es una realidad. Siendo conscientes y gozando el vivir “un momento privilegiado del Espíritu”, hemos asumido los Estatutos del Movimiento aprobados por la XCIII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española el día 24 de abril de 2009, y hemos constituido oficialmente el Movimiento Acción Católica General.

Este Movimiento nace recogiendo la memoria de los que nos han precedido, pero con el empeño de un esfuerzo renovador. Para poder llevar a cabo nuestro fin… el de “la evangelización de las personas y de los propios ámbitos en que está inmersa la parroquia” de una manera nueva, porque nuevos son los tiempos que vivimos. Impulsando un “laicado maduro y consciente, evangelizador, misionero y militante”; impulsando “la evangelización de los ámbitos en los que está inmersa la parroquia”; y contribuyendo a “la unidad de la comunidad parroquial en la misión y a la corresponsabilidad de todos sus miembros”.

En la cabeza de muchos resonará la pregunta de ¿hay algo de nuevo que pueda aportar la Acción Católica? A nosotros, en cambio, nos preocupa la certeza de que en nuestro mundo muchos se preguntan si la Iglesia puede realmente decir algo novedoso a los hombres y mujeres, jóvenes y niños de hoy. Porque si dejamos que la sal se vuelva sosa, y si ocultamos la lámpara… ¿con qué seremos sal y luz? Es necesario y urgente renovarnos, para poder responder a los retos de la Iglesia y del mundo de hoy, sin perder la centralidad del mensaje de Jesucristo. Estamos dispuestos a seguir al Señor con absoluta novedad, a romper con lo caduco y a vivir la novedad del momento con nuevo entusiasmo, nuevo método y nueva expresión. Para poder ser verdaderos militantes: hombres y mujeres, jóvenes y niños con capacidad de dar una expresión creíble del Evangelio.

El nuestro quiere ser un servicio sencillo -pero con profunda convicción- a la Iglesia, a las diócesis y a las comunidades parroquiales. Somos conscientes de que los “caminos abiertos con esperanza” deben ser andados con humildes pies de jornalero, porque en nuestro mundo de hoy el testimonio cercano sigue siendo evangelizador. Y también somos conscientes de que la mies es mucha… y los jornaleros que echan a andar, pocos. Por eso invocaremos en todo momento la ayuda del Señor y el aliento del Espíritu.

Sabemos, como dice Benedicto XVI, que “los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ellos mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad”. Y para poder ser estos instrumentos nos planteamos como retos para los próximos cuatro años, entre otras cuestiones: participar en la construcción de una parroquia que sea espacio de encuentro con Dios, espacio de encuentro entre los hermanos, espacio de comunión y punto de partida a la Evangelización; y aportar a los niños, jóvenes y adultos -laicado habitual de la diócesis- un lugar en el que vivir y madurar su fe, de una manera asociada, estable y organizada. Un morada en la que poder habitar a lo largo de toda la vida.

Los niños, jóvenes y adultos de Acción Católica General nos sentimos llamados a “cantar al Señor en tierra extraña”, a ofrecer un testimonio eclesial de frontera para poder vivir, atestiguar y celebrar el Evangelio y la fe en Cristo. A colaborar para que la “tierra extraña” que rodea a nuestras comunidades parroquiales se convierta, como ya intentó y no sin dificultades Pablo en Atenas, en un “nuevo aerópago” capaz de acoger con gozo la fe cristiana y eclesial que compartimos.

Ha sonado la hora de anunciar desde lo alto de las azoteas que Jesús es Señor y el único que puede salvarnos. «Vosotros sois la sal de la tierra. (...) Vosotros sois la luz del mundo». No podemos permitir que la sal pierda sabor, pero tampoco podemos poner la luz debajo del celemín. Sólo nos resta poner todo nuestro leal saber y entender al servicio de acciones que anuncien, planteen interrogantes y ofrezcan respuestas. Y después, confiar en que el Padre dará el crecimiento. Porque “los caminos que Él recorre con nosotros y a  través de los cuales nos conduce a la vida son caminos de esperanza”.

Cheste (Archidiócesis de Valencia)
2 de agosto de 2009

1 comentario

InfoCatólica
Obviamente acá no se admiten comentarios sobre la situación en Honduras
3/08/09 9:33 PM

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