¿Adversarios o hermanos en el Espíritu?
Sobre la relación entre el papa Francisco y Benedicto XVI [y el celibato]

¿Adversarios o hermanos en el Espíritu? Sobre la relación entre el papa Francisco y Benedicto XVI [y el celibato]

La afirmación que Benedicto es el adversario secreto del actual Papa y que su postura sobre el sacerdocio sacramental y el celibato proviene de una política de obstrucción contra la esperada exhortación apostólica post-sinodal de la Amazonia sólo puede surgir en el semillero de la ignorancia teológica. Nadie rechaza esa afirmación de modo tan brillante como lo hace el papa Francisco.

¿Adversarios o hermanos en el Espíritu?
Sobre la relación entre el papa Francisco y Benedicto XVI

La confusión mediática sobre la coautoría de Benedicto XVI con el cardenal Sarah del libro Desde el fondo de nuestro corazón (enero de 2020) muestra la paranoia desenfrenada en la esfera pública a partir de la supuesta coexistencia de dos papas. En la Iglesia católica hay solo un Papa. Rige lo siguiente: «El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y el fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de fieles» (Vaticano II, Lumen Gentium, 23).

Con ocasión de la contribución de Benedicto sobre el sacerdocio católico, la distorsión grave que concibe dos principios contrarios de unidad ha encontrado de nuevo su confirmación y alimento. Por el contrario, es evidente que el papa Francisco y su predecesor, Benedicto XVI, no son los autores de esa polarización patológica, sino las víctimas de un plan ideológico.

Esto pone en peligro la unidad de la Iglesia, así como también, socava el primado de la sede romana. Todos estos acontecimientos muestran que el trauma causado en «la fe del Pueblo de Dios» (Vaticano II, Lumen Gentium, 12; 35) por la renuncia del papa Benedicto a principios de 2013 todavía no ha sido sanado. Por esto, los fieles tienen derecho a una evaluación teológica clara de la coexistencia de un Papa reinante y un predecesor suyo emérito. Este acontecimiento singular en el que un Papa –cabeza del Colegio de los obispos y de la Iglesia visible cuya cabeza invisible es Cristo– renuncia –antes de su muerte– a la Cátedra de Pedro que le fue confiada de por vida; no puede ser nunca entendido por categorías humanas (derecho a la jubilación por edad, deseo del pueblo de intercambiar sus dirigentes). Aunque el derecho canónico prevea esta posibilidad teórica (cf. can. 332 § 2 CIC 1983), faltan todavía disposiciones detalladas y experiencias concretas acerca de cómo gestionar tal situación y, sobre todo, de cómo orientarla en la práctica al bien de la Iglesia.

En la política, para llegar al poder, existen adversarios. Cuando un rival es eliminado, la contraparte vence. Sin embargo, entre los discípulos de Cristo no debería ser así. Porque en la Iglesia de Dios todos somos hermanos. Dios es nuestro Padre. Y su Hijo Jesucristo, el Verbo hecho carne (cf. Jn. 1, 14-18), es nuestro único Maestro (cf. Mt. 23, 10). Los presbíteros y obispos, en virtud de su ordenación sacramental, son siervos de la Iglesia elegidos por el Espíritu Santo (cf. Hch. 20, 28). Ellos, en nombre y con la autoridad de Cristo, guían a la Iglesia de Dios. En la predicación Él habla por su boca como Maestro divino (cf. 1 Ts. 2, 13). Dios santifica a los fieles por medio de los sacerdotes en los sacramentos. Y Cristo el «Pastor y Guardián de vuestras almas» (1 Pedro 2, 25) se preocupa por la salvación de los hombres y mujeres al llamar como pastores de su Iglesia a los sacerdotes (obispos y presbíteros) (cf. 1 Pedro 5, 2s; Hechos 20, 28). El Obispo de Roma ejerce el ministerio de san Pedro que fue llamado por Jesús, Señor de la Iglesia, al ministerio pastoral universal (cf. Jn. 21, 15-17). Con todo, los obispos son hermanos entre sí; están unidos como miembros del Colegio de los Obispos con y bajo la autoridad del Papa (cf. Vaticano II, Lumen Gentium, 23).

Así pues, un papa emérito que aún vive está unido como hermano con los demás obispos y se encuentra bajo la autoridad magisterial y jurisdiccional del Papa reinante. No obstante, tal situación no excluye en absoluto que su palabra siga teniendo un gran peso en la Iglesia, ya sea debido a su competencia teológica y espiritual, ya sea a su experiencia de gobierno como obispo y como papa.

La relación de todo obispo emérito con su sucesor se debe caracterizar por un espíritu de fraternidad. El prestigio del mundo y los juegos de poder político son un veneno en el cuerpo de la Iglesia que es el Cuerpo místico de Cristo. Esto se aplica a fortiori a la relación aún más delicada entre un Papa reinante y su predecesor que renunció al ejercicio del ministerio petrino y, por tanto, a todas las prerrogativas del primado pontificio. Así pues, un papa emérito ya no es más el Papa.

Sorprende aquí la colaboración del círculo de neo-ateístas liberales y marxistas –antes enemigos de la Iglesia– con el secularismo en el interior en la Iglesia. Tal colaboración está orientada a transformar la Iglesia de Dios en una organización humanitaria planetaria.

El ateo militante Eugenio Scalfari se jacta de su amistad con el papa Francisco. Además, se suma y presta su colaboración a la idea común de una religión mundial única hecha por el hombre (sin Trinidad ni Encarnación). Hoy se lanza contra los enemigos y adversarios –identificados por Scalfari como cardenales, obispos y católicos «conservadores de derecha»– la idea de un frente popular de creyentes y no creyentes. En tal frente se encuentran personas de la «guardia bergogliana», como ellos se suelen presentar. Esta red de populistas de izquierdas está impulsada por una pura voluntad de poder que pervierte ideológicamente la potestas plena del Papa y la transforma en una potestas illimitata et absoluta. El voluntarismo consiste en lo siguiente: todo es bueno y verdadero solo porque el Papa lo quiere; y no al revés, o sea, que el Papa dice algo porque es bueno y verdadero. Contradicen el Vaticano II que concibe el Magisterio al servicio de la palabra de Dios pues enseña solo «lo que ha sido transmitido en cuanto que, por mandato divino y asistido por el Espíritu Santo, la escucha piadosamente, la custodia santamente y la expone fielmente» (Vaticano II, Dei Verbum, 10). Así se convierten en antagonistas diabólicos del papado, como afirma la doctrina de los dos concilios vaticanos. Si entre Jesús y los discípulos no existe una relación de servilismo, sino de amistad (cf. Jn. 15,15); ¿cómo la relación del Papa con sus hermanos en el episcopado puede estar marcada por un oportunismo sumiso y una obediencia ciega e irracional que excede la unidad de la fe y la lógica de la teología católica? Según las ideas marxistas-liberales, un Papa «contemporáneo» se legitima a sí mismo siguiendo de modo despiadado la agenda de la extrema izquierda y promoviendo un pensamiento único sin trascendencia, sin Dios y sin la mediación histórica de la salvación por medio de Jesucristo, el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1 Tim. 2, 5).

En el mundo (la civitas terrena), los gobernantes, líderes de opinión e ideólogos abusan de su poder e ignoran la ley moral natural, así como también, los mandamientos divinos. Suelen usurpar el lugar de Dios y se transforman en demonios con apariencia humana. Sin embargo, donde se reconoce a Dios como el único Señor reina la gracia y la vida, la libertad y el amor. En el reino de Dios rige la palabra de Jesús: «No tiene que ser así entre vosotros; al contrario: quien quiera llegar a ser grande entre vosotros, que sea como vuestro servidor; y quien entre vosotros quiera ser el primero, que sea esclavo de todos: porque el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en redención de muchos» (Mc. 10, 43-45).

La ordenación sacramental (de obispo, presbítero y diácono) sigue siendo válida y efectiva; y, con ella, su responsabilidad de enseñanza y misión pastoral en la Iglesia. Los antiguos detractores de Joseph Ratzinger (sea como cardenal prefecto que como papa) no tienen derecho a imponerle una damnatio memoriae; sobre todo, porque la mayoría de ellos –debido a su escandaloso diletantismo en teología y filosofía– se distancian de su calidad de maestro de la Iglesia. La contribución de Joseph Ratzinger al libro del cardenal Sarah sólo puede ser desacreditada como una contraposición al papa Francisco por quienes confunden la Iglesia de Dios con una organización ideológico-política. No entienden que los misterios de la fe sólo pueden ser comprendidos con el «Espíritu de Dios» y no con el «espíritu del mundo». «El hombre no espiritual no percibe las cosas del Espíritu de Dios» (1 Cor. 2, 14).

Cuando los apóstoles al inicio no entendían que hay personas que renuncian voluntariamente al matrimonio por el servicio del Reino de Dios, Jesús les dijo: «Quien sea capaz de entender, que entienda» (Mt. 19, 12). Y lo explicó así: «–Os aseguro que no hay nadie que haya dejado casa, o mujer, o hermanos, o padres, o hijos por causa del Reino de Dios, que no reciba mucho más en este mundo y, en el siglo venidero, la vida eterna» (Lc. 18, 29-30; cf. Mt. 19, 29).

La afirmación que Benedicto es el adversario secreto del actual Papa y que su postura sobre el sacerdocio sacramental y el celibato proviene de una política de obstrucción contra la esperada exhortación apostólica post-sinodal de la Amazonia sólo puede surgir en el semillero de la ignorancia teológica. Nadie rechaza esa afirmación de modo tan brillante como lo hace el papa Francisco.

En el prólogo a la colección de textos sobre el ministerio sacramental ordenado en ocasión del 65º jubileo sacerdotal de Joseph Ratzinger (2016), el Santo Padre Francisco escribe: «Cada vez que leo las obras de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, me doy cuenta de que hizo y sigue haciendo teología «de rodillas»: de rodillas porque se ve que no sólo es un destacado teólogo y maestro de fe, sino también un hombre que cree realmente, que reza de verdad. Se ve que es un hombre que encarna la santidad, un hombre de paz, un hombre de Dios».

Después de que el papa Francisco rechazara la caricatura del sacerdote católico como funcionario o miembro de una ONG, subrayó –una vez más– la extraordinaria colocación de Joseph Ratzinger como teólogo en la Cátedra de Pedro: «El cardenal Gerhard Ludwig Müller afirmó con autoridad que la obra teológica de Joseph Ratzinger primero y, luego, de Benedicto XVI, lo coloca entre los más grandes teólogos que se sentaron en la Cátedra de Pedro; como, por ejemplo, el papa León Magno, santo y doctor de la Iglesia. [...] Desde este punto de vista, quisiera añadir a la justa consideración del Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe que quizás, justo ahora, como papa emérito, él nos imparte del modo más evidente una de sus más grandes lecciones de «teología de rodillas».

La contribución de Benedicto al libro de Sarah –una profundización de la hermenéutica cristológico-neumatológica de la unidad interna entre el Antiguo y el Nuevo Testamento que se funda en la auto-comunicación histórica de Dios– ofrece una ayuda para superar la crisis teológica y espiritual del sacerdocio «que es de máxima importancia para la renovación de la Iglesia» (Vaticano II, PO 1). El sacerdote no es el funcionario de una empresa de servicios religioso-sociales. Tampoco es el exponente de una comunidad autónoma que reivindica derechos ante Dios en vez de recibir «toda dádiva generosa y todo don perfecto [que] vienen de lo alto y descienden del Padre de las luces» (Sant. 1, 17). Antes bien, el sacerdote, mediante la sagrada consagración, es conformado a Jesucristo, Sumo Sacerdote y Mediador de la Nueva Alianza, Divino Maestro y Buen Pastor que da su vida por las ovejas (cf. Vaticano II, LG, 29; y Vaticano II, PO, 2).

De esta conformitas cum Christo surge también la adecuación interior de la forma de vida célibe de Jesucristo con el sacerdocio sacramental. El mismo Jesús habló de los discípulos que, escatológicamente como testimonio del Reino futuro y en servicio de la salvación humana, viven sexualmente célibes y renuncian a la vida matrimonial y familiar por voluntad propia (cf. Mt. 19, 12; 1 Cor. 7, 32). El celibato no es requerido de modo necesario por la naturaleza del sacerdocio. Sin embargo, brota de la más íntima adecuación de la naturaleza de este sacramento como representación de Cristo Cabeza de la Iglesia con la fuerza de su misión y su forma de vida entregada por completo a Dios (cf. Vaticano II, PO 16). Por esta razón, las dispensas de la ley del celibato –que se llevan a cabo de manera diferente en las iglesias orientales y occidentales– se deben justificar solo como excepciones a la regla general del celibato sacerdotal. En principio, la Iglesia tiene que trabajar por un sacerdocio célibe. Arraigándose en la Biblia se ha desarrollado la práctica –con la necesaria abstinencia conyugal de los clérigos casados–que sólo sean ordenados como obispos, sacerdotes y diáconos los candidatos que desde el principio hayan prometido vivir el celibato. En las iglesias orientales –que se apartaron de la antigua tradición eclesiástica (bajo ningún punto de vista fue una continuidad) en el segundo concilio Trulano (691/92) celebrado en el palacio imperial y no en una iglesia– se permitió proseguir la vida conyugal a los sacerdotes y diáconos. En cambio, en la Iglesia latina se continuó a consagrar a hombres solteros que prometían vivir célibes. En las iglesias orientales, los clérigos casados –aunque no los obispos– podían continuar su matrimonio, pero debían mantener abstinencia sexual antes de la celebración de la Divina Liturgia; asimismo, tenían prohibido un segundo matrimonio en caso de enviudar. Esta disposición también se aplica hoy a los clérigos católicos que han recibido una dispensa de la obligación del celibato (cf. Vaticano II, Lumen gentium, 29). Por el bien de la unidad, desde el papa Pío XII, la Iglesia católica acepta esta práctica en las iglesias orientales en comunión; y, desde el papa Benedicto XVI, también concede una dispensa de la obligación del celibato a los clérigos anglicanos y de otras denominaciones que están casados y entran a la plena comunión de la Iglesia católica, si la ordenación al sacerdocio es posible.

Una abolición completa del celibato sacerdotal –como en las comunidades protestantes y anglicanas del siglo XVI– sería una violación de la naturaleza del sacerdocio y un desprecio de la entera tradición católica. ¿Quién responderá ante Dios y su santa Iglesia de las desastrosas consecuencias para la espiritualidad y la teología del sacerdocio católico? Incluso millones de sacerdotes desde la fundación de la Iglesia se sentirían interiormente heridos si ahora se les explicara que su sacrificio existencial por el Reino de Dios y la Iglesia se basó solamente en una disciplina legal externa que no tenía nada que ver con el sacerdocio ni con vivir célibes por el Reino de los Cielos. La falta de sacerdotes (en número y calidad) en los países ex-cristianos de Occidente no se debe a la falta de vocaciones por parte de Dios, sino por la falta de vida de acuerdo con el evangelio de Jesucristo, el Hijo de Dios y Salvador del mundo.

No solo existe hoy una discusión sobre el celibato, sino también una lucha feroz en su contra y, por lo tanto, contra el sacerdocio sacramental. En el siglo XVI, los reformadores protestantes concibieron el oficio eclesiástico como una mera función religiosa en la comunidad cristiana y por ello lo despojaron de su carácter sacramental. Si la ordenación sacerdotal ya no es más una conformación interior con Cristo –el Divino Maestro, el Buen Pastor y Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza–, no se puede comprender su conexión íntima con el celibato por el Reino de Dios que encontramos en el evangelio (cf. Mt. 19, 12; 1 Cor. 7, 32).

A raíz de la polémica en época de la Reforma y debido a su visión inmanentista del hombre, los filósofos franceses de la Ilustración vieron en el celibato sacerdotal y en los votos religiosos una simple represión del instinto sexual que provocaba neurosis y perversiones (similar a la posterior interpretación psicológica profunda de la sexualidad como satisfacción mecánica de los instintos, en la que se considera que con esa «represión» surgen neurosis y perversiones).

En la actual dictadura del relativismo, el acento en la potestad sacramental proveniente de Dios se percibe como una reivindicación clerical de poder; el modo de vida célibe, como una acusación pública contra la reducción de la sexualidad a una adquisición egoísta de placer. El celibato sacerdotal aparece como el último bastión del rechazo radical y trascendente del hombre, y de la esperanza en la vida del más allá. Sin embargo, según los principios ateos, es una ilusión peligrosa. La Iglesia católica como alternativa ideológica al inmanentismo radical es, por lo tanto, combatida ferozmente por una élite internacional de poder y de dinero que se esfuerza por un dominio absoluto del espíritu y del cuerpo de las masas sordas. En un gesto terapéutico esa élite parece imitar un filántropo que hace un favor a los pobres sacerdotes y religiosos al liberarlos de la jaula de su sexualidad reprimida. Pero en su intolerancia engreída, estos benefactores de la humanidad no se dan cuenta de cómo violan la dignidad humana de todos aquellos cristianos que en su conciencia ante Dios toman en serio la indisolubilidad del matrimonio o cumplen fielmente –con la ayuda de la gracia– la promesa del celibato. Porque justamente allí –en lo más profundo de su conciencia ante Dios– donde los fieles hacen su decisión de vida, los negadores de la vocación sobrenatural del hombre quieren persuadirlos de que se inserten en el horizonte limitado de una existencia condenada a la muerte, como si el Dios vivo no existiera (cf. Vaticano II, Gaudium et Spes, 21). «Pues desde la creación del mundo las perfecciones invisibles de Dios –su eterno poder y su divinidad– se han hecho visibles a la inteligencia a través de las cosas creadas. De modo que son inexcusables, porque habiendo conocido a Dios no le glorificaron como Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos y se oscureció su insensato corazón: presumiendo de sabios se hicieron necios y llegaron a transferir la gloria del Dios incorruptible a imágenes que representan al hombre corruptible, y a aves, a cuadrúpedos y a reptiles» (Rom. 1, 20-23).

La infame acusación es que los siniestros reaccionarios de la Iglesia –que defienden el sacerdocio sacramental, la moral sexual no mundana y el celibato misantrópico– están retrasando o incluso impidiendo la necesaria modernización de la Iglesia católica y su adaptación al mundo moderno. Al máximo, lo único que tales acusadores pueden tolerar es una iglesia sin Dios, sin la cruz de Cristo y sin la esperanza de la vida eterna. Esta «iglesia de indiferenciación dogmática y relativismo moral» –que podría incluir también a ateos y no creyentes– puede hablar de manera contemporánea sobre el clima y sobre la superpoblación de los migrantes. No obstante, debe guardar silencio sobre el aborto, sobre la automutilación que se presenta como una reasignación de género, sobre la eutanasia y sobre el rechazo de las relaciones sexuales fuera del matrimonio entre el hombre y la mujer. En cualquier caso, piensan, la Iglesia tendría que aceptar la revolución sexual como una liberación de la hostilidad corporal de la moral sexual católica. Así tendríamos un gesto de arrepentimiento contra la hostilidad corporal tradicional maniquea heredada de san Agustín.

A pesar de todos estos halagos, los fieles católicos opinan con razón que –en lugar del ateo Scalfari que no cree en Dios, ni puede entender el «misterio de la santa Iglesia» (Vaticano II, Lumen Gentium, 5)– Benedicto (Joseph Ratzinger) puede ser el consejero infinitamente más competente del Vicario de Cristo, del Sucesor de Pedro y Pastor de la Iglesia universal. Esto se debe no solo a sus cualidades teológicas y a su comprensión espiritual del misterio del amor de Dios, sino también a su experiencia de responsabilidad ante Dios que ejercitó como Papa de la Iglesia universal. En efecto, Benedicto es la única persona en este mundo que comparte esa experiencia con el papa Francisco.

Lo que el Santo Padre Francisco escribe en el prefacio del libro de su predecesor sobre el sacerdocio debería ser leído por todos los «sabios y poderosos de este mundo» (1 Cor. 2, 6) antes de pregonar sus fantasías paranoicas de adversarios papales, cardenales opuestos y cismas amenazadores: «Joseph Ratzinger/ Benedicto XVI encarna esa relación constante con el Señor Jesús sin la cual nada es ya verdadero, todo se vuelve una rutina; los sacerdotes casi se convierten en empleados asalariados, los obispos en burócratas; y la Iglesia no es más la Iglesia de Cristo, sino un producto nuestro, una ONG –a fin de cuentas– superflua». Y el papa Francisco continúa dirigiéndose –no como a subordinados, sino como a amigos– a los cardenales, obispos y sacerdotes reunidos para la presentación de ese libro en la Sala Clementina (28 de junio de 2016): «¡Queridos hermanos! Me permito decirles que si alguno de ustedes alguna vez tuviera dudas sobre cuál es el centro del propio ministerio, sobre su significado, sobre su utilidad; si alguna vez dudara sobre lo que la gente espera realmente de nosotros, que medite profundamente las páginas que aquí se nos ofrecen. Porque ellos esperan de nosotros sobre todo aquello que en este libro encontrarán descripto y testimoniado: que les traigamos a Jesucristo y que los conduzcamos a Él, al agua fresca y viva de la que tienen más sed que de cualquier otra cosa, que sólo Él puede dar y que nadie jamás podrá reemplazarla; que los guiemos a la felicidad verdadera y plena cuando ya nada los satisfaga; ¡que los conduzcamos a realizar su sueño más profundo que ningún poder del mundo puede prometerles ni hacérselos realidad!

Gerhard Ludwig Cardenal Müller

 

31 comentarios

Maricruz Tasies
El Señor guarde al Cardenal Müller y que, en su infinita misericordia y sabiduría, haga lo que deba hacer con los reaccionarios de la Iglesia ya que, si los dejaran a mi juicio, mal les iría. .
23/01/20 12:15 PM
Raurell
El causante de esta situación concreta ha sido el Cardenal, que ha ido a buscar al Papa Emérito y para su propia vanagloria hacerle firmar un libro conjuntamente con él. ¿Cabe mayor vanidad que firmar un libro conjuntamente con un Papa (aunque sea Emérito), siendo tu jerárquicamente inferior?. Error grave, al margen de quien tenga razón o no.
23/01/20 1:23 PM
Nestor
Lo que quiere decir aquí el Card. Müller es que los ateos liberales y marxistas llaman "reaccionarios de la Iglesia" simplemente a los católicos, sin más, que defienden el celibato sacerdotal.

Saludos cordiales.
23/01/20 2:52 PM
David
Raurell, ¿qué tiene de malo pedir a Benedicto XVI que escriba en defensa del celibato? ¿dónde está la vanagloria? ¿Y de qué autoridad superior hablas? Benedicto XVI no tiene autoridad alguna sobre el cardenal Sarah.

23/01/20 3:03 PM
Juan F
Hay no pocos que quisieran apresurar todo sobre lo que está escrito que pasará en nuestra iglesia, como queriendo apresurar el tiempo de Dios. El tiempo de Dios es perfecto y sobre todo Su juicio sólo le corresponde a El! Nosotros los fieles hijos de Dios, debemos mantenernos fieles anSu Palabra, a la Tradición y al Magisterio, asumiendo que todo pasa según El lo permite. No podemos como dice el Cardenal asumir supuestas confrontaciones al interior de la Iglesia entre el papa emérito y el papa cabeza de la iglesia, por más errores que este último cometa... el juicio sobre esto solo le corresponde a Dios... a nosotros nos corresponde permanecer y perseverar en nuestra fe hasta nuestro encuentro con el Señor... los supuestos solo nos llevan a aumentar la confusión y a caer posiblemente en el error. Creer que un papa por ser papa no puede equivocarse es solo ignorar a nuestra propia iglesia y pensar que un papa fue forzado a renunciar es solo una sospecha sin elementos firmes de juicio... lo que nos queda es orar incesantemente por nuestros pastores y poner nuestra confianza únicamente en Dios! Sabemos que hay buenos pastores que aún guían al rebaño y lo apacientan, aunque no son mayoría... debemos conocer nuestra fe, nuestra iglesia, en que creemos y dar razones de nuestra fe a quienes nos pregunten... allí está el verdadero seguimiento y fidelidad al evangelio. Ven Señor Jesús!!!
23/01/20 3:42 PM
carmen
Dios y la Santísima Virgen María guarde y proteja al Papa Benedicto XVI. Oremos por la iglesia.
23/01/20 4:15 PM
JCA
Raurell:

Firman conjuntamente porque el libro ha sido escrito por ambos. La editorial Ignatius Press lo tiene claro y por eso hace caso omiso a las instrucciones que dicen que se retire el nombre de BXVI, y están avalados jurídicamente.
23/01/20 4:29 PM
Jordi
Quizás dice esto:

1. Aún excomulgado, quien recibe el Sacramento del Orden está en comunión invisible e indivisible porque tiene un "carácter" o sello del Orden indeleble por siempre.

2. El sacerdocio masculino celibatario es una verdad definitiva de doctrina católica infalible e irreformable, que sólo admite las específicas excepciones temporales de los orientales, anglicanos y protestantes. Quien autorice los curas casados en la Iglesia latina fuera de estos casos, queda su orden jurídica bajo la suspensio latae sententiae non declarata specifica, debiendo ser nula de pleno derecho y ser legítimamente desobedecida con resistencia opositora activa y eficaz.

3. Lo mismo para la comunión y absolución de los adúlteros de Amoris laetitia, con el Rescripto de 5 de junio de 2017 que lo eleva a falso magisterio auténtico y Francisco debe de contestar a las Dubia. Lo mismo si se aprueba la fe, moral, misa, eclesiología, teología y espiritualidad indígenas, ecologistas y pachamámicas, las diaconisas o su equivalente en mujeres con ministerios laicales quasidiaconales o paradiaconales.

4. ¿Entonces, por qué Benedicto XVI viste de Papa, conserva símbolos y título de Papa, firma como Papa y vive en el Vaticano como Papa?
23/01/20 4:37 PM
Chimo de Valencia
Rausell. El problema está en Francisco. Que escribir un libro en el que se defiende la doctrina de la Iglesia sobre el celibato sacerdotal sea considerado un "ataque al papa" significa que algo no funciona en el pontificado de Francisco.
23/01/20 5:32 PM
Chimo de Valencia
Sr. Müller. No existe la figura del "papa emérito". Nadie está intentando enfrentar a S.S.Benedicto XVI con Jorge Bergoglio, pero si este no cumple con su deber de confirmar en la fe otros lo harán. Gracias, cardenal Sarah
23/01/20 5:40 PM
JUAN
El artículo o reflexión de Müller, perfecto, en cuanto a la aportación teológica, no tan de acuerdo cuando hace confluencias en las mismas ideas del Papa y del papa emérito en el tema que se trata, y que desde luego parece - sin duda - una sorprendente “ loa “ a Francisco, habiendo sido indirectamente critico algunas veces.

Lo más impactante - y que me hace sonreír - ,y que no tiene nada que ver con una aportación de Múller , son las posturas de ambos papas, en la foto, que es cabecera de la información, y es ahí donde aprecio la "impresionante sencillez de Benedicto XVI", a pesar de ser este último, el más docto teológo que ha tenido la historia de la Iglesia
23/01/20 7:03 PM
Argia
Impresentable comentario Raurell, falto de justicia y de caridad. No entiendes nada, no está el cardenal Sarah preocupado por su gloria, sino compartiendo con Benedicto XVI con el que tiene muy buena relación, su preocupación por el celibato.
El que trabaja para Cristo no busca su gloria, busca la verdad, y hace todo lo posible por la Iglesia, porque ama a la Iglesia. Muchos pensamos que el celibato para los sacerdotes es muy importante, nosotros, la mayoría solo podemos rezar, pero los que son obispos y cardenales tienen una gran responsabilidad a la hora de actuar por la Iglesia. Y si supieras algo de historia, comprobarías que gracias a las actuaciones de algunos obispos que son santos, se han combatido herejias.
23/01/20 7:27 PM
Rexjhs
El Card. Müller nos toma por tontos. ¿Por qué se quedó BXVI vestido de blanco, con solideo y anillo de pescador en el "recinto de Pedro", dando aquella mala excusa de que no había sotanas negras en el Vaticvano? ¿Sigue sin haberlas? ¿Por qué dijo que su renuncia al ministerio activo del papado no invalidaba su elección y que ya no había una vuelta a la vida privada? ¿Por qué dijo Gänswein que se trataba de un pontificado de excepción, remitiéndose al estado de excepción, que se proclama cuando hay un golpe de Estado y por qué dijo que había un pontificado alargado? ¿Por qué si BXVI dijo que se dedicaría a la oración y al silencio interviene habitualmente en la vida pública corrigiendo a Bergoglio, citándole la Eucaristía (Eucharistomen), con prólogos de libros, con la excepcional Carta del año pasado en Semana Santa donde destruía Amoris Laetitia recordando Veritatis Splendor o con este excepcional capítulo (que ya he leído) sobre el celibato, justo antes de la Exhortación postsinodal? ¿Nos toma por tontos, Card. Müller? Es evidente que BXVI se sigue teniendo por papa. Y ello porque su renuncia fue deliberadamente nula, como un paso al lado para huir de los intentos de asesinato a los que fue sometido por la masonería. No por cobardía, sino como salida inteligente porque si le mataban ellos tendrían ya las manos libres para destruirlo todo y rápido. Basta leer en latín el canon 332.3 CDC y ver que allí se exige, para que la renuncia sea válida, la renuncia al munus, no al min
23/01/20 8:05 PM
Beda1967
“Si vosotros calláis, hasta las piedras gritarán”,
Me resulta sorprendente que haya católicos que estén en contra de que Benedicto XVI coescriba, porque así ha hecho, un libro defendiendo la doctrina del celibato sacerdotal, y que el cardenal Sarah, en su celo por defender a la Iglesia, haya tenido esta santa iniciativa. ¿Qué quiere esta gente, que adoremos a la Pachamama y a la Madre Tierra?
23/01/20 8:52 PM
Templario
Pues tiene razón. Cuando dimites, te vas. Pero es una pena. Mira que yo discuto con la gente defendiendo el celibato. Y defendiendo que la ordenación de casados es una antisolución. Es como la subida del salario mínimo. A corto plazo, genial. A medio o largo plazo, un desastre.
23/01/20 10:15 PM
Teologo
Lo más interesante teológicamente: no confundir la potestad plena y suprema del Papa con una potestad absoluta e ilimitada.
Lo más ocurrente: lo del frente popular entre ateos y secularizadores dentro de la Iglesia.
23/01/20 10:59 PM
teresita
A la repuesta sobre eventual ordenaciones de mujeres , San Juan Pablo II
contestaba : "No podemos "

Sobre la ordenación de hombres casados contestaba : " No queremos ."

Nunca se planteo que se casaran sacerdotes como dicen algunos ,
23/01/20 11:15 PM
hornero (Argentina)
No sorprende la confusión que introduce Müller al suavizar los desbandes de Francisco. El Cardenal en su intención de conservar la unidad de la Iglesia presenta a Francisco como respondiendo plenamente a la ortodoxia, a pesar de sus evidentes violaciones. Pienso que Müller se siente parte de ambos pontificados. Su aporte fundamental es haber precisado que hay un único Papa, Francisco, y que la comprensión teológica de la renuncia de Ratzinger exige una reflexión que aún no se ha hecho.
23/01/20 11:46 PM
Jordi
Rexjhs, tienes toda la razón, algo no va y está enmarañado, todos vemos algo raro y no sabemos qué es, pues vemos a dos consagrados vestidos igual, y del retirado primero nos dicen que era un Papa pasivo, ahora subordinado y luego que hay cuestiones que están por encima de todo Papa, activo o pasivo: van como a salto de mata, que si autoridad moral, que si potestad eclesial, que si ministerio activo y pasivo, que si renuncia mística, que si firma con las siglas "PP" (Pontefice Massimo o Pontifex pontificum) sin añadir la "E" de Emérito, que hay una misteriosa sotana negra que no se encuentra desde hace 8 años... Y como un nubarrón, todo el lío del que manda en múltiples frentes. Y para más río revuelto, el retirado saca cartulina amarilla y primer aviso al que gobierna... ¿¡...!?
24/01/20 1:37 AM
antonio
Para el supermalo conservador Cardenal Burke, nada mas, ni nada menos, le han evitado caer en un cisma. Ya que caeria, de seguir a las Cardenales Alemanes, que el considera cismaticos. Y por lo que seguido en Infocatólica, es demasiado bueno, con el actual estado de cosas en la Iglesia. Suguiero leer la Juventud Francesa por el Google.
No se puede caer en un deismo que niega la revelación. y aparte dialogar, con lo que el llama cultura de muerte. Problema, que tiene cualquirer padre, yo madre al llevar a un niño a la escuela. Estoy harto, como la juventud francesa. Modernismos leer a Alonso Gracian.

Dios Bendiga a la Iglesia a traves de su Santa Madre Maria Santisima
24/01/20 2:00 AM
Soledad
Los comentarios de Teresita, hornero, Jordi Antonio son muy atinados. Yo solo me hago una pregunta, y no he leído todo lo dicho por el cardenal, mas que nada porque nos vuelven locos. Del tema todos hemos sacado nuestras conclusiones, a que vienen remover las cosas para crear nuevas inquietudes?. No lo entiendo. Me parece que falta prudencia. Es mi opinión.

Efectivamente el blog de Alonso Gracian expli a "muchísimo" de lo que pasa en la Iglesia. Hay tb otras causas, y es lamentable estar poniendo parches para que no se vea. En fin,que Sta Maria, Madre de la Iglesia interceda por nosotros, estamos desamparados. Santa Maria, ruega por nosotros. Amén.
24/01/20 9:14 AM
tarci
Pienso que aqui la razon si esta atentando contra fe.. Muller deberia doblegarse a la decision de Pedro, la decision de Benedicto fue seguir como Papa.. porque es el Katejon... las Escrituras dicen que debe ser removido, es como una pieza de Ajedrez se mueve pero Esta con Nosotros, como lo dijo.. Espiritualmente.

Es como un matrimonio indisoluble, aunque los esposos divorciados hagan como que se casan o con otro publicamente y ante elk mundo hablen de expesposo y presenten a un nuevo esposo... es este un adultero , verdadero esposo de la mujer de su juventud.

Pienso que el Cardenal Muller es brillante pero en este caso si que ha dejado la obediencia a la fe.. Benedicto renuncia al munus administrativo pero exigio que se le^llamara Papa, que viviria en el Vaticano y continuaria vestido de blanco, es el KATEJON, se hace a un lado pero aun sigue reteniendo la iniquidad

Cuando dice Benedicto que obedeceria al siguiente .. esta hablando de la verdadera obediencia que a la obediencia a la verdad y no a la mentira, obediencia a Cristo y no a los hombres contra Cristo.

Benedicto no puede renunciaar al silencio, porque es un mandato imperativo de Cristo dar testimonio de la Verdad... por eso los obispos emertios estan contrnidos a dar testimonio de la Verdad... como hoy algunos santos apostoles lo hacen en medio de la burla del mundo... como Vigano y el propio Muller... como Eleganti, como Sara..

Estos obispos junto con el Papa Benedicto son despreciados, c
24/01/20 1:56 PM
carmelo
con cuidaito..pues que si se fueran a cargar todo el magisterio dogma rito..lo unico vigente que veo que defienden a ultransa es que deben obedecer al Papa aunque no exista ningun otro dogma..es infantilmentw un suidcidio asistido janannanajajajajja...
25/01/20 3:32 AM
Farias
Más allá de la buena exposición del Cardenal Muller, no sé de donde extrae que no había sacerdotes casados en el origen de la Iglesia. Ya se que hay un trabajo publicado a ese respecto por unos cardenales; pero ese trabajo no pasa de ser una buena postura sobre el tema y no algo que debe ser creido como indubitable.

Con todo, como una mera opinión, no sé como van a establecer un sacerdocio libre e irrestricto sin celibato; y ello no sólo por cuestiones teológicas, sino por cuestiones meramente del matrimonio: hijos, trabajo del sacerdote para mantenerlos, ejemplaridad de sus hijos y mujer, divorcio, etc.

j
25/01/20 11:52 AM
Farias
Esta es parte de la exposición de un Sacerdote Oriental Católico en Infovaticana.

¿Acaso el celibato no era la norma para los sacerdotes en la Iglesia primitiva? ¿No es el sacerdocio de los casados un desarrollo posterior?



El sacerdocio de los casados fue la norma en la Iglesia primitiva, aunque también hubo hombres que eligieron la vida célibe. A partir del siglo IV comenzó en Occidente un movimiento para alentar a los sacerdotes casados a vivir en continencia, absteniéndose de las relaciones conyugales. Este movimiento nunca arraigó en Oriente.
Durante la crisis arriana, en la que muchos obispos y sacerdotes abrazaron la herejía que negaba la divinidad de Cristo, la Iglesia fue salvada por los monjes. Los monjes célibes preservaron la recta doctrina y la Iglesia fue extremadamente agradecida con ellos. Por lo que, en Occidente, muchos concilios locales comenzaron a legislar acerca del celibato clerical, exaltando la vocación monástica como un ideal para todos los sacerdotes. En aquellos tiempos, obispos como san Agustín, exigieron que los sacerdotes vivieran en comunidad con sus ordinarios.
En Oriente, la reacción fue un tanto diferente. En vez de exigir el celibato a todos los clérigos, las Iglesias orientales en el Concilio de Trullo (692) exigieron que todos los obispos fuesen monjes. Esta ha sido la ley para las Iglesias de Oriente a partir de ese momento.
25/01/20 12:00 PM
cleto
Buena pregunta, respondida con la habitual ambiguedad, o peor aún; con el Silencio.
Tendremos que preguntar al gran jefe de L´Expresso que es el que sabe...
26/01/20 3:52 PM
Silveri Garrell
Cita: "Incluso millones de sacerdotes desde la fundación de la Iglesia se sentirían interiormente heridos si ahora se les explicara que su sacrificio existencial por el Reino de Dios y la Iglesia se basó solamente en una disciplina legal". ----Respondo yo que este detalle es similar a las anulaciones matrimoniales de hoy día que comparadas con el caso Enrique Octavo existe una diferencia abismal, y vemos que la Iglesia ha cambiado, clarísimo. ¿¿Cmbiará tambien en la ley del Celibato??. Seguro .......
26/01/20 7:00 PM
Gerardo S. I.
Excelente defensa del Papa emerito Benedicto XVI y del Papa Francisco.
27/01/20 7:12 PM
jb
Que yo me acuerde, independientemente del «JUSTO» cardenal Sarah, el Papa emérito Benedicto XVI ya había escrito acerca del tema del Celibato, Benedicto entregó solamente una pequeña porción de sus escritos, dándole permiso de publicarlo al Cardenal Sarah.
Así que con todo is respetos (que merezcas o no) Sr. Raurell infórmese mejor. incidentalmente, sí, sólo tenemos un Papa, Su Santidad Francisco. El Cardenal Müller menciona las malas intenciones del El ateo militante Eugenio Scalfari. Sabiendo lo que éste individuo hace una y otra vez y otra y otra y las que vengan, seriamente me pregunto, ya que el Cardenal Müller no lo explica; ¿Qué demontres hace Su Santidad dándole tanto «palique» a éste ateo de...


29/01/20 5:48 PM
Oscar Alejandro Campillay Paz
Juan F.
Adhiero plenamente a la sabiduría de su comentario. Mis respetos.
30/01/20 5:37 AM
Silvia
Es increíble cómo abona a más confusión este cardenal Müller. ¿No pueden ver los signos de los tiempos que están tan claros? Hay dos papas, hay dos iglesias, una auténtica, la otra es la antiiglesia que quiere ganarse al mundo para sí, no para Dios. Todo lo que escribe no tiene nada de claridad, da vueltas, rechaza, afirma, niega, tontos, tontos, lenguaje del demonio. Cómo se dirá que un sacerdote es un ALTER CHRISTI? si son casados? Sólo para Dios, sólo para Dios. Contribuyen a derrumbar la Iglesia de Jesucristo, pero Dios permite todo esto para que cada uno se declare o con Él o contra Él.
1/02/20 3:43 AM

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