El celibato sacerdotal

El celibato sacerdotal

La causa de la disminución de las vocaciones sacerdotales hay que buscarla en otra parte, principalmente, por ejemplo, en la pérdida o en la atenuación del sentido de Dios

Con motivo del Sínodo de la Amazonia, se produjo un debate sobre el celibato sacerdotal, la continencia sexual «por el Reino de los Cielos», con viejas objeciones que ya habían sido respondidas, especialmente por el Papa San Pablo VI, en su encíclica Sacerdotalis caelibatus.

La objeción basada en la escasez de clero fue expresada así por Pablo VI: «Mantener el celibato sacerdotal en la Iglesia traería además un daño gravísimo, allí donde la escasez numérica del clero, dolorosamente reconocida y lamentada por el mismo concilio, provoca situaciones dramáticas, obstaculizando la plena realización del plan divino de la salvación y poniendo a veces en peligro la misma posibilidad del primer anuncio del evangelio. Efectivamente, esta penuria de clero que preocupa, algunos la atribuyen al peso de la obligación del celibato».

A esta objeción, Pablo VI respondió magistralmente: «Nuestro Señor Jesucristo no vaciló en confiar a un puñado de hombres, que cualquiera hubiera juzgado insuficientes por número y calidad, la misión formidable de la evangelización del mundo entonces conocido; y a este ‘pequeño rebaño’ le advirtió que no se desalentase (Lc 12, 32), porque con Él y por Él, gracias a su constante asistencia (Mt 28, 20), conseguirían la victoria sobre el mundo (Jn 16, 33). Jesús nos ha enseñado también que el reino de Dios tiene una fuerza íntima y secreta, que le permite crecer y llegar a madurar sin que el hombre lo sepa (Mc 4, 26-29). La mies del reino de los cielos es mucha y los obreros, hoy lo mismo que al principio, son pocos; ni han llegado jamás a un número tal que el juicio humano lo haya podido considerar suficiente. Pero el Señor del reino exige que se pida, para que el dueño de la mies mande los obreros a su campo (Mt 9, 37-38). Los consejos y la prudencia de los hombres no pueden estar por encima de la misteriosa sabiduría de aquel que en la historia de la salvación ha desafiado la sabiduría y el poder de los hombres, con su locura y su debilidad (1Cor 1, 20-31)».

Y el Papa explicó, asimismo, que: «No se puede asentir fácilmente a la idea de que con la abolición del celibato eclesiástico, crecerían por el mero hecho, y de modo considerable, las vocaciones sagradas: la experiencia contemporánea de la Iglesia y de las comunidades eclesiales que permiten el matrimonio a sus ministros, parece testificar lo contrario. La causa de la disminución de las vocaciones sacerdotales hay que buscarla en otra parte, principalmente, por ejemplo, en la pérdida o en la atenuación del sentido de Dios y de lo sagrado en los individuos y en las familias, de la estima de la Iglesia como institución salvadora mediante, la fe y los sacramentos; por lo cual, el problema hay que estudiarlo en su verdadera raíz».

«Nos llega al corazón el que [...] alguno pueda fantasear sobre la voluntad o la conveniencia para la Iglesia católica de renunciar a lo que, durante siglos y siglos, fue y sigue siendo una de las glorias más nobles y más puras de su sacerdocio. La ley del celibato eclesiástico, y el cuidado de mantenerla, queda siempre como una evocación de las batallas de los tiempos heroicos, cuando la Iglesia de Dios tenía que combatir, y salió victoriosa, por el éxito de su trinomio glorioso, que es siempre símbolo de victoria: Iglesia de Cristo libre, casta y católica».

Dom Fernando Arêas Rifan, obispo de la Administración Apostólica San Juan María Vianney

http://domfernandorifan.blogspot.com.br/

 

4 comentarios

maru
Muy claro monseñor. No.parecen tenerlo tan claro los de arriba. A ver si leen esta explicación.suya, aunque dudo que se bajen de su tozudez. Tal parece que quuieren que todos seamos luteranos.
28/11/19 9:58 PM
Albert Peez
La causa de la disminución de las vocaciones sacerdotales hay que buscarla en que la institución eclesiástica ha reducido al sacerdote, y en especial al pequeño sacerdote, a un mero peón celebrador de ritos y a un mero peón transmisor de la “doctrina verdadera” (que no proclamador de la Palabra de Dios) al servicio exclusivamente de la institución eclesiástica y no al servicio de la santificación del Pueblo de Dios y de la evangelización.

El ministerio así creado por la institución eclesiástica para sus propios intereses, ha dejado de ser un lugar de realización personal, espiritual y pastoral para el sacerdote, para ser un camino (“sin retorno”) de frustración personal, pastoral y espiritual.

Y eso la gente lo percibe, y los sacerdotes son más bien motivo de lástima (por el triste destino que les espera) más que motivo de orgullo, y por tanto de autoridad y obediencia (reales, no impostadas).

De esta forma, por muchos “celibatos” que se supriman o por muchos “casamientos” que se permitan a los sacerdotes, la situación irá de mal en peor, porque el ejercicio del ministerio sacerdotal, tal como la institución eclesiástica lo ha consolidado a lo largo de los siglos, seguirá siendo un camino de frustración, más que un camino de realización apostólica para el sacerdote.

Que la institución eclesiástica propicie un ministerio apostólico de realización (si es que se atreve), y verá como los sacerdotes recuperan el entusiasmo (“y volvieron muy contentos...”), aumentan la
29/11/19 1:46 AM
Roberto
¿Que hay pocas vocaciones sacerdotales? ¿Pero es que hay muchas matrimoniales? Pues apenas hay ni de unas ni de otras, porque habría que empezar diciendo que se pertenece a la Iglesia por vocación, por una llamada que se concreta en el Bautismo (se supone), no se cuántos han percibido esa llamada de verdad, o la pertenencia es por costumbre, tradición o una fe vaga y difusa.

En cuanto a lo del celibato; pues si es un don, el que lo tenga, que disfrute de ese don,y el que no lo tenga, pues que no se meta en ese estado de vida porque no es lo suyo. Así de sencillo.
Es que parece que esto del celibato depende de nosotros, de nuestras decisiones, leyes y disciplinas, que si dejan, que si no dejan, que si permiten , que si...........De todas formas , como don carismático que es, pensemos que serán pocos los que lo tienen.
1/12/19 6:35 PM
luis alberto
Muchos echan la culpa al celibato del significativo descenso de candidatos al sacerdocio, considerando una barrera que impide que se acerquen al sacerdocio el tipo de jóvenes adecuado. Todas estas razones llevan a algunos a afirmar que la Iglesia debería convertir el celibato en un requisito opcional para la ordenación, pues, de otra forma, el sacerdocio tropezaría con serias dificultades para encontrar vocaciones en el futuro. Muchos quieren acomodar la ley a la “realidad”.
En opinión de Ratzinger, estas razones extra eclesiales no habrían tenido tanta influencia si los fundamentos teológicos del ministerio sacerdotal no se hubieran visto desacreditados entre muchos sacerdotes y gente joven. Ratzinger piensa que en la “nueva situación cultural que se ha producido desde el Concilio, se han revestido de plausibilidad los viejos argumentos de la reforma del siglo XVI, y la teología católica se ha visto incapaz de ofrecer una respuesta adecuada a los mismos.
Las ideas teológicas tomadas del protestantismo dieron pie a una reinterpretación del concepto del sacerdocio en el N.T.
12/12/19 3:24 AM

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