La Constitución y los Derechos Humanos

La Constitución y los Derechos Humanos

Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica «Sacramentum Caritatis» nº 83 nos recuerda que hay «valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables»

Este 6 de Diciembre celebramos el aniversario de la Constitución, el 8 la Inmaculada, Patrona de España, y el día 10 el aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU que como señala nuestra propia Constitución en su artículo 10 & 2 es su fuente de inspiración, pues dice: «Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos».

Desde el punto de vista cristiano, la Declaración Universal fue declarada por Pablo VI con motivo de su vigésimo aniversario de precioso documento e ideal para la comunidad humana. Personalmente pienso que el mandamiento fundamental del cristiano es, según nos dijo Jesucristo, el del amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos (Mt 22,34-40; Mc 12,28-31; Lc 10,25-28), pero el mandamiento del amor al prójimo supone como condición previa el respeto al otro, es decir al otro y sus derechos. No puedo decir que amo al otro, si no le respeto en sus derechos. Esta Declaración, además, nos permite tener ideas claras en muchos aspectos, posibilitándonos detectar las doctrinas antidemocráticas y totalitarias siendo como es un criterio de verdad.

Los horribles crímenes nazis hicieron posible, al terminar la Segunda Guerra Mundial el consenso sobre cuáles era los derechos humanos, inherentes a la dignidad humana, y que todos, incluido el Estado, deben respetar. Pero no se logró el consenso sobre cuál es su fundamento, porque mientras para los creyentes éste no es otro sino Dios y la Ley Natural. Los no creyentes, en cambio, no aceptan la existencia de Dios, ni los conceptos de naturaleza humana y de verdad moral, por lo que su construcción moral está edificada sobre arenas movedizas que no pueden resistir a los vientos de la moda o de los caprichos de los poderosos de turno. Y esta ausencia de conciencia clara del «por qué» de los derechos humanos ha terminado afectando al «qué» de estos derechos, y así se intenta engatusar a la opinión pública con «nuevos» derechos humanos, en multitud de casos en abierta contradicción con los derechos humanos de la Declaración Universal.

Por ello Benedicto XVI en su Exhortación Apostólica «Sacramentum Caritatis» nº 83 nos recuerda que hay «valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables». En el momento actual las leyes de ideología de género intentan en España y otros países excluir e impedir otras visiones del ser humano, poniendo en peligro libertades fundamentales como las que cita Benedicto XVI, así como la libertad religiosa e ideológica, las de conciencia, opinión, prensa, cátedra y hasta el libre ejercicio de la Medicina y de la Ciencia, invadiendo competencias propias de la sociedad civil y de la familia, siendo además todos ellos valores constitucionales. Y es que, «si no existe una verdad última, la cual guía y orienta la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la historia» (Juan Pablo II, Encíclicas Centesimus annus nº 46 y Veritatis splendor nº 101). Con las leyes de ideología de género es la propia democracia la que está en peligro. Nunca se me olvidará mi propio asombro, cuando leyendo la encíclica Mit brennender Sorge, de Pío XI, descubrí que en el terreno educativo nazis y laicistas defendían exactamente lo mismo.

Pero no quiero terminar sin una nota de optimismo: recuerdo una anécdota que se cuenta tanto de san Juan XXIII como de santa Teresa de Calcuta: ante personas que se quejaban de lo mal y podrido que está el mundo, ambos tuvieron la misma respuesta: «Tiene Vd. razón, pero vamos a hacer una cosa. Vd. y yo vamos a ser dos personas decentes. Así habrá dos sinvergüenzas menos». Y es que el cambio y la mejora del mundo, tienen que empezar por mi propio cambio y mejora.

            

Pedro Trevijano, sacerdote

         

 

4 comentarios

Forestier
Excelente artículo para ayudar a dar luz a tantas gentes.
Para Aristóteles, la democracia es una forma de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad a los representantes.Es la mejor forma de participación social que se puede concebir. Pero cuando se introduce la demagogia y la falsa retórica para ganar el apoyo popular con objeto de obtener el poder, la democracia -según Aristóteles- se degrada en forma de corrupción en todos los ámbitos sociales, especialmente en la moral de un pueblo (Política y Ética a Nicómaco) En la actualidad en la que se cuartean esenciales DH., se están demoliendo las columnas de la verdadera democracia, y surgen inevitablemente las retóricas totalitarias que contradicen a los DH. (aborto, ideología de género, gaymonio, eutanasia, estatismo en la enseñanza, etc. etc).
11/12/17 11:44 AM
Ricardo de Argentina
Forestier, me temo te equivocas, lo que Aristóteles llamaba "democracia" no tiene nada que ver con la democracia liberal actual.

A esto que ahora se le ha dado en llamar "democracia", que es el gobierno de los partidos políticos que son controlados por las logias, que a su vez son controladas por los burgueses hiperenriquecidos, Aristóteles lo hubiese llamado "Pluto-cracia". A la cual consideraba una forma ilegítima o corrupta de gobierno.

Ahora bien, que los burgueses hiperenriquecidos pretenden hacernos creer hoy en día, que este totalitarismo con elecciones periódicas es la mismísima democracia ateniense resucitada, ya lo sabemos de sobra pero, ¿tú no te creerás eso, verdad?
11/12/17 7:59 PM
Forestier
Da la impresión Ricardo (Argentino) que no has leído con un mínimo de atención lo que escribo sobre la actual democracia en Occidente, pues digo nada menos: "En la actualidad en la que se cuartean esenciales DH., se están demoliendo las columnas de la verdadera democracia, y surgen inevitablemente las retóricas totalitarias que contradicen a los DH". Y lo que Aristóteles llama democracia, es o que he puesto en mi comentario. Ya sé que eres enemigo mortal de la democracia sin más, pero dos cosas
a).- Juan Pablo II dijo en Lituania que una "recta democracia" forma parte de la Doctrina Social de la Iglesia"
b) Si estás en contra de toda democracia por que consideras que es siempre liberal (liberal es en la actualidad uno de los términos más equívocos y ambiguos) dime cual es entonces la alternativa que propones. Piensa que estamos en el S. XXI, no en la época feudal. Espero aclares cual es tu alternativa.
12/12/17 11:10 AM
Juan Mariner
La democracia es algo evolutivo que hay que instaurar sí o sí: no tiene vuelta atrás; todos deben decidir su futuro político-social. La "forma o tipo de democracia" es algo ya diferente.... La mayoría no cree en la democracia ni es demócrata, pero debe hacer ver que cree fervientemente en ella y que lo es sin atisbo de duda. Siempre habrá gente intentando imponer a los demás sus intereses, pero debe hacerlo desde el sistema democrático implantado, retorciéndolo y forzándolo con disimulo. La mayoría de gente es autoritaria y totalitaria, pero debe moverse en un sistema democrático, aunque ello sea paradójico (ya puedes vedar la "dictadura de las mayorías" (la ley del más fuerte) para respeto de las minorías que la tendencia siempre va a ser el atropello del que es más débil. Durante mi ya bastante larga vida he conocido a pocas personas realmente demócratas.

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LF:
Lo de que no tiene vuelta atrás, no lo tenga usted tan claro. Hay muchos sistemas políticos que parecían no tener vuelta atrás y hoy son reliquias históricas.
12/12/17 12:19 PM

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