Martín Lutero: mitos y realidades

Martín Lutero: mitos y realidades

Las celebraciones en torno al quinto centenario del cisma luterano, que impulsó el monje agustino, obvian los aspectos más oscuros de su figura y legado. El manto religioso oculta un conflicto político y nacionalista

Dice la leyenda que el 31 de octubre de 1517 el monje agustino Martín Lutero (1483-1546), escandalizado por el vergonzoso espec­táculo que la Iglesia ofrecía e indignado por la venta de indulgencias, clavó en las puertas de la iglesia de Wittenberg las 95 tesis que desafiaban el poder de Roma. Se cumplen por tanto 500 años y Alemania está celebrando con fasto este aniversario. Merkel y Obama homenajearon el 25 de mayo a Lutero en la puerta de Brandeburgo y por las mismas fechas se inauguró una espectacular exposición en Wittenberg. Esto, por citar sólo alguno de los eventos más destacados. Desde que acabó la II Guerra Mundial los aniversarios luteranos (nacimiento, muerte, 95 tesis, iluminación divina durante la tormenta de 1505…) apenas revestían relevancia. Pero ahora esto ha cambiado. ¿Por qué?

El gesto descrito a las puertas de la iglesia de Wittenberg es la representación mítica y ritual de lo que significó Martín Lutero para el entonces llamado Sacro Imperio Germánico. Hace mucho que se duda de que clavara sus tesis; las menciones al acto desafiante aparecen mucho después conforme se va adornando y mitificando al personaje Lutero y al cisma que trajo consigo. Pero, si non è vero, è ben trovato. Resulta mucho menos heroico mandar por correo –que es lo que con toda probabilidad sucedió– el texto de protesta al obispo de Maguncia. Así que el gesto simbólico conserva hoy toda su prosopopeya teatral pero era mucho más épico en aquel tiempo, porque el hombre del siglo XVI sabía que este era el modo en que se daban a conocer los llamados carteles de desafío, con los que un caballero insultaba públicamente a otro y le retaba a duelo. Había que responder, si no, quedaba deshonrado para siempre. Hay en la figura de Lutero un componente de heroísmo a toro pasado muy interesante para comprender su significado en la historia de Alemania y sí, no se sorprenda el lector, en la de España.

El cisma luterano es la manifestación de un problema político, y haberlo mantenido en el orbe de lo religioso enturbia completamente su comprensión. A través de él se expresa el nacionalismo germánico de la primera hora y por eso Martín Lutero es celebrado y exaltado en Alemania cada vez que a ese nacionalismo le sube la temperatura. Desde la II Guerra Mundial no se ha conmemorado de manera significativa ninguna efemérides luterana. En 1983 pasó sin pena ni gloria en la RFA el quinto centenario del nacimiento de Martín Lutero que tan festejado fue en tiempos de Bismarck. Así, por ejemplo, el 10 de noviembre de 1883, el emperador Guillermo I encabezó el desfile del cuarto centenario del nacimiento de Martín Lutero en Eisleben.

Lutero fue el gran valedor de las oligarquías, el garante religioso de un feudalismo tardío que mantuvo a Alemania en el atraso y la pobreza

En Historia del año 1883 Emilio Castelar escribe: «Los pueblos protestantes han celebrado el cuarto centenario de Lutero con universales jubilaciones»; y también que aunque «los católicos y los protestantes de Alemania no han podido acordarse para celebrar al creyente, se han acordado para celebrar al patriota». Pero lo más interesante es el colofón: «Nosotros, que no pertenecemos a la religión luterana ni a la raza germánica, españoles y católicos de nacimiento, podemos celebrar sin escrúpulo al que, iniciando la libertad de pensamiento y examen, ha iniciado las revoluciones modernas, a cuya virtud hemos roto nuestras cadenas de siervos y proclamado la universalidad de la justicia y del derecho». No necesitamos por tanto ir a Wittenberg y leer los textos que comentan la espectacular exposición. Lo que allí se cuenta es exactamente lo mismo que Castelar nos dice: Lutero, el padre de la libertad religiosa en Europa; Lutero, el héroe por cuyo esfuerzo sin par este continente se libró de las tinieblas y de la esclavitud. Dice Castelar que «hemos roto nuestras cadenas». A Lutero le debemos nada menos que «la justicia y el derecho», porque resulta evidente que los españoles no teníamos. Qué simpático resulta esto de que los hijos de Roma desconozcan el Derecho, los pobres.

Y, claro está, si Lutero rompe cadenas es que había cadenas que romper y alguien las había puesto. Si trae la libertad de pensamiento es que tal cosa no existía, ¿y quién lo impedía? No hace falta ni nombrarlo pero está ahí, constantemente presente: el oscuro y siniestro Imperio español y católico. Para que el héroe Lutero exista tiene que haber un monstruo al que él se enfrente. Si no hay monstruo, no hay héroe. Quien visita hoy Wittenberg o cualquiera de las muchas exposiciones y celebraciones que pueden verse en Alemania, incluso si es español y católico –especialmente si es español y católico– no ve el decorado que hace posible el brillo germánico. Cuando digo católico no quiero decir creyente. La fe es irrelevante en este contexto. Nos referimos a quienes han nacido en un país de cultura católica. Porque ese relumbrón germánico ha necesitado siglo tras siglo como condición sine qua non para su exaltación que el sur mediterráneo sea oscuro y atrasado, inmoral y decadente, vago y poco fiable. Es en tiempos de Lutero cuando el adjetivo welsch –una denominación geográfica poco precisa para referirse al sur– pasó a significar latino o románico, y malvado e inmoral al mismo tiempo.

La «libertad luterana» no resiste una mirada cercana y libre de prejuicios. Comenzó provocando una guerra espantosa que se llamó la Guerra de los Campesinos y que dejó más de 100.000 muertos en los campos del Sacro Imperio. Porque los campesinos se creyeron de verdad aquellas exaltadas predicaciones en boca de Lutero y de otros que clamaban contra las riquezas acumuladas por los poderosos de la tierra con Roma como garante de tales injusticias. Esto provocó una convulsión social como no se ha conocido otra en Europa hasta la Revolución Francesa. Los príncipes alemanes, cuyo propósito era básicamente oponerse al emperador, no pensaron que alentar aquella efervescencia antisistema (Carlos V y el catolicismo) pudiera volverse contra ellos, pero tuvieron que enfrentarse a una revuelta de proporciones gigantescas. Algunos clérigos revolucionarios como Müntzer, llamado el teólogo de la revolución, se mantuvieron fieles a sus principios hasta el final y fueron ejecutados, pero Lutero decidió sobrevivir. Desde comienzos de 1525, tras la muerte de Hutten y Sickingen, los dos cabecillas revolucionarios que lo habían amparado, Lutero se pone al servicio de los príncipes alemanes y alienta la violencia brutal con que los grandes señores germánicos acabaron con estas rebeliones de campesinos: «contra las hordas asesinas y ladronas mojo mi pluma en sangre, sus integrantes deben ser estrangulados, aniquilados, apuñalados, en secreto o públicamente, como se mata a los perros rabiosos».

Desde entonces Lutero se convierte en el gran valedor de las oligarquías señoriales, en el garante teológico de un feudalismo tardío que mantuvo a Alemania en un estado de pobreza y atraso ya superado en España y en la mayor parte del sur. El enquistamiento por la vía religiosa de estas oligarquías impidió la unificación de Alemania e hizo posible una supervivencia anómala del sistema feudal en esa parte de Europa. Casi todo el mundo sabe que el régimen de los siervos duró en Rusia hasta el siglo XIX, pero se ignora que en Alemania también, notablemente en las zonas protestantes. Uno de los primeros estados en abolir las leyes de servidumbre fue la católica Baviera en 1808, pero el proceso no culminó hasta mediados del siglo en la zona oriental. Bien. Esto por lo que respecta a Lutero como libertador social. Vamos ahora a Lutero como libertador mental.

Casi la cuarta parte de las propiedades del Sacro Imperio cambiaron de manos. No hubo un latrocinio igual hasta la Revolución Rusa

Libertad religiosa o libre examen son dos iconos lingüísticos acuñados por Lutero que no tuvieron nunca un reflejo en la realidad, como demuestra primero la lógica y luego la historia.

Supuestamente el libre examen significa que el cristiano debe entenderse con Dios directamente a través de los textos sagrados, sin intermediarios gravosos e inmorales como «los romanos» (así llamaba Lutero al clero católico, aunque fuesen tan alemanes como él). Si esto es así, hay una consecuencia inmediata: la desaparición del clero por innecesario. La evidencia demuestra que esto jamás sucedió, porque Lutero no operó la destrucción de las iglesias, sino que creó otra. Ni Lutero dejó de ser clérigo, ni disminuyó el número de ellos en el Sacro Imperio. Simplemente se formó un nuevo cuerpo sacerdotal que también condujo al rebaño hacia donde debía ir. Solo que ahora ese cuerpo de pastores sirve únicamente al señor del territorio (y no a un papa extranjero y a un emperador aliado con el mundo welsch) que es el que le da de comer. Si le sirve bien, como hizo Lutero, vivirá bien. Vivirá incluso mejor que con los «romanos» y, así, Lutero recibió del príncipe de Sajonia, como primera prueba de gratitud, el que había sido su antiguo convento en Wittenberg. Es un muy bello palacio, donde se instaló con su nueva esposa, sus parientes y sus criados. Había nacido en el seno de una familia muy humilde y estos lujos, como monje agustino, no se los hubiera podido permitir nunca. Y no tocaremos aquí más el asunto de las críticas feroces contra los lujos del clero «romano».

La libertad religiosa es probablemente el tótem lingüístico más afortunado de Martín Lutero. Ha sido y es ininterrumpidamente esgrimido frente a las tinieblas del catolicismo y de su nación defensora por antonomasia, España. No hace falta siquiera pensar mucho para ver a dónde va a parar la libertad luterana. Si tal cosa hubiera existido alguna vez, siquiera teóricamente, también los católicos u otras facciones protestantes hubieran tenido derecho a ella. Si el cristiano es libre para interpretar los textos sagrados, entonces, también la interpretación católica es posible y debe ser aceptada. Y debería haber sido respetada en consonancia con la «libertad religiosa» que Lutero y sus diáconos predicaban. Si la lógica humana no es una patraña desde su misma raíz, esto es así. Pero lo cierto es que el nuevo clero creó una versión del cristianismo que fue la única aceptable y todas las demás fueron proscritas y perseguidas; la católica por supuesto, pero también los anabaptistas, calvinistas, menonitas, etcétera.

Se le esgrime como adalid de la libertad religiosa, pero el clero luterano proscribió y persiguió las demás versiones del cristianismo

Sin embargo, siglo tras siglo, Lutero se ha paseado por la historia de Europa inmune a la verdad, a los hechos y a la lógica. Puede el lector teclear en Internet en algún buscador la secuencia «Lutero libertad religiosa» y verá. Si lo hace en inglés y alemán, se quedará pasmado. Podríamos llevar este juego perverso con las palabras un poco más lejos y exasperar los argumentos históricos habitualmente aceptados. Porque aplicar la «libertad religiosa» en sentido luterano es lo que hicieron los Reyes Católicos en España, a saber, que todos los súbditos deben tener la misma religión que su señor terrenal. Este es el principio conocido como cuius regio, eius religio, y dio cobertura legal a los príncipes alemanes para obligar a las poblaciones de sus territorios a hacerse protestantes, lo quisieran o no, y no siempre con persuasivos y pacíficos sermones. Pero es evidente que los Reyes Católicos no pueden ser padres de la libertad religiosa, aunque hicieron exactamente lo mismo, porque, como dice Castelar, nosotros no somos luteranos ni pertenecemos a la raza germánica.

A estas alturas ya estará preguntándose ¿pero por qué tenían este empeño los príncipes alemanes en hacerse protestantes? Pues no es difícil tampoco de explicar, pero para eso, como señalamos más arriba, hay que salirse del terreno religioso, de la superioridad moral y de las palabras totémicas donde empeñosamente ha insistido todo el protestantismo en situar aquel sangriento conflicto. Casi una cuarta parte de los bienes raíces del Sacro Imperio cambiaron de manos, entre las confiscaciones de propiedades eclesiásticas y las de aquellos que abandonaron los territorios protestantes por negarse a acatar la conversión forzosa. Hasta la Revolución Rusa no ha habido latrocinio comparable en Occidente. Pero, claro está, no los llamamos así, porque el uno tenía una cobertura teológica y el otro una cobertura ideológica. En definitiva: una justificación moral. Esto naturalmente no se lo van a contar al visitante en la magna exposición de Wittenberg.

Fue furiosamente antisemita y prefigura el programa nazi. La noche de los Cristales Rotos se hizo en honor a su 450 cumpleaños

Lutero fue no solamente anti-latino sino furiosamente antisemita. El filósofo alemán Karl Jaspers escribió que el programa nazi está prefigurado en Martín Lutero, que dedicó a los judíos párrafos espeluznantes: «Debemos primeramente prender fuego a sus sinagogas y escuelas, sepultar y cubrir con basura a lo que no prendamos fuego, para que ningún hombre vuelva a ver de ellos piedra o ceniza». El primer gran pogromo de 1938, la noche de los Cristales Rotos, fue justificado como una operación piadosa en honor de Martín Lutero, por su 450 cumpleaños. A las elecciones de 1933 concurrió Hitler con un soberbio cartel donde la imagen de Lutero y la cruz gamada aparecen juntas. Las celebraciones luteranas de los nazis fueron espectaculares. Con idéntica ferocidad alentó y justificó Lutero la quema de brujas, que dejó en Alemania no menos de 25.000 víctimas, según Henningsen. Llevamos tantos miles, millones de muertos con este asunto que es mejor no hacer cuentas.

Pero no hay de qué avergonzarse. Alemania celebra sin disimulo a Martín Lutero porque se siente bien, porque Lutero es el padre del nacionalismo alemán y de su iglesia y tiene por lo tanto… indulgencia teológica. Desde que se produjo la reunificación y vino luego el euro como mágico elixir, Alemania está en un tiempo nuevo y afronta sin sombras una hegemonía europea incontestada. Gran Bretaña ha desertado del barco de la Unión y Francia no está en condiciones de enfrentarse a la indiscutible supremacía germánica. Ni España ni Italia parecen darse mucha cuenta de cuán necesarias son para compensar esta hegemonía y andan perdidas, sin poder superar el complejo de inferioridad que asumieron hace siglos. Porque con todo esto llegamos al gran asunto que aquí se ventila: el de la superioridad moral frente al porcino mundo no protestante, en el cual vivimos y que ha sido tan absolutamente asumida que muchos de nuestros periódicos, como en tiempos de Castelar, se han sumado gozosos a la celebración luterana, tan ciegos y tan perdidos en el laberinto de su propia inferioridad hoy como hace 100 años.

 

María Elvira Roca Barea es filóloga y autora de Imperiofobia y Leyenda Negra’ (Siruela).

Artículo publicado originalmente en El País

 

20 comentarios

chico
Por ignorante, por tonto, por bueno, por imbécil, han abusado de mí, católico español, .... ¡ Si serán canallas todos esos que así me han tratado... !. Y yo, diciendo lo que me mandaban decir en la Universidad, en las películas, en las tesis doctorales...... ¡ Váyanse a paseo de una vez, Señores malos Historiadores, contadores de tremendas mentiras, y déjenme a mí , español católico, que me goce en la verdad de la Grande y Verídica Historia de España !.
24/07/17 9:30 AM
Pablo García Alós
LUTERO O LA FARSA DE UNA CONCIENCIA CAMALEÓNICA. (1)
En primer lugar, vale la pena leer y releer el artículo de doña María Elvira, sin lugar a dudas.
En según lugar, me gustaría indicar que, hoy por hoy, tal y como ha ido avanzando la investigación filológica, arqueológica e histórica en asuntos de temática estrictamente teológica cristiana, tanto las Iglesias Evangélicas como las Iglesias Reformadas respectiva y directamente descendientes de Lutero y de Calvino NO TIENEN NINGUNA RAZÓN DE PESO DE NINGÚN TIPO —NI SIQUIERA POLÍTICO, PARA NO REGRESAR DE INMEDIATO AL SENO DE LA IGLESIA CATÓLICA.
Intentaré explicarme.
En la actualidad, los luteranos históricamente legítimos no entienden la sola Fide como la comprendía Lutero; y, a su vez, los calvinistas históricamente legítimos tampoco aceptan la doctrina de la Predestinación y de la Preordenación como la concebía Calvino.
Por lo tanto, sin “fuego que lo alimente, ¿por qué, para qué, la persistencia en un humo inexistente?”.
La unidad visible de la Iglesia Latina bajo la autoridad del legítimo sucesor de los santos apóstoles Pedro y Pablo en Roma es primordial no sólo a nivel religioso; sino, también político.
Intentaré de nuevo explicarme.
24/07/17 12:33 PM
Pablo García Alós
LUTERO O LA FARSA DE UNA CONCIENCIA CAMALEÓNICA. (2)
El regreso de los luteranos germánicos y escandinavos a Roma; así como, el retorno de los calvinistas holandeses, bohemios y suizos a la Iglesia de Dios, repercutiría indudablemente en la relación de las dos Europas: la del Norte y la del Sur; llegando a predominar más bien la última que la primera; dado que esta última ha preservado la esencia del Derecho Romano y de la Doctrina Católica “para todos” en contra de las perversiones “nacionalistas” de aquella primera.
Significaría el fin del predominio cultural alemán en Europa, como también el de Francia —aunque, éste fuese de rebote: el fin del Imperio Carolingio y el resurgimiento del Imperio Romano de Occidente en manos de Italia, España, Portugal, Polonia, Austria, Hungría y las islas de Malta e Irlanda: los estado-nación católicos de toda la vida.
24/07/17 12:37 PM
Pablo García Alós
LUTERO O LA FARSA DE UNA CONCIENCIA CAMALEÓNICA. (y 3)
A este resurgimiento católico en Occidente le seguiría la reivindicación ortodoxa en Oriente: de Grecia, Macedonia, Rumanía y Bulgaria por la reconquista de Constantinopla, la segunda Roma; intervención que apoyaría el mundo eslavo con Rusia al frente —la tercera Roma. Turquía quedaría fuera de juego; al igual que los anglos, jutos y sajones, que siempre han ido «a su bola».
Resumiendo.
Alemania volverá a quedar humillada. Por tercera vez en poco más de un siglo. Gracias, de nuevo, al monje Lutero, el de la conciencia camaleónica.
24/07/17 12:39 PM
Palas Atenea
chico: Pues no eras tú muy aguzado si no sospechabas todo esto. ¿No ves que la historia no cuadraba, so zopenco? Se empieza a investigar cuando las cosas no encajan y ni te cuento la cantidad de cosas que chirrían. Cuando te dicen que algo es muy malo seguramente tiene algo de bueno y cuando te dicen que sólo hay uno hay muchos detrás.
¿La resistencia alemana? tres y el cabo, pero lo cierto es que, sin ser muchos, fueron por lo menos un batallón.
¿La democrática Gran Bretaña, madre de la actual democracia? Échale un vistazo a las leyes inglesas contra católicos, que son la tira, y verás como legislaba el Parlamento Inglés.
¿Gullermo de Orange y la Independencia de los Países Bajos como los grandes buenos de la película? Oye las canciones babeantes de odio que les cantaban, y les cantan, a los niños y te darás cuenta de que todavía les dura el berrinche como a Anibal que juró odio eterno a los romanos.
Y así todo.
Eso no quiere decir que lo nuestro haya sido el Jardín del Edén pero la historia que han escrito la convirtió en un infierno de malditos únicos e irrepetibles. es decir, que más malo que un español no podía haber nadie el mundo porque era la perfecta víctima propiciatoria de toda la Europa Occidental.
24/07/17 12:39 PM
Juan Caballero
Y pensar que Lutero negó el libre albedrío en ua obra lamada De servo arbitrio (De la esclava libertad). Igual que Enrigue VIII , que se apoderó de los bienes de los monasterios que daban trabajo y alimento a un gran porcentaje de los pobres, y así llenó el país de pordioseros a quienes obviamete los que gozaron del latrocinio no ayudaron, Lutero es otro hipócrita. Curiosamente, pero tal vez no, Jorge Bergoglio escribió un artículo totalmete anti Lutera, cosa que seguramente en algo que uno esperaría de un Jesuita. Ahora, ¿como se explica su conversión a admirador de Lutero? Pues, con su costumbre de "una de cal y una de arena", que es de los aspectos más singulares de su carácter.
24/07/17 12:47 PM
Emilio Cervantes
Lutero entonces sería a la religión como Darwin a la ciencia: un montaje interesado.
24/07/17 12:55 PM
Forestier
Esta comprobado que no se produjo el tòpico de que Lutero clavó las tesis en no se sabe en que iglesia de Wittemberg (Unos dicen la catedral, otros la capilla del príncipe de Sajonia, otros en la puerta del convento...) Esta leyenda proviene de Melachton que por aquél entonces estaba en Tubinga, y son varios los historiadores de la época que afirman que Lutero envió las tesis a varios obispos alemanes. También no responde a la realidad lo de que Lutero se revolvió en contra de los escándalos morales de Roma, pues cuandoviajó a pie hasta Roma (ida y vuelta) se quedó notablemente satisfecho, se confesó en San Pedro, aunque no pudo ver al Papa porque no estaba en la capital. La herejía luterana no fue por motivos morales como machaconamente se insiste, si no por motivos doctrinales.
24/07/17 12:59 PM
Luis López
Recomiendo la lectura del magnífico libro de doña Maria Elvira Rica sobre la leyenda negra y el imperio español

Es más desearía apasionadamente que fuese de lectura obligada en los colegios durante la secundaria.

Estoy convencido de que, si por un milagro así se estableciera, en una generación desaparecerán de nuestro país los podemitas.
24/07/17 2:49 PM
ALFIL
Extraordinario artículo. Quien quiera saber quien fue Lutero en realidad, que lea lo publicado por el padre Javier Olivera en esta misma página.
Lutero terminó suicidándose como Judas Iscariote... como a éste no le faltaban motivos.

La etimología de la palabra "diablo" es bien clara, explícita en este caso diría yo: El que divide, el que separa... sin lugar a dudas satanás se apoderó del alma de este pobre desgraciado, por cuya causa la cristiandad quedo partida en dos trozos... y luego con las sectas protestantes en mil...

Recemos, rececemos con toda nuestra alma por la unidad de los cristianos...

Casualmente estoy leyendo el libro de la Sra. Roca, Imperiofobia y leyenda negra. Me está gustando mucho. Por la originalidad de su planteamiento, su claridad y dominio de la materia. Pero sobretodo por la fuerza de sus argumentos, así como por la pasión y valentía con las que los expone. Lo recomiendo a todos.

Un abrazo a todos.
24/07/17 6:56 PM
lagoilmen
Bien por el artículo de la señora Roca, por su valentía y porque su oportunidad no puede ser mayor. Lástima, por otra parte, es que los Príncipes de la Iglesia no se sumen a este esclarecimiento en torno a la figura del monje sajón, pues sería de lo más pertinente en estos tiempos tan confusos en los que hasta el mismo Obispo de Roma parece engrosar las filas que loan a tan despreciable personaje.

Atentamente.
24/07/17 8:07 PM
Curro Estévez
Es asombroso, si aún existiera el asombro, que esta mujer que no tiene fe según ella misma confiesa, diga cosas más sensatas de la historia, de Lutero y de España que nuestros obispos y cardenales. No digo que el Papa, porque eso, lamentablemente, es cosa fácil.
24/07/17 10:49 PM
César Fuentes
Quiera Dios que esta buena mujer alcance la gracia de la conversión, para que vea con los ojos la inmensa belleza de la Verdad, ahora que conoce la verdad.
25/07/17 3:13 AM
Temístocles
Me Alegro por su éxito! Su éxito con el libro Imperiofobia y leyenda negra es BRILLANTE!
25/07/17 2:43 PM
Estela
Suscribo todo lo expresado por la autora. Insisto en que la leyenda negra Hispanoaméricana, tiene su raíz en el odio religioso. Gracias a España somos católicos y latinos.
25/07/17 8:22 PM
Amauta
Lo que impresiona es que la autora, tal como se presenta ella misma en su libro Imperiofobia y Leyenda Negra, no tiene relación con el catolicismo, es de una familia de masones y tal como se expresa, si no atea, es agnóstica. Quizá esto le abra las puertas a medios de comunicación que de ser católica le habrían sido cerradas; pero el mensaje, en este aspecto es claro y fundado en datos. Recuerda a otro gran agnóstico, que ha defendido en más de una ocasión el punto de vista católico, mucho más que otros "católicos oficiales", Pío Moa. Recemos por los dos, para que al final la luz de Cristo les ilumine del todo.
26/07/17 1:25 PM
Tomas
Muy bueno el articulo. Aunque me gustaría ver las referencias de las citas.
26/07/17 5:25 PM
Manuel
Que el Papa no viniera a España para conmemorar a Santa Teresa y sí fuese a conmemorar a Martín Lutero, es muy difícil de digerir para un católico comprometido con su fe y, si es español como yo, más difícil aún.
O el Papa ignora quien fue realmente Santa Teresa, o ignora quien fue realmente Lutero o, lo que es más probable, los ignora a los dos, a cada uno en su auténtica magnitud, claro está.

Sería pueril pensar, a modo de justificación, que fue un gesto más enmarcado en el esfuerzo por conseguir la unión de las Iglesias. No es difícil adivinar que lo único posible es lo que en realidad está sucediendo: la desunión de los católicos. En estos tiempos que corren, la diversidad de opiniones entre jerarquías de la Iglesia sobre asuntos que atañen a los pilares fundamentales de nuestra fe, es francamente manifiesta.
Sentí con gran dolor su ausencia en Avila pero, su presencia en el evento protestante fue más dolorosa aún por, a mi modo de ver, lo ridículo e improcedente de la situación
26/07/17 9:27 PM
Archie
Por favor, María Elvira, escribe, escribe más: necesitamos de tu clarividencia, de tu preclara inteligencia y de tu ágil y maravillosa pluma.

A título de curiosidad y como complemento, aunque un poco escabroso, sugiero a los lectores que traten de encontrar unos documentados comentarios del Padre Jorge Loring (a quien Dios tendrá, sin duda, en su Gloria) sobre los veradaderos problemas de este dizque reformador de la Iglesia de Cristo, al que tuvo a bien ir a honrar Jorge Bergoglio en su 500 aniversario...
29/07/17 10:00 PM
Luis I. Amorós
Es sorprendente y muy agradable encontrar hoy en día pensadores hispanos que recojan el estandarte de la defensa de la Hispanidad que alto sostuvo el brillante don marcelino Menendez pelayo, cantando las verdades del barquero a los arrogantes sajones y nórdicos en general.

La inmensa mayoría de los historiadores españoles, sean lamebotas liberales anglosajones o esbirros del marxismo, no paran de vomitar basura sobre las bases de la civilización hispana católica, difamando a sus propios antepasados sin tasa, y mostrando un servilismo a cualquier ocurrencia extranjera absolutamente estomagante.

Es asqueroso. Da pena y arcadas semejante autoodio, inédito en otra nación de la tierra.
Gracias sinceras a la autora por enseñarnos a respetarnos.
Pd: sorprendente que esto lo publique el país, buque insignia del NOM en España.
30/07/17 11:08 AM

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