¡Feliz Navidad!

Decía Chesterton que en Navidad celebramos un trastorno del universo. Adorar a Dios significaba hasta la Navidad alzar la mirada a un cielo inabarcable que nos estremecía con su vastedad; a partir de la Navidad, adorar a Dios significa dirigir la mirada hacia el interior de una cueva lóbrega, para reparar en la fragilidad de un niño que llora en un pesebre.

Decía Chesterton que en Navidad celebramos un trastorno del universo. Adorar a Dios significaba hasta la Navidad alzar la mirada a un cielo inabarcable que nos estremecía con su vastedad; a partir de la Navidad, adorar a Dios significa dirigir la mirada hacia el interior de una cueva lóbrega, para reparar en la fragilidad de un niño que llora en un pesebre. Las manos inmensas que habían modelado el universo se convierten, de súbito, en unas manos diminutas que tiemblan en el frío de la noche y buscan el calor del pecho de su Madre.

Divinidad y fragilidad habían sido hasta ese momento conceptos antitéticos; pero la Navidad los obliga a juntarse, en un pasmoso oxímoron que hace tambalear nuestras certezas y subvierte por completo nuestras categorías mentales. Los hombres, que desde la noche de los tiempos se habían arrodillado ante la furia apabullante de los elementos, deciden arrodillarse de repente ante un recién nacido, mucho más pequeño y desvalido que ellos mismos, pues ni siquiera ha podido ser alumbrado en una posada. Ante una tempestad o una lluvia de estrellas uno puede arrodillarse con miedo; ante un niño que ha nacido en una cueva, como un proscrito, uno sólo puede arrodillarse con amorosa y emocionada piedad.

Pero este oxímoron que celebramos en Navidad enseguida golpea nuestra credulidad. ¿En qué cabeza cabe que un Dios que hasta entonces había sido invisible e incorpóreo, omnipotente y glorioso, tome la apariencia (y no sólo la apariencia, sino también el cuerpo y el alma) de un niño? Semejante cosa sólo podría ocurrírsele a un Dios que estuviese loco de remate; pues no hay locura más rematada que la locura de amor. Al asumir Dios la fragilidad de la naturaleza humana, se inauguró una nueva era de la Humanidad, que desde entonces pudo entender mejor el sentido sagrado de la compasión; pues, desde el momento en que Dios se había hecho frágil como nosotros mismos, resultaba más fácil abrazar la fragilidad del prójimo, volviéndonos nosotros también locos de remate (y, en efecto, la caridad siempre ha parecido una forma insufrible de locura a quienes no la sienten).

Por eso la Navidad puede considerarse una fiesta de locos rematados; y por eso, cuando falta el manantial originario de esa locura, se convierte en una fiesta indecente, puro sentimentalismo vacuo que revuelve las tripas y estraga el alma, por mucho que finjamos alegría y regocijo (o, sobre todo, cuando fingimos alegría y regocijo). Pues deja de ser verdadera fiesta, para convertirse en un aspaviento disfrazado de algarabía, atracón de turrones y vomitera nocturna; una sórdida orgía consumista, aderezada con unas dosis de humanitarismo de pacotilla.

Muchas personas sienten, en medio de los regocijos navideños, una suerte de dolor sordo o sentimiento de amputación, que a veces se identifica con una nostalgia de la inocencia perdida; pero que en realidad es conciencia dolorida de que el sentido originario de la fiesta les ha sido arrebatado, y con él la posibilidad de una genuina felicidad. El hombre contemporáneo persigue la felicidad como si de una fórmula química se tratase; pero esta búsqueda suele saldarse con un fracaso, pues en el mejor de los casos obtiene una sensación efímera de bienestar, o bien un placebo euforizante, apenas un analgésico que le distrae por unos pocos días el dolor en sordina que lo martiriza.

Y este dolor (que a veces se presenta como hastío o tedio de vivir, a veces como indolencia y acedia, a veces como desesperación y angustia) es la consecuencia directa de una amputación. No hay felicidad sin una aceptación íntegra de nuestra naturaleza, que incluye una vocación religiosa; y tal vocación no se puede extirpar sin un grave menoscabo de nuestra propia naturaleza. El hombre contemporáneo, al negar su vocación religiosa, se ha convertido en un ser amputado y, por lo tanto, infeliz; y, como el manco que en los días que anuncian tormenta siente un dolor fantasmagórico en el brazo que le ha sido arrancado, el hombre contemporáneo siente más que nunca esa amputación en las fechas navideñas.

«Quitad lo sobrenatural y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural», nos enseña Chesterton. Quitadle a la Navidad su cataclismo sacro, ese trastorno del universo del que hablábamos más arriba, y no encontraréis la verdadera fiesta, sino su parodia grotesca y antinatural: consumismo bulímico, humanitarismo de pacotilla, torpe satisfacción de placeres primarios; correteos, en fin, de un gallo al que han arrancado la cabeza y que bate las alas desesperadamente, mientras se desangra y agoniza.

Juan Manuel de Prada

Publicado originalmente por XL Semanal.

Tomado de Viva Chile

 

22 comentarios

Ricardo de Argentina
"un gallo al que han arrancado la cabeza y que bate las alas desesperadamente, mientras se desangra y agoniza."
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Excelente definición de la Civilización Democrática.
18/12/16 6:18 PM
Mª Teresa Caridad Moragon
excelente como siempre
18/12/16 7:24 PM
Federico
Es un artículo que ya me suena haber leído hace varios años. No está de más que vuelva a publicarse y es de agradecer Lo que sí que pediría a Juan Manuel de Prada es que no utilice el foro que le brinda el enemigo, como sucedió hace pocos días, para calificarnos de cabezas de chorlito a los que osamos discrepar del pontificado de Francisco, precisamente por el respeto que nos merece la Santa Iglesia Católica y la institución del papado.
18/12/16 9:37 PM
Alberto
Excelente. excelente
19/12/16 9:12 AM
Alberto
Aqui hay antropología filosófica, teología y apologética cristiana como para un curso de un año. Y todo contenido en un artículo soberbiamente escrito.
19/12/16 9:24 AM
Lector
Creo que sobrevaloran ustedes a este escritor, como sobrevaloraron en su día a César Vidal lamentablemente. La cultura y el pensamiento no son obligatorios, y desde luego no tienen que ver con fuegos artificiales, como la exaltación desmedida que --con irreverencias incluso-- ha hecho De Prada de la última película de Mel Gibson (que, por cierto, está muy bien), o el ataque rancio-colectivista (por no ponerle otro adjetivo) que lanzó a los críticos del progresismo social del Papa. Se ve que le animan al hombre los guiños que le hacen medios vaticanos como "L'Osservatore" o "Civiltà"...
19/12/16 11:29 AM
Pepito
"Quitad lo sobrenatural y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural", dijo Chesterton. Cierto, cuando nos falta la Gracia divina sobrenatural no somos capaces ni tan siquiera de cumplir con las leyes divinas naturales impresas por Dios en nuestra naturaleza humana (no matar, no robar, no adulterar, no fornicar, etc.) y por tanto vamos en contra de nuestra propia naturaleza, nos convertimos en antinaturales, al menos en el ámbito de nuestras obras.

Menos mal que Dios es tozudo y nos viene a rescatar haciendo posible, con su nacimiento, pasión y muerte, que recuperemos la gracia sobrenatural perdida.

Feliz Navidad Don Juan Manuel de Prada y también le envío buena onda, como dice Papa Francisco.
19/12/16 12:56 PM
Ricardo de Argentina
Por los comentarios de Lector y Federico, he buscado el artículo de De Prada aludido y lo he encontrado en la web de Actuall.
Me ha sorprendido que el autor se ponga a analizar la diferente repercusión que tienen sus propios artículos, según sean o no críticos con el papa. Se me hace una preocupación insólita e impropia, que hace pensar en algún tirón de orejas que a él le ha dolido especialmente.
Lamentable.
Ojalá que no se vea afectada la imparcialidad conque nos tiene acostumbrados.
19/12/16 1:45 PM
Antonio José, desde Maracena
No me ha gustado el señor De Prada en una entrevista que le hace Buenafuente en un programa llamado Late Motiv. Está en Youtube.
19/12/16 2:36 PM
Jacinto
Extraordinario artículo.
P.D. Para los que le critican: si no os sale natural dar gracias a Dios por la defensa que JM de Prada hace a diario de la fe católica y de la Iglesia partiéndose literalmente la cara, el problema sois vosotros, no él.
Pues claro que no es perfecto ¿Vosotros si?
19/12/16 9:00 PM
Jacinto
Antonio José: A mí me encantó la entrevista, creo que hasta repetí.
19/12/16 9:02 PM
Antonio José, desde Maracena
Jacinto, yo es la primera vez que digo que no me gusta algo de De Prada. Pero bueno, si a usted le gusta, pues muy bien. Yo de Buenafuente prefiero ver mejor -de hecho lo he visto ya muchas veces-, "Grabadísimo, Buenafuente Uri Geller". ¡Jajajajaja!
20/12/16 1:27 AM
Lector
¿Dar gracias a Dios por esto?

"...Pero Gibson cuenta con un Dios que sabe cómo salir de la tumba; y, aunque le lluevan ostias hasta en el carné de identidad..." ...y bla, bla, bla.

Yo cuento, creo, con el mismo Dios que Mel Gibson, y ni él ni yo necesitamos abaratar la Eucaristía, como hace Prada para "epatar" a los burgueses que leen "El Semanal XL" y que profieren continuamente y sin exhibicionismo esas blasfemias.

Haga usted la acción de gracias si quiere, Jacinto, que yo ya he visto revenirse muchos buñuelos como el de Prada.
20/12/16 10:14 AM
Santi
Ya estamos. El artículo es bueno, en la línea de un autor que siempre defiende el catolicismo con artículos brillantes. Que un día escriba un artículo soez y con blasfemia incluida ( el sabrá si era procedente o no) o no guste su compostura en el programa de "ese" , no quita que merezca la aprobación por estar públicamente al pie del cañón tal y como están los tiempos y mas a nivel de la " cultura" española. Venga, sigamonos dando entre nosotros que no hay frentes abiertos ni nada.
20/12/16 4:14 PM
J. Alejandro Díaz
Con todo respeto a "Lector" las "ostias" a las que se refiere de Prada no tienen nada que ver con la Sagrada Eucaristía (que en todo caso se "confecciona" con "hostias" que, además de harina, llevan "h").
Por otro lado también me parecieron "sobreactuados" los aspavientos del autor quejándose de que algunos sólo lo citamos cuando critica a Perón (perdón, quise poner Francisco). Además que era un artículo muy pobremente escrito, repitiendo innecesariamente la palabra "chorlitos"...
20/12/16 9:16 PM
Roblete
De Prada no utiliza ninguna blasfemia en su artículo sobre Gibson. Ciertamente es procaz y deslenguado, pero es antológico.
De Prada tiene defectos —seguro que menos que yo— pero es montaraz, valiente y dispuesto a partirse la cara por lo que cree. Eso en los tiempos que corren de abrazafarolas y mequetrefes es muy de agradecer.
21/12/16 1:20 AM
Ricardo de Argentina
Ciertamente con la cuestión de los "chorlitos" estuvo fatal, pero bueno, es de esperar que levante la puntería como acostumbra, que falta que hace.
21/12/16 4:28 AM
Javier OblSB
Conceder una entrevista a un sujeto como Buenafuente...
21/12/16 2:58 PM
Santi
Sí Roblete . Creo q tienes razón. Lo has expresado muy bien.
21/12/16 5:03 PM
Juan Mariner
A De Prada le dio un premio la monarquía española por defenderla en sus artículos de ABC, ya está todo dicho y no hace falta decir nada más.
21/12/16 6:48 PM
Luis Piqué Muñoz
Mucha Gente ¡no pocos se dicen Católicos! ¡Ay! no Celebran la Navidad ¡Odian la Navidad! porque nunca la ha Celebrado como una Fiesta religiosa, la Adoración al Niño ¡el Nacimiento del Salvador! sino como una Fiesta pagana y Consumista. Luego se Deprimen cuando las Fiestas Navideñas coinciden y pasan con la Muerte de Seres Queridos ¡y le dan la Culpa a la Navidad! ¡Dios tiene la Culpa de todo! ¡Odio a Dios! La Muerte la trajo el Pecado, la introdujo el Diablo ¡que siempre Provoca la dolorosa y Angustiosa Agonía! y muchas Veces es una Bendición de Dios que acaba con el Sufrimiento y las penurias de la Vida, para otra Vida más Hermosa ¡Infinita Felicidad! Por Cierto, una Amiga mía ¡Excelente Persona! fue muy Religiosa y acudía a todas las Ceremonias de la Parroquia hasta los 17 Años ¡y la Fornicación! Luego, dejó de ir a Misa y Creer en Dios ¡empezó el Ateísmo! ¡Ay! En fin. nada más ¡Enhorabuena a Juan Manuel de Prada y sus sensacionales y Sabios ¡Cristianos! Artículos, que Conozco hace Años desde el ABC, y a los Amigos de Infocatólica por Publicarlo!
22/12/16 4:28 PM
Chimo de Valencia
Me quedo con el Juan Manuel de Prada que durante el pontificado de Benedicto XVI hablaba con la libertad y erudición que se espera de un intelectual católico, y dirigió un excelente programa en televisión, y no con el actual que suelta patochadas políticamente correctas como que es un cristiano "progresista en lo social"..
8/01/17 12:50 PM

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