«La medicina no cura lo que ignora»

Son palabras de San Jerónimo (s. IV-V), gran Doctor de la Iglesia latina, que las escribe a propósito de los que no quieren acercarse a la Confesión, comentando el Libro del Eclesiástico: «Si el enfermo se avergüenza de descubrir su llaga al médico, la medicina no cura lo que ignora» (Eccl. 10, 11; Cc. de Trento: DS 1680).

Así remata el párrafo en el que escribe: «Cuando los fieles de Cristo se esfuerzan por confesar todos los pecados que recuerdan, no se puede dudar que están presentando ante la misericordia divina para su perdón todos los pecados que han cometido. Quienes actúan de otro modo y callan conscientemente algunos pecados, no están presentando ante la bondad divina nada que pueda ser perdonado por mediación del sacerdote. Porque si el enfermo se avergüenza..., la medicina no cura lo que ignora».

Diez siglos más tarde, el Concilio de Trento, para defender y fortalecer las almas ante los embates del «peca mucho y ama mucho» de Lutero -de infeliz memoria-, del que no hacía falta la Confesión de los pecados para nada..., no tuvo ningún empacho en citar estas palabras de San Jerónimo, convirtiéndolas así, en la Iglesia Católica, en Magisterio perenne.

Perenne... hasta ahora.

Y me refiero, nuevamente, a alguno de los puntos del Instrumentum laboris, preparado para «ayudar» -¡qué sarcasmo; o qué cinismo; o qué vergüenza!- a los padres sinodales en su tarea, especialmente en aceptar que los católicos casados -por la Iglesia, claro- y divorciados -por lo civil, naturalmente-, y vueltos a reajuntarse con otra pareja -por lo civil o por sus pistolas- para llevar vida «marital» -no para montar un negocio de venta por internet-, sean admitidos a la Comunión eucarística; sin nombrar para nada, por supuesto, la previa Confesión de sus pecados graves. A lo más, seguramente porque se les debía caer la cara de vergüenza, o porque no podían con la risa, hablan de un deletéreo «camino penitencial», o un «acompañamiento espiritual» bajo vigilancia del obispo, y con un sacerdote más a pie de cañón.

Esto, dicho y hecho así -ya se está haciendo en varias diócesis del mundo católico occidental-, no solo es romper con quinientos años de Magisterio Solemne en la Iglesia, no sólo rompe una praxis teológico-pastoral más antigua aún; sino que, por eso mismo, y por otras razones coadyuvantes, dinamitan la misma Iglesia, desde dentro de Ella misma: si ya no hay Confesión ni Comunión REALES, si todo queda en puras pantomimas, símbolos, sentimientos y demás, y aquí no se le pide a nadie que cambie de vida -de su vida de pecado-; si la predicación del mismo Jesucristo: «¡Convertíos, y creed en el Evangelio!» se la silencia... ¿Qué queda de la Iglesia? ¿Las catedrales?

Exactamente así -¡no más confesión, no más comunión1- dinamitó Lutero la Iglesia Católica en toda la parte centro-oriental de Europa. Y nunca más se rehizo, a pesar de los intentos de los Reyes de España, que empeñaron hombres y dineros a manos llenas, hasta quedar exhaustos, por defender, también con la espada, a la Iglesia: a veces incluso contra los mismos que estaban muy, muy arriba en Ella, y tenían más empeño por la política que por la Iglesia y las almas.

Se va a repetir la historia -desgraciada historia-, aunque no haya guerras, ni espadas: hay cosas mucho peores, porque se corrompen -se matan- las conciencias, se arrumba la doctrina, se corrompe la teología y la pastoral, y el Derecho queda en papel mojado.

Pero si gana la corriente «liberal» -por nombrarla de alguna manera: a sí mismos se llaman «misericordiosos», porque tienen corazón, y quieren «una Iglesia más madre que maestra» (de las de antes)-, la del «encuentro secreto en suiza· el estrago en las conciencias y en las almas va a ser aún mayor -mucho peor- de lo que ya es ahora

Porque, a día de hoy, hay estragos -buscados, por supuestos-; pero con el próximo Sínodo van a intentar «legalizarlos», con la «praxis del perdón y la misericordia»; y van a convertir en «pastores» y «amos» a los «mercenarios, que roban y matan, y causan estragos»; y «ven venir al lobo, y huyen».

Y la Iglesia, vuelta del revés o patas arriba, ya no es LA Iglesia.

6 comentarios

Andrés
En la Iglesia son muchos los que observamos perplejos el suceder de los acontecimientos y con un cierto sentimiento de orfandad porque, en general, los obispos parecen ponerse de perfil y la mayoría de los sacerdotes otro tanto.

Es la Iglesia la que debe predicar la conversión al mundo y no al revés. !

Ciertamente hay que recordar las cuestiones más elementales de la Fe y hay que señalar el grave peligro de cisma.

Muchas gracias por su testimonio.
15/08/15 5:45 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
"Pero ¿cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? ¿Cómo creerán en Aquel a quien no han oído? ¿Cómo oirán sin que se les predique?" (Rom 10,14).

Muchísimas gracias, Padre José Luis Aberasturi por predicarnos la sana doctrina. Eso es el verdadero amor al prójimo. Que el Espíritu Santo lo siga iluminando para nuestro bien.

Que Dios lo bendiga y la Santísima Virgen María y San José lo protejan siempre.
16/08/15 7:01 AM
Grace del Tabor - Argentina
No todos tienen el don de profecía. ¿Para qué hacer el Sínodo, si ya se aseguran las conclusiones finales?
Más vale usar el tiempo en rezar para que a los Padres Sinodales les asista el Espíritu Santo que perderlo asegurando lo que no sabemos.
Si en Europa no se confiesan...piensen los sacerdotes cuál aporte han hecho para llegar a eso.Y corríjanse ! ¿O también le echarán la culpa al Papa?
A quien le quepa el sombrero, que se lo ponga!
16/08/15 10:14 PM
Forestier
Tengo la certeza de que en el próximo Sínodo sobre la familia -a pesar de los francotiradores- las cosas se desarrollarán bien y la doctrina sobre el matrimonio cristiano se reforzará. Por otra parte, a pesar de la retórica empleada, son muy pocos los divorciados que están "anhelantes" por recibir la comunión eucarística.
17/08/15 10:36 AM
Menka
La Iglesia es indefectible, y durará hasta el fin de los tiempos. Cristo lo dijo, no lo dudamos.

Pero, al menos algunos "hombres de la Iglesia, no son la Iglesia", como dijo Santa Juana de Arco.

Por eso, si ahora se destapan algunos por lo que son, será para la gente de buena voluntad más fácil ver dónde está la Iglesia.
17/08/15 4:07 PM
T
Lo que no puede ser no puede ser. Por más que el locuaz Papa Francisco que ha dicho una serie de disparates, quisiera cambiar la doctrina perenne de la Iglesia basada claramente en el evangelio, no lo podrá hacer, a no ser que esté dispuesto a provocar un cisma en la Iglesia. Dice que "quiere líos". Bueno, si hace eso tendremos todos líos de proporciones no vistas en muchos siglos. No creo que sea tan irresponsable.
25/08/15 4:09 PM

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