¿Alegría cristiana sin esfuerzo moral?

Se trata de la corriente ideológica que, sin líder definido y sin estructura establecida, se extiende cada vez más dentro del catolicismo: una «nueva fe» vivida desde la sola alegría inmediata que lleva implícita la expulsión de la Cruz en el camino personal y/o colectivo.

Es el nuevo «santo y seña» de los católicos que creen haber descubierto América (eso si, sin esforzarse en navegar). Traigo a colación una locución Divina recibida por Santa Rosa de Lima:

«Conozcan todos que la Gracia sigue a la Tribulación. Sepan todos que sin el peso de las aflicciones no se llega al colmo de la Gracia. Comprendan que, conforme al acrecentamiento de los trabajos, se aumenta juntamente la medida de los carismas. Que nadie se engañe: ésta es la única verdadera escala al Paraíso, y fuera de la Cruz no hay otro camino por donde se pueda subir al Cielo»

Hoy día, desde los sectores que pretenden NO la conversión de los corazones a Dios sino la adaptación de la Iglesia a las «nuevas situaciones» (o sea a los pecados), se lanza un mensaje sutil de afirmación de la Alegría en detrimento del esfuerzo moral. Si: esfuerzo moral, que no voluntarismo ni pelagianismo, que nace de aceptar la Cruz con lo que lleva implícito, es decir, lucha contra el pecado personal y el egoísmo que lo sostiene. Y desde esos sectores (teológicos, pastorales, corporativos) se lanzan afirmaciones que se convierten ya en Tópicos del progresismo:

  • «Todos estamos salvados, hagamos lo que hagamos, por la misericordia de Dios»
  • «No es necesario el esfuerzo moral, ya que el Espíritu Santo lo hace todo»
  • «Cada cual actúe según su conciencia» (sin cuidar la formación de la misma)

Entonces desde esas premisas, se va «configurando» una nueva forma de vivir la fe, de ser «Iglesia», y de presentarla a los demás con una marca «renovada» de ALEGRÍA que, en lugar de evangelizar a los «de fuera» consigue que se secularice a los «de dentro» en aras no a una Conversión de los corazones a Cristo sino más bien procurando una «Des-Conversión» de la Iglesia que se mimetiza con la mundanidad. Y aquí están los frutos de este árbol:

  • En la LITURGIA: Desaparición del Sacrificio para presentarlo todo desde la pachanga fácil de la emotividad alimentada a través de recursos de laboratorio sólo humano y horizontal. Exaltación de lo descuidado y cutre como sinónimo de «pobreza cristiana». Ridiculización del Misterio y de toda referencia trascendente que no sea exclusivamente la Resurrección.
  • En la ECLESIOLOGÍA: Redundancia del concepto veterotestamentario de «Pueblo de Dios» frente al «Cuerpo de Cristo» (ya neotestamentario y cristológico). Presentación de una Iglesia con débil y acomplejada identidad.
  • En la CATEQUESIS: Eliminación de toda enseñanza referida al Pecado, la Escatología (infierno, purgatorio, juicio), la Doctrina Moral Católica, y sustitución (o absorción) de la misma por una formación humanista de corte sentimental que encuentre excusas éticas a toda responsabilidad personal. En definitiva: asumir como propios los análisis de la realidad hechos por el liberalismo y el marxismo.
  • En la ESPIRITUALIDAD: Progresivo psicologismo que convierte la fe en ideología, la esperanza en proyecto de vida, y la caridad en solidaridad que no comprometa toda la vida.

Ante esta corriente, afirmemos la ALEGRÍA CRISTIANA, por supuesto, pero siempre desde la CRUZ como Cristo nos enseñó. Porque si despreciamos el esfuerzo moral (o sea la Cruz), como nos enseña el Santo Cura de Ars, entonces la Cruz nos perseguirá y no será ya puente a la Gloria sino losa que hunde toda la vida eterna.

17 comentarios

Ana
Por eso la señal del cristiano, la santa cruz, está tan perseguida por quienes rechazan a Dios en sus vidas. No es teoría, sino experiencia de vida cristiana. Como siempre, necedad y escándalo para el que se queda "mirando"
26/08/14 11:50 AM
José Ángel Antonio
Yo aprecio la Cruz. Pero la Cruz de Cristo, no la del esfuerzo moral.

Creer que el esfuerzo moral salva es pelagianismo.

Si nos salvamos por cumplir la Ley (el esfuerzo moral) fue en vano que Jesús muriera, que dice San Pablo.

Me salva lo que Cristo hizo: mi esfuerzo moral, siempre fallido y pendiente peligrosa hacia el orgullo, el rigorismo, el fariseísmo y el desánimo, ¿de qué sirve, si no salva?
26/08/14 2:48 PM
Santiago González
A José Ángel Antonio:
Le sugiero lea la parábola del juicio final (Mateo, 25): La fe sola no salva, sino las obras como fruto de la fe, como respuesta libre a la invitación Divina. El esfuerzo moral cristiano es fruto de la caridad, no de la búsqueda orgullosa del Ego. Lutero cayó en esa herejía y hoy se pretende un cristianismo sin cruz por parte de los que creen salvarse con la sola fe en Cristo.
26/08/14 5:30 PM
José Ángel Antonio
"La fe sola no salva"

Claro que no: salva Cristo.

"...sino las obras como fruto de la fe"

Ninguna obra es tan grande que salve. Salva Cristo.

"El esfuerzo moral cristiano es fruto de la caridad..."

Será lo que sea, pero no salva... y es una pendiente peligrosa hacia el pelagianismo.

"hoy se pretende un cristianismo sin cruz..."

Yo no lo pretendo: pero con la Cruz de Cristo, no la cruz de mi esfuerzo. SU cruz es ligera y SU yugo suave... la de "MI ESFUERZO" no me parece que sea la de Él.

Es virtuoso predicar la virtud, pero hágase sin pelagianismo.
26/08/14 5:42 PM
Santiago González
Ya que parece que la Palabra de Dios no le sirve (Mateo 25), San Agustín dijo: "Dios que te creo sin ti no te salvará sin ti". El pelagianismo es creer uno ganar el Cielo por su esfuerzo, pero pelagianismo no es saber que aunque Cristo murió en la Cruz por nuestra salvación, ésta NO será posible sin la colaboración de nuestra libertad, lo cual incluye el esfuerzo ascético contra el Pecado.
Lutero fue quien no lo vio así, y por eso cayó en Herejía.
Jesús, el mismo que dijo que su cruz es suave y llevadera, también recordó que hay que "perder" la vida para ganarla, y que quien no carga con su cruz no es digno de Él.
Amigo lector: no quiera meterse a Dios en su bolsillo, ni caiga en la tentación de "tírate al abismo que los ángeles evitarán que tu pie tropiece con una piedra" (tentación del diablo a Nuestro Señor). Quien quiera salvarse, y sabiendo que la salvación es un DON, ha de negarse a si mismo (a su egoísmo que es efecto del pecado original)y eso SIEMPRE requiere esfuerzo moral.
Dele vueltas al argumento si quiere, pero lo más que conseguirá es engañarse a si mismo.
26/08/14 8:07 PM
Sancho
Quien es coherente con su fe se muestra alegre por ser cristiano, intenta cumplir los mandatos de Jesucristo aceptando el sacrificio que pueda conllevar y hace penitencia por sus pecados y por los del prójimo. Esto es lo que lleva, como dice santa Rosa, al colmo de la Gracia, al aumento de los carismas y finalmente al Paraíso.
26/08/14 9:09 PM
vicente
per crucem al lucem.......
27/08/14 9:00 AM
José Luis
Siempre que he ido a cierto sitio para oír la Santa Misa, yo terminaba muy triste y doloroso, por las ofensas gravísimas que se hacía en esa celebración. Puedo asegurar, que es más terrible que pasar por un martirio, porque está viendo como Jesucristo es escarnecido, un día y otro día, semanas, meses años, y hasta el día de hoy no hay manera de una posible corrección en la Sagrada Liturgia, por aquellos párrocos.

Yo no soy tan valiente, porque ir cada día a esa parroquia, no me acostumbro a lo mismo, los interminables maltratos a Jesucristo. Y no es solamente un párroco, también otros de la misma institución salesiana.

Ni hablando con ellos, ni por escrito he conseguido nada.

Pero hay otras parroquias que verdaderamente se ama de verdad a Cristo, he conseguido dejar de ir. Pues hace poco, ¿habrán cambiado? pero la situación es mucho peor, pues se le permite a los comulgantes, meter la mano en el cáliz de la Sangre de Cristo para remojar la Sagrada Comunión que ha cogido con la mano. Pero también me da mucha pena por estos sacerdotes, porque cuando el Señor le llame para rendir cuenta... Siento mucha pena por quienes no nos fieles a la Iglesia Católica.

Hay sacerdotes que se esfuerzan por llevar almas a Dios, y estos son de gran ayuda espiritual, son unos benditos de Dios, que ojalá, algunos de estos sacerdotes que son del agrado de Dios, viniesen a mi barrio.

Señor, danos sacerdotes santos como Jesús.
27/08/14 3:56 PM
jss
Es fácil, José Angel Antonio. ¿Hay cielo e infierno? ¿Quienes van al cielo y quienes al infierno?
Y por cierto, ¿es pelagiano Jesús al afirmar que "No todo el que me dice: ``Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre" (Mt 7-21)?
27/08/14 7:11 PM
perallis
San Lucas 13-23 Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?». El respondió:

24 «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán
27/08/14 10:25 PM
Clarita
El maestro ha dicho:
Yo soy el camino, la Verdad y la Vida.
El camino es la moral que se expresa en la Ley: los mandamientos, que gusten o nó, siguen vigentes.
La verdad es la ética, el dogma; no es nuestra verdad, ella existe y se nos ha manifestado por el mismo Dios.
La Vida se identifica con la felicidad, la plenitud. No podemos llegar a ella sin hacer el Camino a través de la Verdad.
Interpreto el esfuerzo moral como el camino que debemos hacer, cumpliendo los mandamientos pues en ellos está sintetizado todo el bien. Si amo primero a Dios, amo a mi prójimo, entonces estoy preparado para ser una persona virtuosa a los ojos del Señor, pero como el afán del hombre es ser pecador, nos gusta hacer camino por las cortadas para llegar más rápido, nosotros mismos queremos alivianar nuestra cruz a nuestro modo. Y cargar nuestra cruz es hacerse cargo de todos nuestros errores y los del prójimo y sólo en Cristo podemos hacerla no solo más llevadera sino que además llevarla con alegría, que no es alegría que emerge del ego, de la autosuficiencia, de la soberbia, sino que es la alegría que solo viene de una paz interior, de sabernos unidos al Dios de la Vida.
Si decimos que somos creyentes católicos, debemos creer en la Palabra y como dice Santiago(1, 22) “debemos actuar” convencidos frente a cualquier inconveniente, es parte de la coherencia y honestidad que nos pide Dios.
Si decimos que somos creyentes católicos debemos dejar de lado toda la intoxicación mundana y jugarnos
28/08/14 3:04 AM
clarita
Continúo mi comentario:


Si decimos que somos creyentes católicos debemos dejar de lado toda la intoxicación mundana y jugarnos por el Señor, cosa que hoy resulta cada vez más difícil pues frente a la desidia y la pereza el verdadero cristiano se corroe para dar lugar a una “nueva virtud que es la tibieza cristiana”, lo light, lo frágil que empaña no sólo el camino, sino también la verdad y la vida. ¿Así pretendemos salvarnos?
Dios no ha hecho al mundo feo, al contrario lo ha hecho hermoso; es el hombre el que lo hace feo comprometiéndose con “dioses propios” a su medida.
Decir que creemos en Dios, no nos da derecho para la salvación.La salvación es un don por lo tanto nos viene por gracia de Dios pero nosotros nos la tenemos que ganar. A su momento Dios no nos preguntará cuánta riqueza acumulamos, cuántos títulos hemos adquirido, cuánto poder alcanzamos, sino que nos preguntará cuánto amor dimos, y esto es parte de nuestro esfuerzo moral. Saber dar para el cristiano es algo muy valioso, dar de corazón y no por quedar bien. Dios nos salva pero debemos cumplir con ciertas condiciones, hacer camino a través de la verdad, pues la salvación es un don y no un derecho.
El que no está de acuerdo con el esfuerzo moral, peca por ser un cristiano soso y mucho menos podemos pedir que intente un cambio; seguirá rigiéndose por sus propias reglas que lo alejarán cada vez más de la salvación.
Padre Santiago: muy bueno su artículo, invita a reflexionar, Dios lo bendiga ricamente.
28/08/14 2:38 PM
Gerardo
Solamente hay dos banderas; quienes dicen con Lucifer: no serviré.
Y quien dice con el Arcángel San Miguel: ¿Quién como Dios?
San Agustín de Hipona en su obra Civitate Dei dice:
Dos amores fundaron, dos ciudades: el amor de sí mismo
hasta el desprecio de Dios, la ciudad terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio
de sí mismo, la ciudad celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda se gloría en
el Señor.
Dice el Señor:
Quien quiera seguirme que SE NIEGUE A SÍ MISMO, que cargue con su cruz y me siga.
Cargar la cruz, es negarse a sí mismo, negar la propia voluntad y sustituirla por la de Dios. Es la crucifixión del hombre carnal, es convertirse en hostia de sacrificio ofrecida al Padre eterno. En definitiva, la cruz de Cristo no es algo ajeno al ser humano, es la restauración del orden Divino violentado en el Edén.
30/08/14 2:38 AM
Christus Vincit
In Cruce salus.
1/09/14 7:42 PM
J. MARTÍN RODRÍGUEZ
Los comentarios son muy interesantes. Quisiera agregar mi punto de vista.

En tiempos en que fue escrito el NT, la palabra "Salvación" tenía una compresión diversa a como hoy se utiliza.

Hoy, ser salvado, expresa la adhesión a la obra redentora de Cristo, la cual no nos aliena de la vida diaria, sino que, por el contario, nos incierta más en nuestra situación, a la que tenemos que dar respuesta desde la fe.

Hago eco de las palabras de Jesús: vivir en el mundo sin ser del mundo, pero enviados al mundo.

La Doctrina Social de la Iglesia es la vivencia de la fe en la caridad. Se encuentra sostenida por la fe que se comprende, asume, celebra y vive. Como sí fuera una mesa con cuatro patas; Si falla una, todo se tambalea... Así también es la vida nueva en Cristo. No se puede sólo tomar una parte... El paquete es completo.

Saludos a todos.
1/09/14 9:37 PM
Palas Atenea
José Antonio: De la forma que tú lo explicas no es virtuoso predicar la virtud sino que la virtud es soberbia. Todo el que predica la virtud es sospechoso de querer salvarse practicándola. Es mucho mejor predicar el vicio porque así la Salvación de Cristo se verá en toda su magnificencia y misericordia. La Cruz es de Cristo pero no nuestra.
2/09/14 1:47 PM
Gregory
Interesante articulo solo me parecio confuso su queja sobre el termino Pueblo de Dios frente al de Cuerpo de Cristo.Porque no veo confuciòn la Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios que peregrina en el mundo.
8/09/14 8:21 PM

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