A favor de la corriente de la vida

En materia de vida no caben circunloquios, tibiezas, ni medias tintas, o se da la vida o se quita, no se mata un poquito.

Recuerdo muchas veces la famosa frase de Juan Pablo II de no tengáis miedo de ir contra corriente. Es fácil su enunciación e incluso su asimilación, pero qué difícil es su puesta en práctica. Hoy una vez más cuando todos los próvidas institucionales y «morales» están contentos, cuando los medios de comunicación próximos al PP aplauden esta nueva iniciativa en un plan perfectamente urdido junto con los movimientos sociales, una vez más nos toca algunos volver a levantar la voz y denunciar el nuevo engaño que, con apoyo de muchos, de forma escandalosa está promoviendo el PP.

Esta operación es la misma que cuando Doña Ana Pastor aprobó la ley de reproducción asistida y de investigación con embriones humanos, todos la aplaudieron y se hicieron cómplices de una de las leyes más inicuas del compendio legislativo español.

Reconozco que son muchos los momentos en los que me gustaría ser capaz de subirme al carro del sistema, aprovechar sus cómodas poltronas, disfrutar de los agasajos que te ofrecen y seguir plácidamente el camino. Ahora bien, la duda es siempre la misma, puede que ese carro no termine donde yo quiero y aspiro y además se que una vez que te subes es casi imposible abandonarlo y sustituirlo por el incomodo trayecto a pie bajo el frio o el intenso calor. Es verdad que cuando a todos los ves a una sola voz felicitándose y aplaudiendo lo que para mi supone un escándalo te surgen las dudas de aquello de «no serás más papista que el papa» y la pregunta del amigo ¿con que legitimidad moral te opones?. Pues bien no se qué legitimidad moral tengo, lo que si tengo y quizás ellos no, es la experiencia de haber estado involucrado en varios caso legales de aborto y conocer por razón de la lectura de miles de folios sumariales y de entrevistas y testimonios personales lo que es ese pérfido mundo. Sé que tan estéril son las supuestas medidas «correctoras» que Gallardón ha introducido y sé que tan fáciles son de burlar para un entramado de desaprensivos que mueven cientos de millones de euros y que esta ley vine a ofrecer una mayor forma de ingresos. Hoy la que desee abortar no solo necesitara el informe de un facultativo sino el de dos «independientes». Pues bien el gobierno del PP ya por fin sí ha generado empleo neto por mor de la muerte, ahora habrá dos médicos desaprensivos y no solo uno que cobraran dos veces por emitir un informe en la mayoría de los casos falso o prefirmado con fecha en blanco. Lo que ignora, pero no debiera, el Sr. Gallardón es que siempre existirán este tipo de facultativos dispuesto a dar el plácet para matar al más inocente a cambio de un puñado de monedas. Al Sr. Gallardón y a todos los próvida institucionales les haría falta sentarse un solo día en los bancos del juzgado para conocer el perfil de este tipo de facultativos, entenderían que cualquier barrera formal que pudieran crear no será nunca bastante para saciar su sed de sangre inocente en la que empapan lo billetes entre tozos de manos y cabezas de los niños triturados.

Como si de una instrucción se tratara los próvida institucionales y medios afectos al PP han decido acrisolar el mismo argumento», esta ley reducirá el número de abortos y todo lo que ayude a reducir el número de abortos cuenta con nuestro apoyo», argumento complicado de combatir por lo perverso del mismo y más cuando de forma escandalosa se titula al Anteproyecto como «Ley de Protección de la vida del concebido y derechos de la embarazada», es decir, se intenta desde el propio título convencer a muchos que no leerán su contenido que en el articulado del mismo se defenderá la vida del concebido, cuando en realidad en el articulado lo que se dice es cómo y en que circunstancias se le puede quitar la vida al concebido.

Los socialistas decidieron que al concebido se le podía quitar la vida en determinados plazos y el PP por determinados supuestos, pero una y otra aceptan, avalan y permiten que en determinadas circunstancias se le pueda quitar la vida al concebido, por lo que si una ley era abortista la otra lo es exactamente igual con independencia del título que le queramos dar a una u a otra. Ese título tan aplaudido por los próvidas institucionales es un escándalo por que utiliza términos (concebido, protección de la vida) que sociológicamente y en técnicas de comunicación son tan próximos a los movimientos próvida que predisponen a los mismos a su aceptación- a priori de su lectura y reflexión- cuando en realidad de su lectura y reflexión no cabe más conclusión que una vez más al concebido se le puede privar de su derecho más fundamental cual es la vida.

Esta ley que parece defender la vida paradójicamente retrocede en la persecución de los responsables de quitarla, aspecto este al que no se atrevieron a llegar ni los socialistas, ya que con la ley Aido la mujer que abortaba en circunstancias fueras de las previstas en la misma era corresponsable del aborto ilegal con cuantos lo practicaron, por el contrario el PP intentando un vez mas retorcer las conciencias y en un ánimo conciliador con el mundo «promuerte» excluye de responsabilidad penal a quien es la autora material e intelectual del delito, la madre. De esta forma se hace desaparecer el carácter disuasorio que ha de presidir cualquier norma para reforzar el compromiso con su cumplimiento.

Pretenden hacernos creer, y lo peor es que a lo mejor ellos se lo pueden creer, que han mejorado sustancialmente la ley al suprimir el supuesto de la deformación, salvo excepciones, que las menores de 16 años puedan abortar sin consentimiento ( mientras siguen distribuyendo la PDD a las menores de forma gratuita) y como ya hemos dicho con las medidas formales introducidas, pero la realidad es que el «criminal coladero» del aborto legal en base al riesgo para la salud psíquica o física de la mujer permanece y si este permanece deja sin efecto la exclusión del supuesto de las malformaciones, ya que si dichas malformaciones conllevan ese riesgo psicológico para la madre, que siempre habrá uno o dos facultativos que lo certifiquen, quedara amparado el aborto en esa circunstancia y en conclusión volvemos a lo mismo de siempre, que el 98% de los abortos practicados se hagan al amparo de un informe, hoy de dos, que justifiquen las graves lesiones psíquicas en la madre.

El PP nos prometió una ley próvida. lo que no puede pasar por algo diferente a la derogación de cualquier ley que permita la muerte en el seno materno del concebido bajo cualquier circunstancia. El PP podía haber elegido entre el bien y el mal, no entre el mal y el mal menor, sino entre bien y el mal y ha elegido el mal, porque permitir y digo permitir, que en cualquier circunstancia se mate al concebido, es el mal. No es justificación moralmente aceptable el promover una ley para reducir abortos cuando se dispone de las mayorías suficientes para hacerlo desaparecer, no vale el manido argumento de que es una realidad social que siempre se hará y se hará en condiciones mucho peores si se ilegaliza, ya que esto es tanto como dar carta de naturaleza a que siempre el ser humano tenderá al mal y por ello es mejor despenalizar el robo, el asesinato o la corrupción; los actos contrarios a la moral objetiva y al orden natural, como son el no robaras, no mataras…, deberán siempre estar penalizadas con independencia de los movimientos sociales que los pretendan amparar, esta actitud comporta el bien lo contrario el mal y por ello el PP ha actuado en favor del mal.

Si el PP no fuera abortista hubiera tomado la responsabilidad, con todo el coste político que ello conlleve, de suprimir cualquier ley abortista construyendo una norma que ayudara y a amparara a las mujeres embarazadas y promoviera la adopción, pero no al contrario, es decir, que con la justificación de una mayor ayuda a las madres se justifique el asesinato del concebido lo que supone una inaceptable alteración de la prelación de valores y derechos que termina por ser un escándalo. Además desde un punto de vista político esta estéril reforma les va a poner contra la presión del lobby abortista, por lo que finalmente van a pagar un alto precio y terminan por no complacer a nadie y lo que es peor, seguirán asesinándose cientos de miles de niños.

El PP ha consumado la mayor de las infamias de las que les creía capaces. El PP ha dado carta de naturaleza al aborto en España, ha legitimado con su nueva Ley Orgánica que el aborto sea legal y acorde a derecho en España. El PP al aceptar cualquier forma de aborto en España ha abandonado la defensa de la vida del más inocente. El PP una vez más, como ha sucedido con los matrimonios homosexuales se ha burlado de todos sus votantes provida a los que ha vuelto a engañar aduciendo que ha introducido reformas importantes sobre la ley del 85, pero oculta que pese a las reformas ha traído a la mesa una ley abortista, una ley que reconoce al aborto y que lo consolidara de por vida, que además cayendo en una demagogia barata y escandalosa a excluido de responsabilidad penal a la autora material del delito y condena al coautor del mismo.

El PP se ha convertido en el mejor valedor de la inicua ley socialista que tanto criticaron, se ha hecho el valedor de crimen más execrable y lo peor es que lo ha hecho con la connivencia de muchos de los llamados próvidas institucionales de esos que se rasgan las vestiduras pero como el otro día rezaba un eslogan «ahora os quejáis y luego los votáis».

En materia de vida no caben circunloquios, tibiezas, ni medias tintas, o se da la vida o se quita, no se mata un poquito.

Pues bien como ustedes habrán comprobado opto por no tener miedo de ir a favor de la corriente de la vida y por ello contra la corriente de la cultura de la muerte y prefiero hacerlo a pie hasta que Dios quiera.

 

Rafael Lopez-Dieguez Gamoneda

Publicado originalmente en Diario Ya

Esta noticia no admite comentarios.