Lo que me ha chocado del libro del Papa

El mejor modo de enterarse de lo que realmente ha dicho el Papa sobre el asunto es leerse el libro, e incluso sólo las dos páginas que hablan del pesebre.

Se ha montado un escándalo en torno a la afirmación del Papa que el buey y el asno no están en el evangelio, para lo cual basta para comprobarlo, agarrar cualquier Nuevo Testamento y leerse los evangelios de la infancia, es decir los primeros capítulos de Mateo y Lucas. Este escándalo se produce por la profunda ignorancia de muchos y el sectarismo de algunos medios de comunicación. El mejor modo de enterarse de lo que realmente ha dicho el Papa sobre el asunto es leerse el libro, e incluso sólo las dos páginas que hablan del pesebre. El Papa dice: «La iconografía cristiana ha captado muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno».

Pero el libro tiene otros valores que me han servido para enriquecer mi conocimiento sobre la infancia de Jesús. En ese mismo capítulo sobre el nacimiento podemos leer: «El pesebre es donde los animales encuentran su alimento. Sin embargo, ahora yace en el pesebre quien se ha indicado a sí mismo como el verdadero pan bajado del cielo, como el verdadero alimento que el hombre necesita para ser persona humana. Es el alimento que da al hombre la vida verdadera, la vida eterna. El pesebre se convierte de este modo en una referencia a la mesa de Dios, a la que el hombre está invitado para recibir el pan de Dios». No se me había ocurrido esa preciosa conexión entre el pesebre y el sacramento de la eucaristía.

En la genealogía de Jesús según san Mateo, encontramos, antes de llegar a María, a cuatro mujeres, ninguna de las cuales era judía. «Por tanto, el mundo de los gentiles entra a través de ellas en la genealogía de Jesús, se manifiesta su misión a los judíos y a los paganos». Con María, sin embargo, hay un gran cambio, «ya no se habla de generación, sino que se dice: «Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo» (Mt 1,16). María es un nuevo comienzo. Su hijo no proviene de ningún hombre, sino que es una nueva creación, fue concebido por obra del Espíritu Santo. Y así no nos extrañe que. «De la misma manera que, al final, las genealogías se interrumpen, puesto que Jesús no fue generado por José, sino que ha nacido de modo totalmente real de la Virgen María por obra del Espíritu Santo, así esto vale ahora también para nosotros: nuestra verdadera genealogía es la fe en Jesús, que nos da una nueva proveniencia, nos hace nacer de Dios».

«Lucas alude a veces a que María misma, la madre de Jesús fue una de sus fuentes, y lo hace de una manera particular cuando, en 2,51, dice que «su madre conservaba todo esto en su corazón» (cf. también 2,19). Sólo ella podía informar del acontecimiento de la anunciación, que no había tenido ningún testigo humano».

También me ha gustado mucho sobre el nacimiento de Juan Bautista lo siguiente: «La historia de Juan está enraizada de modo particularmente profundo en el Antiguo Testamento. Zacarías era un sacerdote de la clase de Abías. También su esposa Isabel tiene igualmente una proveniencia sacerdotal; es una descendiente de Aarón (cf. Lc 1,5). Según el derecho veterotestamentario, el ministerio de los sacerdotes está vinculado a la pertenencia a la tribu de los hijos de Aarón y de Leví. Por tanto, Juan el Bautista era un sacerdote. En él, el sacerdocio de la Antigua Alianza va hacia Jesús; se convierte en una referencia a Jesús, en anuncio de su misión».

Sobre la virginidad de María podemos leer: «A partir de Agustín, se ha explicado la cuestión en el sentido de que María habría hecho un voto de virginidad y se habría comprometido sólo para tener un varón protector de su virginidad. Pero esta reconstrucción está totalmente fuera del mundo judío en tiempos de Jesús, y parece impensable en ese contexto»… «María, por razones que nos son inaccesibles, no ve posible de ningún modo convertirse en madre del Mesías mediante una relación conyugal. El ángel le confirma que ella no será madre de modo normal después de ser recibida en casa por José, sino mediante «la sombra del poder del Altísimo», mediante la llegada del Espíritu Santo, y afirma con aplomo: «Para Dios nada hay imposible» (Lc 1,37)». Es dogma de fe que María siempre fue virgen, pero las razones de ello no acabamos de comprenderlas del todo, ni siquiera el Papa.

En resumen: «lo que Mateo y Lucas pretendían, cada uno a su propia manera, no era tanto contar historias, como escribir historia, historia real, acontecida, historia ciertamente interpretada y comprendida sobre la base de la Palabra de Dios».

 

Pedro Trevijano, sacerdote

 

10 comentarios

Anónimo...
Lo que los ignorantes no entienden es que para entender las Escrituras deben ser leídas con el mismo espíritu con el que fueron escritas; es decir, contenido + unidad... de todas ellas, ya que el Antiguo Testamento remite al Nuevo y viceversa.

: )
4/12/12 1:43 PM
Alfredo López
Acerca de la Pregunta de María "¿cómo se hará esto sin conocer varón" puede verse el Post "Exégesis alternativa 3" del Blog "conocerbienajesucristo.com". A me me ha guastado y me ha convencido la opinión de ese Blog. Alfredo Lçópez
4/12/12 6:03 PM
vicente
sobre una base histórica se nos transmite la fe en Cristo Salvador.
4/12/12 8:56 PM
PG
Por lo menos el burro si estuboe ese momento, pues el en sus lomos traía a la Santísima Virgen cuando llegaron a Belén.
5/12/12 1:44 AM
Pablo
Para Dios , nada es imposible Y la partenogenesis?
6/12/12 8:04 PM
Pedro Trevijano
El 27 de Diciembre del 2010 publiqué en InfoCatólica un artículo titulado "¿Hay que creerse la virginidad de María?" que acabo de encontrar en Google. La virginidad de María es dogma de fe y por supuesto la creo.
Sobre lo siguiente no tengo esa seguridad y puedo equivocarme. Si hubiese partenogénesis tengo entendido que el producto sería una mujer y no un varón. Pero si alguien me contradice mo tengo los suficientes conocimientos científicos para poder rebatirle. Por supuesto estoy hablando de la especie humana.Saludos Pedro Trevijano.
6/12/12 9:40 PM
Pedro Trevijano
En la Gaceta de hoy, Joaquín Leguina dice en su columna dos solemnes tonterías. Dice: "Parece solazarse, SWantidad, anunciando desapariciones. Primero confesó que el infierno no existe" ¿Dónde y cuándo? Porque yo leo en el Catecismo de la Iglesia Católica: “1035. La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno”… “La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios en quien únicamente puede tener el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a las que aspira”. Está claro, por tanto, que el infierno existe.
La segunda tontería: "¿Qué le ha llevado, Santidad, a, de un papirotazo, desmontarnos el Belén suprimiendo el burro y el buey del portal navideño". La contestación está clara en el artículo. Y es que se puede ser un político de más o menos importancia, pero un analfabeto religioso. Saludos Pedro Trevijano
7/12/12 11:02 AM
Luis Fernando
Presocrático, no vamos a admitir lo de "hasta de una p...".
7/12/12 1:44 PM
María
Él libro es una maravilla, a mi me ha impresionado mucho la página 42 y 43 en la aque Dios se h hecho dependiente del hombre al haberlo creado en libertad y el sí de Máría entre humildad y magnanimidad, y como en el momento de la pregunta a María el cielo y la tierra tuvieron que contener el aliento. Desde luego lo leo poco a poco porque en cada párrafo hay toda una meditación. Animo al que no lo ha comprado que se lo compre.
7/12/12 3:55 PM
vicente
EL MUNDO NO CREE.
EL QUE SE ABANDONA EN DIOS SÍ CREE.
8/12/12 1:22 PM

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