Al finalizar la Misa con los seminaristas en La Almudena

Benedicto XVI anuncia que proclamará a San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia

Al finalizar la Misa que ha oficiado en la Catedral de La Almudena con miles de seminaristas de todo el mundo, el Papa Benedicto XVI ha anunciado la proclamación de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia. Así se cumple con lo anunciado el pasado mes de mayo, cuando la Congregación para la Causa de los Santos abordó la posibilidad de nombrar doctor de la Iglesia al conocido como Apóstol de Andalucía y auténtico reformador. Su influencia en el Concilio de Trento fue fundamental para la institución de los Seminarios.

(Alberto Royo Mejía/InfoCatólica) San Juan de Ávila nació el 6 de enero de 1499 (o 1500) en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), de una familia profundamente cristiana. Sus padres, Alfonso de Ávila (de ascendencia israelita) y Catalina Jijón, poseían unas minas de plata en Sierra Morena, y supieron dar al niño una formación cristiana de sacrificio y amor al prójimo.

Estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá y fue considerado como uno de las más influyentes y elocuentes figuras religiosas de la España del siglo XVI. Fue amigo de San Ignacio de Loyola y consejero espiritual de Santa Teresa, además de San Francisco de Borja. Como sacerdote mostró tal elocuencia, que el Arzobispo de Sevilla le pidió que se dedicara a la evangelización en su región. Trabajó durante 9 años en las misiones de Andalucía.

Famoso predicador, fue acusado ante la Santa Inquisición de Sevilla por predicar el rigorismo y la exclusión de los ricos del Reino de los Cielos. Luego de ser liberado, se dedicó a misionar en todas las regiones de España, principalmente en las ciudades. Los más famosos de sus escritos son sus cartas y el tratado: "Audi Filia". Fallecido en Montilla en 1569, fue beatificado en 1894, declarado Patrono del clero secular español por Pío XII en 1946 y canonizado por Pablo VI en 1970. La Compañía de Jesús celebra su fiesta como si se tratase de uno de sus miembros, ya que Juan veneró siempre a esta orden y a su fundador.

Reformador

El magisterio de Juan de Ávila no terminó con su vida. Sus abundantes escritos han influido notablemente en la historia de la espiritualidad y de la renovación eclesial. En la Biblioteca de Autores Cristianos sus obras conocidas ocupan varios volúmenes. Se enumeran no menos de catorce ediciones generales españolas y tres en otras lenguas, en distintas épocas. De obras por separado son numerosas las ediciones y versiones a distintos idiomas. De su Epistolario hay al menos veintitrés ediciones extranjeras. El tratado "Audi Filia" es un clásico de la espiritualidad. Se tradujo muy pronto al italiano, francés, alemán e inglés. Los católicos perseguidos en Inglaterra encontraban en él un gran aliento. Fray Luis de Granada afirmaba: "Lo tengo en la cabeza por haberlo leído muchas veces". Felipe II lo tenía de libro de cabecera. El Cardenal Astorga, arzobispo de Toledo, decía: "este libro ha convertido más almas que letras tiene".

Su influencia en el Concilio de Trento ha sido puesta de manifiesto por los especialistas. No pudo participar en él por su precaria salud. Pero a través del Arzobispo de Granada, D. Pedro Guerrero, envió dos Memoriales, que fueron acogidos en el aula conciliar con aplauso general. Sus criterios influyeron en los acuerdos de este Concilio en temas de tanta importancia como la institución de los Seminarios, la reforma del estado eclesiástico o la catequesis, de modo que Pablo VI pudo decir en la homilía de canonización que "el Concilio de Trento adoptó decisiones que él había preconizado mucho tiempo antes".

El Maestro Ávila pertenece a ese grupo de verdaderos reformadores que alentaron e iluminaron la renovación de la Iglesia en aquellos tiempos recios del siglo XVI. Su influencia se puede comprobar también en varios Concilios provinciales de aplicación de Trento: en los de Toledo, Granada, Santiago de Compostela, Valencia y, pasando al Nuevo Mundo, en el tercer Concilio de Lima y de México.

4 comentarios

Gregory
Siento el compromiso de conocer más a fondo la vida y la obra de San Juan de Avila,en verdad que el iglo XVI fue de Santos hombres y mujeres recios y entregados al Señor.
20/08/11 4:18 PM
eduardo
Valiente el Santo Padre. Juan Pablo Magno, no se animó a declarar Doctor a San Luis María Grigñión de Montfort, a pesar de las miles de peticiones que llegaron a la Santa Sede en su momento.
20/08/11 5:21 PM
antonio grande
El Gran Felipe II leía asiduamente al Santo Juan de Avila. ¿ Y a quién leerá hoy el Rey ?. ¿ Y los Gobernantes Socialistas ?. Porque leer da ideas. Y de las ideas salen acciones políticas. Viendo las acciones se puede colegir qué libros leen. Y desde luego que libros cristianos no leen.Por eso... ¡Así nos va !.
21/08/11 8:44 AM
guillermo aguilera
Tengo la suerte de haberme encontrado con la obra de este maestro espiritual hace poco. Leyendole te das cuenta de que se trata de ese misterioso por deslumbrante saber de la fé, eso que , como afirmaba San Pablo con el salmista confunde a los sabios de este este mundo pero reconocible por aquellos que han sido acogidos por el Espíritu, por muy pequeño que se sea en el reino del Señor.Palabra caliente , certera, sin pretender lucimiento, dirigidas sólo a la conversión de los hermanos,por muy brutos que fueran, desde luego no para dejarles impasibles. Hombre que ha puesto su confianza en Dios era hombre de fiar , de ahí que no extraña que fuera consultado por tantos y por tan buenos, que buscaban y hallaban en él el cobijo de su autoridad, de la sana doctrina, con absoluta , nada titubeante sumisión a la autoridad de su amada Iglesia.¿ Qué os voy a decir? Recomendable, desde luego.¡ Ah, y viva el Papa ¡
21/08/11 1:44 PM

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