Segunda Javierada multitudinaria

Mons. Francisco Pérez recuerda: «Primero Dios, de Él nos vienen los medios y las soluciones»

La de ayer volvió a ser una Javierada multitudinaria, con cerca de 19.000 peregrinos. Mons. Francisco Pérez lanzó un mensaje de esperanza en su homilía: «Hay nubarrones en este mundo pero el sol está ahí. Que seamos luz y sol para todas las personas que esperan». También hubo palabras de fe y aliento ante la tragedia causada por el tsunami de Japón, y de recuerdo para todos los misioneros.

(DiariodeNavarra / InfoCatólica) La lluvia y el viento fueron ayer el principal obstáculo para los miles de peregrinos que decidieron recorrer los 48 kilómetros desde Noáin a Javier andando, en la ya tradicional segunda Javierada. Hacia las once de la mañana el tiempo dio un respiro y dejó de llover, pero a las 13.45 empezó de nuevo y no paró hasta la misa, oficiada por el arzobispo Francisco Pérez.

Aún con todo, la de ayer volvió a ser una Javierada multitudinaria, con cerca de 19.000 peregrinos. Muchos de ellos, optaron por el autobús para llegar hasta el santuario y eso, se notó en Javier, donde la Policía Foral contabilizó 201 autobuses, que saturaron los aparcamientos habilitados a las faldas del castillo y tuvieron que ser dirigidos hasta la parte superior de la explanada, tras el hotel Xabier. Además, hubo 2.270 vehículos particulares. 

El sol que se abrió paso poco a poco entre las nubes amenazantes sirvió de metáfora al arzobispo, Francisco Pérez, para lanzar un mensaje de esperanza en su homilía: "Hay nubarrones en este mundo pero el sol está ahí. Que seamos luz y sol para todas las personas que esperan". 

Defensa de la fe y de la familia cristiana

Sus palabras de aliento a los católicos que llenaban la explanada del Castillo y Basílica de Javier se unieron a la crítica del pensamiento que prescinde de Dios. A la luz del Evangelio sobre las tentaciones de Jesús, el arzobispo aludió a la "severa crisis de fe en Dios como creador y dueño de la vida". "Se llega hasta pensar que Dios ya no sólo existe sino que quien tenga fe en él es un hereje social: debe ser expulsado de la sociedad. Pensemos lo que está sucediendo con el martirio de cristianos en Medio y Extremo Oriente". 

Hizo igualmente una defensa de la familia a partir de una interpretación de la que consideró tentación "más intelectual" que padeció Jesús en el desierto. "Pienso que la familia está padeciendo desde muchísimos ángunos ataques de todo tipo, con frecuencia presentados como razonables. Se repite que es parte de una sociedad moderna la obligación de que no se someta a los esposos a una convivencia, dicen, imposible de resistir". 

A continuación censuró la promulgación de "leyes profundamente injustas, pero revestidas de ropaje vacío de sentido racional que se llegan a hacer normales, facilitando la caída en el vacío existencial puesto que se buscan subterfugios inconscientes para acallar la conciencia: el derecho de la madre a abortar, realizar separaciones matrimoniales cuánto más rápidas mejor, el derecho a interrumpir la vida cuando uno lo desee". 

Dejar que cale la gracia de Dios

La homilía fue escuchada por fieles venidos de diferentes comunidades autónomas, a los que Javier Leoz, párroco de Peralta y miembro de la Comisión organizadora de las Javieradas, animó a identificarse por grupos antes de la celebración, para avivar su espíritu participativo. Leoz invitó a no desplegar "los paragüas contra la gracia de Dios" y sí, en cambio, dejar "que la Eucaristía cale".

Después, una vez que los más de 70 sacerdotes concelebrantes fueron acercándose al altar situado al pie del Castillo, entre dos paneles de la Javierada y la Jornada Mundial de la Juventud, y concluyese el Vía Crucis desde Sangüesa, el vicario general, Juan Aznárez, leyó un mensaje del Papa de exhortación a los peregrinos a "marchar con corazón alegre, siguiendo el ejemplo de tantos cristianos que han querido venerar el lugar donde nació el patrono de las misiones". 

La misa, que contó con la participación de un coro de la parroquia de Corella de Nuestra Señora del Rosario y San Miguel, concluyó con una referencia a la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en agosto en Madrid y que contará con una nueva concentración en Javier en los días previos, en la que se prevé que participen 6.000 jóvenes. El despliegue de cinco banderas de diferente tonalidad, por cada continente, coloreó la tarde enmarcada por los rayos"de sol esplendente de Cristo". 

Ante las tragedias y las dificultades, “primero Dios, que es quien nos proporciona los medios”

"Estamos conmovidos por el tsunami de Japón y se nos puede preguntar por dónde está Dios. En la cruz". Fue la referencia que realizó el arzobispo en su homilía en la cuna del patrón de los misioneros, que llegó hasta el país nipón en la proclamación del Evangelio. 

Su breve alusión se produjo en el marco de un comentario del pasaje del Evangelio de las tentaciones: "Si eres hijo de Dios..." dice el diablo a Jesús. En una extrapolación al mundo actual, Mons. Francisco Pérez dijo que hoy se puede escuchar "en amargo sacasmo ante el dolor del inocente" la interpelación de "Si Dios es amor, ¿por qué deja que haya sufrimiento?" El mismo interrogante puede aplicarse, añadió, a la Iglesia y los cristianos: "si sois tan buenos, ¿por qué en vez de rezar no os dedicáis a solucionar los problemas?”.

El arzobispo respondió: “No quiero hacer aquí una apología del esfuerzo que hace la Iglesia para paliar en cuanto es posible las angustias de tantos que están sufriendo la miseria, que no tienen trabajo ni ven un futuro halagüeño. Ni pretendo estimular vuestra generosidad que siempre es mucha para colaborar con Cáritas y con tantas otras instituciones eclesiales de caridad. ¡Ya lo hacéis!". 

Con su reflexión, la única pretensión de Francisco Pérez fue "reivindicar una jeraquía de valores: primero Dios, que es quien nos proporciona los medios materiales. Más aún, cuando reconocemos a Dios somos capaces de buscar, con ahínco, la solución de tantas dificultades que nos angustian".

La oración de fieles incluyó una petición por "los muertos y desaparecidos en Japón". También, en una intervención tras la comunión, el delegado de Misiones Diocesanas y responsable de la Comisión organizadora de las Javieradas, José María Aícua, dio gracias por los misioneros en general, y de manera particular por los destinados en Japón.

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