El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana alienta la objeción de conciencia ante la RU486

Hypatia, no se admiten comentarios pro-aborto.

Muchas gracias Luis Fernando por borrar la ignominiosa falta de ortografía. Como escribo a bote pronto no puedo reproducir las otras faltas que el delantero ha debido de ocasionar al portero. Trataré de reconstruir esta tarde lo que escribí que seguro no era pro-elección... , tal vez anti-portero.
Es por lograr, con éxito en Inglaterra y por primera vez, el bebé probeta Louise Brown, cuando surge el gran debate en cuanto al uso de las técnicas de reproducción asistida. En este, como en otros, una vez más parece que en el medio está la virtud. De los óvulos fecundados no se puede predicar que son personas pero, aún cuando la tercera posibilidad, jurídicamente hablando, está excluída, tampoco que son cosas. La Bioética debería encontrar una posición que tenga en cuenta que los embriones humanos deben regularse atribuyéndoles un estatuto jurídico específico. Hay que evitar todo tipo de abusos cuando el irrefrenable progreso en los conocimientos de genética pudiera permitirlos.
Los sueños de la razón engendran monstruos, y eso le sucedió a Jean Gury, que al apoyar la animación inmediata, no percibió que un embrión, al igual que un corazón de hombre, o un dedo, son humanos pero no personas humanas. No se trata de un homúnculo, un hombre pequeñito que sólo necesita crecer en tamaño, es, cuando cigoto, una célula. Sobre una falsedad tal no se puede construir base axiológica jurídica alguna.
La posición intermedia permitirá establecer protocolos de manipulación que permitan salvaguardar el respeto que debemos a células de nuestra especie con capacidad reproductiva.
La otra postura extremista es la de las defensoras de los derechos de la mujer que postulan que sea lo que sea, da igual, es potestad de la madre decidir su futuro si reside en su cuerpo. La sustitución del útero por una incubadora es ciencia ficción.
Hablando de la RU 864, estoy en contra de quien se meta con el cardenal por tratar de arruinar e impedir el enorme negocio que bancos e instituciones inversoras de todo tipo hacen por la difusión del RU 486.