Cardenal Sarah: «Es tiempo de que la Iglesia reflexione sobre el desconcierto y la confusión inoculados en muchos fieles»

«Por la cacofonía que reina en las enseñanzas de los Obispos y los sacerdotes»

Cardenal Sarah: «Es tiempo de que la Iglesia reflexione sobre el desconcierto y la confusión inoculados en muchos fieles»

El Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha pronunciado una magistral conferencia para presentar el próximo Congreso de Católicos y Vida Pública. El purpurado africano ha reflexionado sobre el papel de la Iglesia de hoy en el mundo y ante los propios cristianos.

(InfoCatólica) En el auditorio de la Universidad CEU San Pablo, con la presencia, entre otros, de los cardenales Antonio María Rouco Varela y Antonio Cañizares, el Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha abordado la importancia de la educación en la misión de la Iglesia, con motivo de la presentación del 21 Congreso Católicos y Vida Pública.

Debido a la gran asistencia de personas, unas 600, se ha habilitado una sala anexa para seguir la presentación.

Tras la presentación por el periodista Francisco Serrano, el Cardenal Sarah ha señalado el momento en el que «la escuela y la universidad atraviesan una crisis muy profunda, la de una sociedad laicista, secularizada, sin Dios». Una crisis que proviene del «constante cuestionamiento de los valores fundamentales que durante miles de años han apoyado, enseñado, educado y estructurado al hombre internamente».

El cardenal ha señalado que debemos ser capaces de medir la gravedad de la crisis, «dada la atmósfera atea o de indiferencia hacia las cuestiones religiosas o morales en la que se encuentran impregnadas la educación y las estructuras escolares». En este sentido, el prefecto ha destacado la necesidad de entender que «el núcleo del acto educativo es que la persona educada adquiera las virtudes que le permitan desplegar y estructurar su humanidad y su personalidad de acuerdo con la verdad que les es intrínseca».

La importancia de la familia en una sociedad sin Dios

Para ello, además de la escuela y la universidad, «la familia es la primera célula que puede proporcionar esta fantástica carga emocional, en medio de la confusión de ideas, de ideologías, del desorden de información e impresiones que asaltan por todos lados a muchos jóvenes». Sin embargo, el prefecto ha apuntado que «por desgracia, está desestructurada, demolida, desmantelada; y con frecuencia, en nuestros días, pide ser reemplazada por la escuela».

El cardenal partió de «la crisis antropológica y moral sin precedentes que atraviesa nuestro tiempo exige que la Iglesia asuma una mayor responsabilidad y compromiso para proponer su enseñanza doctrinal y moral de modo claro, preciso y firme».

Y ha continuado: «Hoy, a algunas personas les gustaría que la Iglesia se centrara exclusivamente en el ejercicio de la misericordia, en el trabajo de reducir o incluso erradicar la pobreza, en la acogida de migrantes, en la acogida y acompañamiento de los ‘heridos de la vida'». «Ciertamente es necesario invertir en la solución de problemas sociales --ha proseguido--, pero también es necesario, y quizás incluso más que nada, trabajar contra corriente para evitar que tantos hombres y mujeres resulten heridos en sus cuerpos, sus almas, su inteligencia, su afectividad, etc. ¿No es la educación la mejor prevención? Se trata del ejercicio de la justicia y de la misericordia».

Los desafíos antropológicos de la crisis actual de la educación: feminismo, mentalidad anticonceptiva, relación hombre-mujer

El Cardenal Sarah situó las raíces de la situación actual en la falta de comprensión antropológica, primero el ataque a la mujer y a la maternidad, después esa separación del aspecto unitivo y procreativo de las relaciones sexuales sin las cuales la relación hombre-mujer pierde su sentido:

La desestructuración de la identidad sexual que a menudo se llama «teoría de género», contra la que el papa Francisco tiene palabras durísimas y una actitud de intolerancia absoluta, puede entenderse como la consecuencia antropológica de una mutación práctica.

El primer eslabón del proceso involucró a la mujer. De hecho, la mentalidad anticonceptiva que se ha extendido fuertemente después de 1950 ha hecho posible una profunda desconexión entre la mujer y su cuerpo, desconexión que ha cambiado radicalmente la forma de entender la sexualidad humana, el matrimonio, la filiación y por supuesto la educación. Es preciso recordar aquí la frase de Simone de Beauvoir (1908-1986), que ha dado la vuelta al mundo: «no naces mujer, te conviertes en mujer». La teoría de género se ha referido ampliamente a ella. Añadamos que para de Beauvoir, la familia, el matrimonio y la maternidad son la fuente de la «opresión» y de la dependencia femeninas. La píldora habría «liberado» a las mujeres al darles «el control de su cuerpo» y la posibilidad de «disponer libremente» de él . Bajo el lema feminista «mi cuerpo me pertenece» en realidad se oculta una profunda alienación del sujeto encarnado. De hecho, detrás de esta afirmación de «libertad» yace una instrumentalización del propio cuerpo como material a disposición de los deseos más indeterminados. La mentalidad anticonceptiva ha engendrado un dualismo entre la libertad individual vista como ilimitada y todopoderosa, por un lado, y el cuerpo como instrumento de disfrute, por otro. En esa perspectiva, el cuerpo sexuado ya no puede ser vivido como signo e instrumento del don de sí, cuya finalidad es la comunión de los esposos. El vínculo intrínseco entre los dos significados del acto conyugal, la dimensión procreadora y la dimensión unitiva, se rompe . Este vínculo se vuelve opcional y lógicamente la sexualidad termina siendo considerada solo en su dimensión relacional y agradable. Los efectos desestabilizadores de tal mentalidad no se han hecho esperar.

En unos pocos años, esta desconexión engendró simultáneamente la tecnificación de la procreación (reproducción asistida) y la legitimación social de la homosexualidad. De hecho, si la sexualidad ya no se percibe a la luz del don de la vida, ¿cómo se puede considerar la homosexualidad como una perversión, un desorden objetivo y grave? Pero junto a estos cambios importantes va una redefinición de la identidad sexual, considerándola como puramente construida. Si se niega el vínculo intrínseco entre los dos significados del acto conyugal, la diferencia de los sexos pierde el primer fundamento de su inteligibilidad. A partir de entonces, el cuerpo sexuado se niega en su naturalidad para ser considerado como un simple material que la conciencia individual puede modelar a su agrado. En nombre de la lucha contra las «discriminaciones» de las que serían víctimas las «minorías sexuales», los agentes de la subversión antropológica toman como rehenes en sus revindicaciones a las autoridades públicas y al legislador. En nombre de la «igualdad» y la «libertad», exigen que todo discurso social, especialmente en las escuelas y los medios de comunicación, sea «respetuoso» con la indeterminación sexual de los individuos y la libre elección de su identidad. Entonces, cada uno puede afirmar que es por auto-designación y proclamar: «Yo hago mi propia elección. Estoy orgulloso de ello y me afirmo en esa elección. No admito que otro o la sociedad me digan lo que yo soy. No recibo mi ser y mi existencia de nadie más que de mí mismo. Yo decido por mí mismo quien soy. La sociedad debe asumir mi elección y adaptarse a mis cambios de orientación. Yo soy el dueño del mundo».

Educación en las virtudes intelectuales y morales: subjetivación adecuada

El Cardenal animó a no caer en los dos extremos que lastran la educación: el laxismo y el paternalismo, y centrarse en el objetivo real de la educación siguiendo la enseñanza de Juan Pablo II

La meta es, por tanto, lo que Karol Wojtyla (¡san Juan Pablo II!) llama en su gran libro de filosofía Persona y acción (1969) «la adecuada subjetivación». Esta es la apropiación plena por parte del sujeto actuante de la verdad objetiva de su ser cuando lo recibe de Dios; de tal manera que la persona se vuelve adecuada, conforme con el plan de Dios para ella, tanto como persona humana como persona única. Por lo tanto, toda su vida consiste en responder de manera práctica a estas dos preguntas: «¿qué soy yo?» y «¿quién soy yo?».

E incidió en la responsabilidad de formadores y padres:

El educador tiene el noble e importante papel de ser el mediador entre la verdad (universal y objetiva) del ser humano inmanente a este niño y el niño mismo como ser singular. Es el papel por el cual la atracción hacia lo bueno, lo justo, lo verdadero, lo bello puede resonar efectivamente en la subjetividad del niño, de manera que pueda hacerlos suyos.

Por lo tanto, la educación solo es adecuada a su misión si se centra en ese niño en concreto. ¡El educador no educa a un niño en sí! Educa a aquel que le ha sido confiado por Dios para que se convierta en sujeto pleno de sus actos. Hay que estar atentos a su carácter, a sus dones, a los talentos que le son propios. En definitiva, el educador ha de estar al servicio de la vocación de ese niño; como tal, es el propio mediador de Dios; no suele ser el único, porque el niño está inmerso en un contexto educativo complejo y recibe también de otros educadores. Sabemos lo valioso que a veces es para los padres confiar en otros para algún aspecto del crecimiento de sus hijos. Esta delegación a un tercero se ejerce siempre bajo su responsabilidad, porque en última instancia se basa en el hecho de que tendrán que responder ante Dios mismo por la forma en que han asumido su misión.

Papel de la Iglesia

Sarah incidió en el papel de la Iglesia como Madre y Maestra y citando numerosas veces la encíclica Veritatis Splendor, apuntaló el verdadero papel de la conciencia y de la verdad objetiva.

No escatimó en señalar el papel de los que tienen la función de enseñar y su responsabilidad.

Es tiempo de que la Iglesia, Mater y Magistra, reflexione sobre el desconcierto y la confusión inoculados hoy en el espíritu de muchos fieles cristianos y personas de buena voluntad por la cacofonía que reina en las enseñanzas de los Obispos y los sacerdotes. Pues, «si una trompeta emitiera un sonido indefinido -- dice san Pablo en la primera carta a los Corintios -, ¿quién se preparía para la batalla?» (1 Cor 14, 8).

 

28 comentarios

Cordá Lac
Vale. Pero no se olviden lo de la "viga en el propio ojo" de la Jerarquía. Porque mucha de la confusión y mucho del desconcierto de los fieles laicos tiene su semilla en la Jerarquía.
Algunos ejemplos:
a. No hay más que ver la diversidad de opiniones entre obispos y cardenales. Y no precisamente en verdades banales: suponiendo que las haya y no valga eso de no cambiar ni una "tilde".
b. No hay más que ver lo de oficiar las misas con casulla y sin casulla (véase el blog de J.S.M.) y que nadie tome medidas: porque no es que la norma no sea clara.
c. No hay más que asistir a misa y ver que muchos presbíteros no se ajustan al Misal: añadiendo palabras, cambiando palabras, etc. También está clara la norma de "las tildes".
d. No hay más que ver algunas tergiversaciones oficiales de la Biblia: como el añadido en la lengua vernácula de Cataluña y Valencia de la palabra "cualquier" entre las palabras "líbranos" y "mal", para terminar el Padrenuestro diciendo "líbranos de cualquier mal", en vez de "líbranos del mal". También está clara la Biblia.
e. No hay más que ver cómo visten muchos presbíteros por la calle. Sin cumplir las normas de vestimenta, que también están muy claras. Y sin que nadie tome medidas.
f. Etcétera.
7/11/19 8:25 PM
Manu
Magnífica y esclarecedora conferencia
7/11/19 8:55 PM
maru
El cardenal Sarah, en su último libro, toca varios temas, celibato, sacerdocio, familia, género, feminismo radical, etc. Lo que se menciona en este artículo, está presente en su libro.
7/11/19 9:04 PM
PEDRO
Todo se reduce a la falta de evangelización. Donde no hay referentes, convierte al fiel dependiente del sacerdote, con la advertencia que la Iglesia somos todos: sacerdotes y laicos. Y no hay que olvidar que la Familia debe formar para a la vez formar a su componentes. Sin Familia no hay avance ni humano ni espiritual. Por ello - repito - es tan atacada. No debemos olvidar que incluso los sacerdotes o religiosos reconocen que su vocación se le deben a los Padres.

Hay un especie de clericalismo, donde se pierde algunas veces la tradición y aparece el cura simpatico, y hay una especie de alejamiento de los laicos. Lo que los curas dicen, debe ser completado con la formación o creación de referentes para poder avanzar en el camino hacia Dios.

No se habla del pecado, de la tentación, de la existencia del maligno, diablo o satanás ( que es el mismo, con diferentes nombres ) y sus demonios como su tropa. No se habla del valor inmenso de la oración y de explicar cada uno de los Sacramentos, y ello es urgentisimo ¡¡¡¡.

Se debe explicar el valor del sufrimiento y el sentido de la Cruz y su coparticipación con Cristo. Se debe recordar como la gente se pierde con la codicia, con el poder, con el dinero. Se ha cambiado a Dios por " cosas". Y como las cosas no llenan, pues otra vez a comprar con un circulo vicioso.

Y faltan sinodos, pero de la "FAMILIA", de la "EVANGELIZACIÓN" ( para empezar a formar desde las parroquias con curas o con laicos ), del porque falta "VOCACIONES",
7/11/19 9:46 PM
Chico
Muy bien . Estupendo. Ahora vamos a la práctica
7/11/19 10:03 PM
Generalife
Gracias,señor cardenal
7/11/19 10:24 PM
Anónimo
Dice este cardenal: La meta es, por tanto, lo que Karol Wojtyla (¡san Juan Pablo II!) llama en su gran libro de filosofía Persona y acción (1969) «la adecuada subjetivación».



Uffff. Otro personalista

Si creen que está filosofía nos va a sacar de la crisis están apañados. Siendo como es una de las causas de la misma.

Hay que rezar más de lo que parece.
7/11/19 10:47 PM
Mª del PIlar
Todo lo que dice está muy bien, es una gracia de Dios que existan cardenales y obispos como él, pero esto no debería ser la excepción, sino la norma.

¡Debemos pedir mucho por la Iglesia, por el Papa, por todos los consagrados que la forman y por los fieles laicos que estamso en ella, para que seamos fieles al Señor y fieles al Papa!

Oración, oración y oración. ¡Que el Señor nos ilumine y la Santísima Virgen nos cubra con su manto!
7/11/19 11:12 PM
Jorge Cantu
Anónimo:



"Uffff. Otro personalista



Si creen que está filosofía nos va a sacar de la crisis están apañados. Siendo como es una de las causas de la misma."



No cometas el error prejuicioso de confundir el uso de cierto lenguaje filosófico con la filiación de la persona que lo usa a una corriente de pensamiento con la que se puede o no estar del todo de acuerdo, pero de la cual, en su momento, se valió con gran inteligencia San Juan Pablo II como un medio extraordinario para cristianizar el pensamiento filosófico contemporáneo. A partir de ese diálogo ha habido numerosas conversiones por ofrecer la oportunidad a muchos de pensar 'en cristiano' con el andamiaje filosófico personalista, que naturalmente es perfectible.



No se trata de que el Cardenal Sarah sea un 'personalista', y "oh decepción, otro que está afiliado a una corriente de pensamiento ya tan desprestigiada o pasada de moda en ciertos circulos católicos", sino que en el diálogo o discusión con el mundo tan ideologizado de hoy tiene que emplear dicho lenguaje para traducir el mensaje de la Fe y lograr que sea comprendida la relevancia del Evangelio por parte del hombre contemporáneo. Si dialogas con los filósofos o 'intelectuales' tienes que utilizar el lenguaje de los 'intelectuales' aunque a algunos desde la Fe nos parezca claramente insuficiente o inadecuado para expresarla, o que algunos abusen de su lenguaje y categorías para 'salirse por la tangente' en el plano doctrinal.
8/11/19 7:33 AM
José María Ruiz Tintoré
El problema no es solo de la Iglesia, es algo generalizado en todas las religiones, el abandono de los miembros, se debe, a que hoy, vivimos en un mundo, donde se valora por encima de todo, la productividad, los resultados inmediatos, la eficacia, el 2+2=4 y el fenómeno religioso, se apoya en la fe, no hay demostración cientifica para la fe, cada religión, tiene sus presupuestos y hay una enorme variedad de religiones, aún entre los mismos cristianos.
8/11/19 9:37 AM
Sir Peter saint James
Me llama la atención la expresión "desconcierto y confusión de los fieles", porque es la expresión que utilizó Monseñor Lefebvre, más o menos, "católicos perplejos". Porque la confusión de los católicos sólo tiene una fuente, y nada más que una: la jerarquía de la Iglesia católica y no sólo la actual, que se lleva la palma, sino la que ha venido actuando desde el CVII, con el oasis relativo de san Juan Pablo II.
A día de hoy, ha habido concelebración con protestantes en templos católicos, edición de sellos honrando a grandes enemigos de la Iglesia, como Lutero, relativización de la indisolubilidad del matrimonio, cambios en el catecismo sobre la pena de muerte, adoración a ídolos en templos católicos, apología de la sodomía por parte de miembros del clero, siendo los mismos recibidos por el santo padre. ¿Cómo no vamos a estar confusos?. El milagro es que aún estamos dentro de la Iglesia.
8/11/19 10:09 AM
Diego II
Dice Juan Pablo II (Refiriéndose a Lefebvre y a su ordenación de obispos):

"La raíz de este acto cismático se puede individuar en una imperfecta y contradictoria noción de Tradición: imperfecta porque no tiene suficientemente en cuenta el carácter vivo de la Tradición, que —como enseña claramente el Concilio Vaticano II— arranca originariamente de los Apóstolos, "va progresando en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo; es decir, crece con la comprensión de las cosas y de las palabras transmitidas, cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón, cuando comprenden internamente los misterios que viven, cuando las proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles en el carisma de la verdad"[5].

Pero es sobre todo contradictoria una noción de Tradición que se oponga al Magisterio universal de la Iglesia, el cual corresponde al Obispo de Roma y al Colegio de los Obispos. Nadie pude permanecer fiel a la Tradición si rompe los lazos y vínculos con aquél a quien el mismo Cristo, en la persona del Apóstol Pedro, confió el ministerio de la unidad en su Iglesia[6].

Motu Propio Ecclesia Dei, Nº 4.

Lefebvre es parte del problema, no de la solución.
8/11/19 11:59 AM
Chimo de Valencia
La Iglesia Católica es la depositaria de la Verdad revelada, no una institución a la que tengamos qué decir que es lo que tiene o debe de hacer. Quienes tiene que reflexionar sobre el "desconcierto y confusión" inoculado en muchos fieles, son los que lo fomentan y propician "armando lío".
8/11/19 12:00 PM
juana castro
Gracias Cadenal . Cuanto deseamos los laicos que alguien con ideas claras como usted y verdadera y recta doctrina sea nuestro próximo Papa.
8/11/19 12:07 PM
María Leonor Torino
El Cardenal Sarah es para mí lo mejor que tiene la Iglesia. Está con sus opiniones en el justo medio y ni hablar de su espiritualidad. Excelente todo este artículo. Creo que es un santo hombre de Dios.
8/11/19 12:18 PM
irma
Se debe cuidar en forma muy especial, la formación de los seminaristas en las distintas congregaciones y seminarios
Esto es fundamental para que la Iglesia funciones desde sus bases, como una unidad en cuanto a doctrina, divulgación del Evangelio, formación de laicos, educandos y dar directrices para los padres en la educación de sus hijos en la fe.
De estos sacerdotes saldrán los futuros obispos, cardenales y papas, que tienen la sagrada misión de dirigir y guiar la Iglesia que fundó Nuestro Señor Jesucristo
8/11/19 1:19 PM
Clara
Visto lo visto y en la situación de la Iglesia hoy, la Iglesia debe rescatar su papel y volver a ser sal y luz en estas tinieblas. Pero la jerarquía tendría que volver a creer empezando por la cúspide. Volver a la Tradición y dejarse de mundanidad.
8/11/19 4:20 PM
veritas
Hay dos tipos de personalismo. San Juan Pablo II bebe claramente del personalismo tomista.
En sí mismo, como la fenomenología, el personalismo es más una técnica discursiva que una doctrina definida.

Eso sí, el personalismo que inunda los seminarios españoles es el humanista y subjetivista, que ha producido el desastre espiritual que vemos hasta en las parroquias "conservadoras".
8/11/19 4:23 PM
Lector
veritas, hablar de un personalismo tomista es como hablar de un ateísmo cristiano.
Como ha demostrado Alonso Gracián en su blog, el personalismo y el tomismo son como el agua y el aceite.
8/11/19 4:27 PM
veritas
El Cardenal Sarah fue evangelizado y formado bajo los espiritanos franceses (lo cuenta Sarah en su libro Dios o Nada), y ellos bajo Mn. Lefevre que era el delegado papal del Papa para la evangelización de Africa. Lo cierto es que Mn. Lefevre hizo un trabajo formidable, y la razón por la que Africa es ahora un baluarte de la ortodoxia se debe en gran medida a su labor de Delegado Papal allí.

El documental sobre Mn. Lefevre, disponible en youtube completo, es indispensable para atar cabos.

La historia de Africa y de sudamérica son distintas por unas causas observables.
8/11/19 4:29 PM
veritas
Lector,
Probablemente Alonso Gracián hable sólo de personalismo subjetivista y emocionalista (por catalogarlo de alguna manera), que es el único que debe conocer en nuestra "cultura" porque es el único que se ha enseñado.

Pero que San Juan Pablo II, en su vertiente de filósofo, es personalista de corte tomista, no creo sea muy discutible. También le gustaba la fenomenología, porque, bueno, era la moda filosófica del momento.

Acaso no es Santo Tomás el mejor antropólogo cristiano?. Sintetizando, lo que ocurre que es que Santo Tomás ve al hombre tal y como Dios lo ha creado, y pone el centro de la atención en lo que lo configura como PERSONA: Intelecto, voluntad y toda la ristra de vitudes. Y cómo debe combatir las pasiones/emociones.

Los personalistas de moda lo que hacen es que ponen el centro, por así decirlo, en las emociones y las cuestiones subjetivas del hombre (sujetas a infinidad de imperfeccciones y pasiones, que estos personalistas no parecen demasiado interesados en combatir, o al menos las disminuyen en importancia).
San Juan Pablo no era de estos.

De Sarah, no parece que le interese demasiado lo de las escuelas filosóficas. O si le interesan, lo desconozco en lo que le he leído. Pero claramente tiene una mente tomista y de ahí su espiritualidad ordenada y sin cosas raras.
8/11/19 4:37 PM
Alonso Gracián
El personalismo de Karol Wojtyla no es tomista, salvo en la adopción de algunos términos y algunos conceptos. Pero, al gual que todo personalismo, se fundamenta en Kant, Hegel, Scheler, Husserl, y otros.

Posee los mismos defectos de la escuela personalista en general.

La escuela tomista, por ejemplo, parte del ser; el personalismo de Wojtyla, por el contrario, parte del acto. Tampoco en su concepto de libertad es tomista, sino moderno. Precisamente, Wojtyla acusa a Santo Tomás de ser objetivista.
8/11/19 5:46 PM
Jorge Madrid
Hay una palabra clave que no encuentro.
No he podido estar en la conferencia -tenía intención de hacerlo- y no sé si la la ha pronunciado: "santidad", como perfecto y verdadero estado.
La santidad, no la he hallado. ¿Acaso no la ha pronunciado?
Santidad en la iglesia, en su jerarquía, en sus fieles, en sus ministros ordenados, santidad en todos los bautizados.
¿Acaso la santidad no es la solución tanto a los males de la Iglesia como de toda la sociedad? Ya nos basta santidad.
8/11/19 9:01 PM
Diego II
¿Juan Pablo II critica el "objetivismo" tomista?

Dice Juan Pablo II:

(...) en la cultura democrática de nuestro tiempo se ha difundido ampliamente la opinión de que el ordenamiento jurídico de una sociedad debería limitarse a percibir y asumir las convicciones de la mayoría y, por tanto, basarse sólo sobre lo que la mayoría misma reconoce y vive como moral. Si además se considera incluso que una verdad común y objetiva es inaccesible de hecho, el respeto de la libertad de los ciudadanos... exigiría que, a nivel legislativo, se reconozca la autonomía de cada conciencia individual y que, por tanto, al establecer las normas que en cada caso son necesarias para la convivencia social, éstas se adecuen exclusivamente a la voluntad de la mayoría, cualquiera que sea. 
                                 (...) La raíz común de todas estas tendencias es el relativismo ético que caracteriza muchos aspectos de la cultura contemporánea. No falta quien considera este relativismo como una condición de la democracia, ya que sólo él garantizaría la tolerancia, el respeto recíproco entre las personas y la adhesión a las decisiones de la mayoría, mientras que las normas morales, consideradas objetivas y vinculantes, llevarían al autoritarismo y a la intolerancia. 

(...) En realidad, la democracia no puede mitificarse convirtiéndola en un sustitutivo de la moralidad o en una panacea de la inmoralidad. (..
9/11/19 2:13 AM
Natalia Barraza de R.
El Cardenal Sarah señala claramente los graves problemas por las que atraviesa la Iglesia, y menciona por ejemplo las palabras durísimas y la actitud intolerante del papa Bergoglio sobre la teoría del género, no obstante, en mi opinión omite algunos puntos que no solamente han provocado confusión sino que son verdaderamente heréticos y que han sucedido en el Sínodo de la Amazonía. En este sentido es evidente la intervención de los curas alemanes, la adoración idolátrica, el diaconado femenino, la generalización que se ve venir del sacerdocio de los casados, y una serie de detalles, omisiones que considero debieron ser por lo menos mencionados en este interesante artículo.
9/11/19 4:40 AM
Lector
Diego II, otro que no sabe distinguir entre las enseñanzas magisteriales de un Papa y lo que escribía en sus libros antes de ser Papa
9/11/19 11:16 AM
LORD ACTON
Nula resonancia mediática con escasísima asistencia episcopal. Por cierto, ¿dónde estaban don Fidel Herráez ("rouquista" convicto y confeso) y don Ginés G.Beltrán, Consiliarios Nacionales "in solidum" de la Asociación Católica de Propagandistas(ACdP)? Significativas ausencias en eventos que ya no interesan ni a la grey católica. 
9/11/19 11:56 AM
Diego II
Dice lector: "Diego II, otro que no sabe distinguir entre las enseñanzas magisteriales de un Papa y lo que escribía en sus libros antes de ser Papa"

Hay que entender, según Lector, que Karol Wojtyla defendía un personalismo kantiano y hegeliano (difícil pensar mayor herejía) y que cuando fue electo Papa enterró dicho pensamiento y se "convirtió" al catolicismo de manera que su magisterio es ortodoxo. Suena bastante esquizofrénico.

San Juan Pablo II fue un gran Papa y es un gran Santo. Ora pro nobis.
9/11/19 1:34 PM

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