Aumentan el número de delitos en los que la santería está por medio

Santería y delincuencia se hermanan en España

En estos últimos dos meses la santería ha sido la protagonista o, al menos, un elemento importante, en varios sucesos que han tenido lugar en España. Entre ellos destaca un asesinato ocurrido en un local esotérico. También se sabe de un grupo de ladrones se someten a ritos para garantizar el éxito de sus golpes.

(Info-RIES/InfoCatolica) A continuación reseñamos la información que ha aparecido en la prensa escrita de este país.

Atracos precedidos de ritos santeros

La Guardia Civil capturó en Valencia a doce ladrones que se sometían a ritos para garantizar el éxito de los golpes, según informaba el diario Levante-El Mercantil Valenciano. Catorce meses de intensas investigaciones y un control oportunamente montado en el peaje de la AP-7, en Algemesí, a primera hora de la tarde del pasado 21 de abril han servido para que el grupo de Patrimonio de la Guardia Civil de Valencia haya puesto entre rejas a los doce presuntos integrantes de una peligrosa y violenta banda de presuntos ladrones que se habían especializado en asaltar chalés. Tanto es así, que algunos de ellos comparten lazos familiares con varios de los autores del atraco al chalé de los Ferri, cometido el 4 de enero de 2006, y que acabó con dos de los asaltantes muertos, otros nueve, detenidos, y el sobrino del empresario, procesado por la muerte de los dos primeros.

Una de las peculiaridades de este grupo organizado era su dependencia de la santería, que les llevaba a realizar ritos y adivinaciones con el oráculo de Ifá que incluían bailes, cánticos, rezos y el sacrificio de animales. Con esas celebraciones, oficiadas por el que se decía sacerdote yoruba -religión africana llevada por los esclavos al nuevo continente a lo largo de los siglos XVIII y XIX y tamizada por el cristianismo y las creencias precolombinas-, pretendían conocer si el momento elegido para el robo era el propicio y garantizar así su éxito.

Los ahora detenidos lo fueron apenas una hora después de que cometieran su última fechoría: atracar una vivienda unifamiliar en una urbanización de Oliva, de donde se llevaron objetos por valor de 100.000 euros que incluían un collar de perlas, numerosas joyas, ordenadores portátiles y sendas cámaras digitales de fotografía y de vídeo. Durante el robo, los atracadores, que se mostraron tan violentos y amenazantes como en todos los asaltos que se les imputan -cinco, de momento-, retuvieron e intimidaron a las dos empleadas del servicio doméstico. Pero sólo una de ellas era realmente víctima de la situación.

La otra, que acabó detenida, es la esposa de uno de los presuntos autores materiales del robo y miembro permanente de la banda, que fue arrestado junto con el resto de los sospechosos durante la redad montada en el peaje de la autopista. Los acusados -seis de los cuales forman tres parejas- son nueve hombres y tres mujeres de entre 33 y 46 años de edad. La mayoría -diez- son de origen colombiano, aunque una de las mujeres -la asistenta del chalé de Oliva- es boliviana y el duodécimo acusado es un español.

Los objetos confiscados en los vehículos de los presuntos delincuentes cuando fueron interceptados en la autopista son los únicos que los investigadores han podido recuperar, lo cual da una idea de la celeridad con la que se deshacían del botín. De hecho, los registros de las seis viviendas en las que habitaban, en Valencia y Benaguasil, resultaron infructuosos. Hasta ahora, se les imputan el robo de Oliva y cuatro más en chalés de Godella, El Puig, Rafelbunyol y l'Eliana.

Los integrantes del grupo actuaban con absoluta profesionalidad. En primer lugar, seleccionaban el objetivo a partir de información interna obtenida de distintos modos, después sometían la casa y a sus moradores a una estrecha vigilancia para determinar cuál era el momento idóneo para perpetrar el golpe y, finalmente, lo daban, eso sí, tomando toda suerte de precauciones para tratar de descubrir la posible presencia de agentes policiales. En todos los casos, elegían viviendas dotadas con caja fuerte, bajo la suposición de que el botín debía ser mayor.

Un santero, acusado de estafar a dos hermanas discapacitadas

Un ciudadano de origen cubano, P. A. B. M., se enfrenta a siete años de cárcel acusado de estafar a dos hermanas, vecinas en la actualidad del barrio de La Calzada (Gijón, Asturias) y ambas con discapacidad, informa La Nueva España. Según el escrito dirigido a la Sección Octava de la Audiencia Provincial por el fiscal y la acusación particular, este presunto delincuente convenció a sus víctimas para que creyeran en sus ritos de santería y de esta manera le dieran todo su dinero, el del padre de las mismas e incluso varios miles de euros que les obligó a pedir a diversas entidades bancarias. Para llevar a cabo su estafa, que según la acusación asciende a 120.000 euros, el santero contaba con la ayuda del marido de una de las víctimas, M. A. R. U., para el que la acusación particular también pide cinco años de cárcel. La fiscalía, sin embargo, no eleva acusación contra esta segunda persona.

Según se recoge en el informe de conclusiones provisionales presentado por el Ministerio Público, que baja la petición de pena para el principal imputado en el proceso hasta los tres años de cárcel, el acusado conoció a una de las víctimas gracias a la afición a la astrología de su marido. «En una ocasión acudió para que le echara las cartas y tras ello se inició una relación de amistad entre el acusado y su mujer». A partir de ahí comenzó el abuso. El santero, «consciente de lo limitado de la capacidad intelectual de sus víctimas», inició un conjunto de actuaciones con las que conseguía un montante económico muy importante, siempre «abusando de las limitaciones mentales de las víctimas».

Las dos hermanas vecinas de La Calzada se convencieron finalmente de la necesidad de colaborar con el cubano tras un accidente de tráfico ya que el estafador, aprovechando este triste suceso, les dijo que «eso era cosa de muertos, que los muertos querían que ellos fueran por el camino de la santería y que tendrían que seguir dicho camino para evitar que sufrieran otros males» según recoge en su informe el fiscal. Las víctimas llegaron incluso a pedirle elevadas cantidades de dinero a su padre que «por su edad y deterioro cognitivo entregaba el dinero a sus hijas que se lo hacían llegar al acusado sin sospechar su destino final, al justificar éstas la necesidad de dinero por motivos personales varios».

El informe de la acusación particular va aún más allá en este caso asegurando que una vez que el santero obtuvo los beneficios se mudó con el marido de una de las estafadas a Cuba y posteriormente a Alicante. El modus operandi de ambos acusados pasaba habitualmente por crear en las hermanas, según la acusación, «inquietud y temor». Llegaban a amenazarlas muy seriamente para que no contaran nada de lo que les estaba pasando.

Los rituales a los que las víctimas eran sometidas variaban constantemente. En algunas ocasiones los santeros sacrificaban pollos o pavos reales para beberse acto seguido su sangre y en otras elaboraban prendas que representaban a los muertos consistentes en cocos con dibujos de ojos y orejas. Todo con el objetivo de alejar la mala suerte. No es el primer caso de santería que se da en la ciudad. Una farmacéutica de Gijón fue estafada también por varios santeros cubanos que le robaron 300.000 euros. El suceso tuvo lugar en el año 2002.

La acusación particular señala a P. A. B., santero de origen cubano, como el principal acusado y pide para él 7 años de cárcel mientras que el Ministerio Fiscal rebaja esta pena hasta los tres años. En cuanto a las indemnizaciones el representante público pide 57.509 euros frente a la acusación particular que eleva la petición a los 120.000 euros. La abogada de la acusación también pide que se condene a M. A. R. U. a cinco años de cárcel como cooperador del delito. Según se recoge en el informe del Ministerio Fiscal los santeros pedían dinero a las acusadas para beberse sangre de pollos recién asesinados o para hacer muñecos de muertos. Con ello las hacían creer que iban a poder salvarse de los males futuros que les podían acechar.

Asesinato en un local esotérico

Un santero cubano y un pescador de la región española del Maresme, en Cataluña, se acusan mutuamente de haber matado a golpes con un loro de piedra a un joven con el que, al parecer, formaban un confuso triángulo amoroso en la trastienda de un local de esoterismo de Pineda de Mar (Barcelona), tal como informaba hace unos días la agencia Efe.

La Fiscalía acusa por igual al vidente, Carlos Oswaldo B., y al pescador, Marcos Antonio C., del homicidio del joven, ocurrido entre el 14 y el 16 de mayo del año pasado en la tienda de esoterismo -donde residían los tres pese a que sólo había dos sofás y ninguna cama-, y pide para cada uno de ellos una condena de doce años de prisión. Al santero, además, el ministerio público le solicita otros ocho años de prisión porque sospecha que, tras el homicidio, también golpeó a Marcos Antonio C. con la figura del loro, que pesa entre 15 y 20 kilos y que, para enojo del tribunal, los funcionarios se han negado a llevar a la sala de vistas alegando que requería transporte especial.

En el juicio, los acusados han tratado de sacudirse las culpas y se han incriminado mutuamente en el asesinato en unas oscuras y contradictorias declaraciones que han dibujado ante el tribunal una rocambolesca trama de sexo, brujería, violencia y hasta tráfico de drogas a medio camino entre la telenovela y un 'best-seller' de conspiraciones esotéricas. Los dos acusados y la víctima, según se deduce de su testimonio, formaban un extraño triángulo amoroso y vivían en la trastienda del negocio de esoterismo "Changó" que Carlos Oswaldo B. tenía en Pineda de Mar y en el que murió golpeado el joven Javier Galera, quien había contactado con el vidente para pedirle ayuda para forzar a su ex novia a volver con él.

A juzgar por los análisis forenses, el chico murió asesinado entre el 14 y el 16 de mayo en la misma tienda y en las noches siguientes los acusados durmieron en ella, entre el hedor procedente del cadáver, hasta que el 18 de mayo fue hallado el cuerpo. Un detalle que ha sorprendido hasta a la propia sala, avezada como está a las historias truculentas, y ha llevado a su presidente, Josep Maria Pijoan, a espetar a uno de los procesados: "A este tribunal le cuesta entender que durante tres días usted estuviera allí y no viera el cadáver".

Marcos Antonio C., que a diferencia del otro imputado está en libertad provisional, lanzó sospechas sobre el santero, quien, según su versión, lo embaucó con sus artes de brujería hasta lograr tenerlos sometidos a él (del que también abusaba sexualmente), a toda su familia y también a la víctima. "Era como si fuera una secta; hacía con nosotros lo que quería con sólo una mirada", añadió el fornido pescador tras contar que el vidente lo golpeó en la cabeza con el loro mientras oficiaba un ritual para "bajarle el espíritu" en el que no faltaban las plumas y las reproducciones de deidades yorubas.

La versión del santero es radicalmente opuesta: es la familia del otro imputado, un clan de pescadores que posee una pequeña flota, la que lo tenía subyugado y, después de que Marco Antonio C. cometiera el asesinato, trató de obligarle a ahorcarse dejando una grabación en la que se autoinculpaba del crimen. Al borde de las lágrimas, el vidente aseguró que amaba al fallecido y relató que la madre de Marco Antonio C. le acosaba sexualmente y en el pasado le había sometido a juegos sexuales sádicos, mientras acusaba al pescador de ser un celoso compulsivo y un obseso del espiritismo y la brujería.

El pescador, según la versión del santero, habría matado al joven Javier Galera celoso de la relación sentimental que ambos mantenían y para evitar que la víctima delatara a su familia contando los negocios de tráfico de drogas y blanqueo de dinero con los que completaban sus ingresos procedentes de la pesca. Incapaces de ir al grano, los acusados han adornado sus relatos con un sinfín de ingredientes más propios, como ha señalado el propio Pijoan, de un guión cinematográfico: un ahorcamiento al lado de una ermita, ceremonias esotéricas para provocar un aborto o ahuyentar espíritus y escenas de sexo y de amor.

Una trama tan inescrutable que ha llevado al presidente del tribunal a tirar la toalla y a advertir a las partes de que la sala obviaría las declaraciones de los acusados y sólo tendría en cuenta los datos objetivos para enjuiciar el caso. "Yo me rindo -dijo-, si a partir de ahí ustedes consiguen algo más...".

Un alijo de cocaína y un altar de santería

Los agentes antidroga de la Guardia Civil las han visto de todos los colores y no se dejan impresionar fácilmente, pero cuando el pasado 11 de mayo realizaban un registro en la consulta de un psicólogo de Palma detenido tras recibir un importante alijo de cocaína y pasta base, debieron de alucinar, explica el Diario de Mallorca. En una de las habitaciones del despacho se encontraron con lo que parecía ser un altar para ceremonias de santería, con incensarios llenos de hierbas quemadas, velas y un ave decapitada. Y parece que los rituales se repetían a menudo, porque el techo de la habitación estaba ennegrecido por el humo de los quemadores.

Un personaje extraño. El detenido ejerce como psicólogo en el despacho, y algún conocido lo describió como "una persona extraña". En la página web de su consulta se refiere que realiza tratamientos personalizados para casos de drogodependencias, toxicomanías y adicciones. Así que no deja de ser extraño que fuera el destinatario de un paquete, remitido desde Panamá, que contenía más de un kilo de cocaína y otro tanto de pasta base, una sustancia tan pura que necesita ser tratada en un laboratorio para ser convertida en cocaína. ¿La droga está relacionada con su faceta de santero o era solo un intento de hacer negocio?

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