Oración y lucha personal y comunitaria contra egoismo e injusticia

Benedicto XVI llama en Montecassino a edificar Europa sobre sus raices cristianas

Para construir la paz en el mundo, hay que vencer el mal interior, afirmó hoy el Papa después de la Misa y antes de rezar el Regina Caeli, en el marco de su visita pastoral a Cassino y a la abadía de Montecassino. Benedicto XVI explicó que “la paz es en primer lugar don de Dios, y por tanto su fuerza está en la oración”, y que, al mismo tiempo, “ha sido confiada al esfuerzo humano” y "la energía necesaria para lograrla se puede sacar de la oración"

 (Zenit/InfoCatólica) Según un comunicado publicado hoy por la Oficina de Información de la Santa Sede, la plaza donde se ha celebrado la Misa se llamará a partir de hoy Plaza Benedicto XVI, por orden del Consejo municipal de Cassino.

Al acabar la Misa y antes de rezar el Regina Coeli, el Papa habló de la paz, “regalo de la Pascua por excelencia”. “¡Qué necesidad tiene la comunidad cristiana y la humanidad entera de saborear toda la riqueza y el poder de la paz de Cristo!”, exclamó Benedicto XVI, para explicar a continuación que “la paz es en primer lugar don de Dios, y por tanto su fuerza está en la oración”, y que, al mismo tiempo, “ha sido confiada al esfuerzo humano”, de modo que “la energía necesaria para lograrla se puede sacar de la oración”, por lo que “es, por tanto, fundamental cultivar una auténtica vida de oración para asegurar el progreso social en la paz”.

En ese sentido, el Santo Padre destacó el testimonio de paz de San Benito: “porque la ha acogido en su vida y la ha hecho fructificar en obras de auténtica renovación cultural y espiritual”. Y, recordo que “La historia del monaquismo” muestra que “un gran avance de la civilización se prepara con la escucha cotidiana de la Palabra de Dios, que impulsa a los creyentes a hacer un esfuerzo personal y comunitario en la lucha contra todas las formas de egoísmo y de injusticia”. En definitiva, “sólo aprendiendo, con la gracia de Cristo, a combatir y vencer el mal dentro de uno mismo y en las relaciones con los demás, se convierten las personas en auténticos constructores de paz y de progreso civil”.

En su saludo en inglés, Benedicto XVI dijo que en Montecassino, “donde tantos perdieron la vida en las batallas que se libraron durante la Segunda Guerra Mundial, oramos especialmente por las almas de los caídos, encomendándolos a la infinita misericordia de Dios”. También pidió que acaben las “las guerras que siguen afligiendo a nuestro mundo”.

También dirigió unas palabras a toda la población china, en la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María, Auxilio de los Cristianos -que es venerada con gran devoción en el santuario de Sheshan, en Shanghai-, y Jornada de oración por la Iglesia en China. Saludó “con gran afecto” a los católicos que están en ese país, y les exhortó “a renovar en este día su comunión de fe en Cristo y su fidelidad al sucesor de Pedro”. Y pidió que “nuestra oración común obtenga una efusión de los dones del Espíritu Santo, para que la unidad entre todos los cristianos y la catolicidad y universalidad de la Iglesia sean cada vez más profundas y visibles”.

Seguidamente saludó a los peregrinos de lengua francesa, invocando por “las intenciones de toda Europa”. Pidió que el testimonio espiritual de San Benito “ayude a la población que vive en este continente a mantenerse fieles a sus raíces cristianas y a edificar una Europa unida y solidaria, fundada en la búsqueda de la justicia y de la paz”.

En lengua alemana, recordó al abad Franz Pfanner, fundador de la Congregación de las Misioneras de Marianhill, en este día del centenario de su muerte. “Comencemos la semana con las palabras de este monje: Deja arder la luz de la alegría y la felicidad y protégela en tu alma”, dijo.

En lengua española, invitó a pedir, en la solemnidad de la Ascensión ”por la Iglesia, para que, exultante de gozo por la resurrección de Cristo y con la fuerza del Espíritu Santo, continúe anunciando con fidelidad el Evangelio de la salvación y dando testimonio de la caridad con la palabra y las obras”

En su saludo en polaco, pidió que, por intercesión de San Benito, “con la oración y el trabajo, descubramos nuevas dimensiones de la libertad y que dure la paz en Europa y en todo el mundo”.

Finalmente, tuvo un recuerdo para los jóvenes de la diócesis de Génova que celebraban su Confirmación este mediodía en la Plaza de San Pedro, en Roma, e invocó a María Auxiliadora en su fiesta, día que coincide también con la Jornada de las comunicaciones sociales.

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