Muere a los 90 años el obispo emérito de San Sebastián, Mons. Setién

Su figura quedó empañada por su posición ambigua con el terrorismo etarra

Muere a los 90 años el obispo emérito de San Sebastián, Mons. Setién

Sufrió un ictus el domingo. El funeral será mañana, día 11, en la catedral de San Sebastián.

(Agencias/InfoCatólica) El obispo emérito de San Sebastián José María Setién ha muerto en la madrugada de este martes en San Sebastián, tras haber sufrido un ictus el pasado domingo, han informado a la agencia EFE fuentes del Obispado de la capital guipuzcoana.

El funeral tendrá lugar mañana, 11 de julio, en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián: fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia en estado muy grave tras sufrir el ictus el domingo por la mañana.

Nacido en Hernani (Gipuzkoa) en 1928, José María Setién Alberro fue obispo de San Sebastián entre 1979 y principios de 2000, cuando fue sustituido por Juan María Uriarte y éste, en el año 2010, por José Ignacio Munilla, actual obispo de la diócesis donostiarra.

Mons. Setién fue obispo de San Sebastián durante los años más duros de la banda terrorista ETA. Se erigió en una controvertida figura por sus opiniones afines al nacionalismo, en las que muchos vieron una cierta comprensión hacia los miembros de la banda terrorista a la que siempre pidió que dejara de matar. Sus posiciones a favor del derecho de autodeterminación y de la negociación entre el Gobierno y ETA fueron muchas veces cuestionadas, así como sus críticas a algunas acciones policiales y su denuncia de las supuestas torturas infligidas a integrantes de ETA.

Fue calificado de equidistante desde las posiciones alejadas del nacionalismo, cuando no de amigo de ETA, pero nada de ello impidió que a lo largo de su ejercicio siguiera hablando del problema de la violencia en el País Vasco desde un punto de vista político.

Por ejemplo, lamentaba las muertes ocasionadas por la violencia terrorista y también las de los propios terroristas, como las de las víctimas del atentado contra el cuartel de Vic (Barcelona) en junio de 1991, y la de dos miembros de ETA en un posterior enfrentamiento con la Guardia Civil.

En enero de 2000, unos días antes de su renuncia al cargo, volvió a hacer un nuevo pronunciamiento polémico. Afirmó que la paz tenía un precio y que el acuerdo al que debía llegarse es «qué precio se está dispuesto a pagar».

Obra como pensador

Como pensador, ha dejado una obra prolífica, recogida a principios de este siglo en los tomos de sus «Obras Completas», y que incluye títulos como «Conflicto cultural y comunidad cristiana», «Pueblo vasco y soberanía. Aproximación histórica y reflexión ética» y «Un obispo vasco ante ETA». Los dos últimos se encuentran entre los que publicó a partir de 2000 y, aunque ya como obispo emérito, sus presentaciones y su participación en cursos o conferencias volvieron a ser fuente de titulares de prensa.

En 2006, durante la llamada tregua «permanente» de ETA, manifestó en un curso de verano de la Universidad del País Vasco, que el proceso de paz «difícilmente» avanzaría si no se producía una «flexibilidad» en los «planteamientos doctrinales» del Gobierno y de la banda terrorista, que hiciera posible que las «exigencias más radicales» cedieran en favor de «un acuerdo» que habría que «construir».

La petición de perdón de los obispos del País Vasco y Navarra

Sólo recientemente los obispos del País Vasco y Navarra, cuando ya no estaban en primera línea Mons. Setién y su sucesor Mons. Uriarte han pedido perdón a las víctimas por «complicidades, ambigüedades, omisiones…»:

La Iglesia ha recibido de Jesucristo la vocación a ser instrumento de paz y de justicia, de consolación y de reconciliación. A lo largo de todos estos años, muchos de los hombres y mujeres que conforman la Iglesia han dado lo mejor de sí mismos en esta tarea, algunos de forma heroica. Pero somos conscientes de que también se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones… por las que pedimos sinceramente perdón. Como seguidores de Jesús de Nazaret, somos conscientes de que estamos llamados a vivir en una actitud permanente de conversión, sirviendo humildemente a la verdad y acogiendo a aquellas personas que desean emprender un camino nuevo.

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