Año jubilar mariano en el 25 aniversario de la Catedral de la Almudena de Madrid

Dedicada por san Juan Pablo II el 15 de junio de 1993

Año jubilar mariano en el 25 aniversario de la Catedral de la Almudena de Madrid

El 15 de junio de 1993, san Juan Pablo II vino a Madrid para dedicar la catedral de Santa María la Real de la Almudena. Con motivo del 25 aniversario del templo, el Vaticano ha concedido un Año Jubilar Mariano. Los actos comienzan con una solemne Eucaristía este viernes.

(InfoCatólica) El 15 de junio de 1993, san Juan Pablo II vino a Madrid para dedicar la catedral de Santa María la Real de la Almudena, que había tardado más de un siglo en levantarse. Con motivo del 25 aniversario del templo, el Vaticano ha concedido un Año Jubilar Mariano, que se prolongará del 15 de junio de 2018 al 15 de junio de 2019.

Los actos conmemorativos arrancarán el mismo viernes 15 de junio, a las 19:00 horas, con una solemne Eucaristía de acción de gracias y de apertura del Año Jubilar Mariano. A lo largo del año, los fieles que peregrinen a la catedral podrán lucrar la indulgencia plenaria, de acuerdo a lo previsto por la Penitenciaría Apostólica.

Asimismo, el Cabildo Catedral y la Vicaría de Evangelización han preparado numerosas actividades (encuentros, catequesis, conciertos…) de las que se irá informando puntualmente.

Más de un siglo de construcción

La catedral de Santa María la Real de la Almudena comenzó a gestarse el 22 de diciembre de 1868 cuando la Congregación de Esclavos de la Virgen de la Almudena solicitó al arzobispo de Toledo permiso para construir otra iglesia dedicada a la Virgen de la Almudena, ya que la primera había sido derribada en la revolución, en el año 1868.

La congregación solicitó ayuda para la construcción a la Casa Real y los reyes se comprometieron a ceder parte de los terrenos que estaban frente al Palacio Real para el nuevo templo. El fallecimiento repentino de la reina animó al rey Alfonso XII a una rápida construcción pues el nuevo templo sería también lugar de enterramiento de Maria de las Mercedes.

El arquitecto Francisco de Cubas y Montes recibió el encargo y, el 4 de abril de 1883, el rey Alfonso XII colocó la primera piedra de la futura iglesia. La iglesia pasó a ser catedral cuando en 1885 Madrid fue erigida en diócesis por el Papa León XIII. El marqués de Cubas modificó entonces su proyecto inicial.

La cripta se finalizó en 1911, pero el marqués ya había fallecido; a él le sucedieron Miguel Olabarría, Enrique Repullés y Vargas y Juan Moya. Las obras avanzaban muy lentamente, con el lógico parón acaecido entre 1936 y 1939. En 1944, el director general de Bellas Artes, marqués de Lozoya, promovió un concurso nacional para dar a la catedral una nueva solución arquitectónica. Los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro ganaron el proyecto y lo modificaron para adecuarlo al entorno.

La reforma más importante fue rebajar la altura del nuevo edificio, con el fin de que resultara más armonioso en relación con el Palacio Real. Las obras comenzaron en 1950 por la zona más próxima a la calle Bailén. 

Desde 1984 hasta 1993

Tras unos primeros avances hubo una paralización a la que puso fin el cardenal Ángel Suquía en el año 1984, con la constitución de un patronato para la finalización de las obras, en el que figuraban el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad Autónoma, Caja Madrid, la Cámara de Comercio, la Asociación de la Prensa y varias personas significativas en la vida de la capital de España.

Durante el periodo de 1984 a 1993 se llevaron a cabo otras importantes obras, como fue la pavimentación completa del templo, la ordenación del presbiterio, la creación del altar de la Virgen de la Almudena, instalaciones de calefacción por hilo radiante bajo pavimento; iluminación por focos y protectores adecuados al ambiente, así como la instalación de megafonía.

A lo largo de los años siguientes se han ido sucediendo mejoras y completando estancias y espacios inacabados que la han ido conformando y dando su imagen actual.

Detrás del altar mayor se sitúa el Cristo Crucificado de Juan de Mesa encargado por el Colegio Imperial de Madrid y que, al igual que la sillería del coro, situada a ambos lados del altar, procede de la colegiata de San Isidro.

En el presbiterio de la catedral están representados los siete misterios de nuestra salvación: Bautismo de Jesús, la Transfiguración, la Muerte, la Resurrección, la Ascensión al cielo y Pentecostés. En el centro, presidiendo la composición, la imagen de Jesus Pantocrátor. Los trabajos de este presbiterio fueron dirigidos por Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal. También realizó las ocho vidrieras que lo acompañan. Todo el conjunto conforma la llamada corona mistérica.

Tras la girola destaca la capilla central dedicada a san Isidro Labrador y su esposa, santa María de la Cabeza. Las imágenes de ambos santos de estilo barroco (siglo XVII y XVIII) son atribuidas a Villabrille y Ron y flanquean el arca funeraria que contuvo los restos incorruptos del santo que, en la actualidad, se encuentran en la colegiata de San Isidro. Esta arca, del siglo XIII presenta escenas de la vida de san Isidro pintadas al óleo sobre cuero estucado. En el lateral de la girola se puede contemplar un retablo de Domingo Becerrill, yerno de Berruguete, relativo a la vida de san Pedro. Bajo el retablo, la estela de la Almudena realizada por el platero Manuel Carrera en 2011 y costeada por la Fundación Villa y Corte. El resto de las capillas están dedicadas a santos contemporáneos, madrileños o relacionados con la ciudad.

La Cripta

Bajo la catedral de la Almudena se encuentra la cripta proyectada por Francisco de Cubas. Es una construcción toda de piedra de bóveda de cantería con 558 columnas, 50 de ellas monolíticas. Todos los capiteles son diferentes y están tallados. La cripta está llena de sepulturas de familias entre ellas destacan las de los dos arquitectos mas significativos de la catedral, el propio marqués de Cubas y Chueca Goitia. El altar mayor está presidido por una imagen de la Virgen de la Almudena de 1948

En la cripta se conserva la imagen de María más antigua de Madrid: la Virgen de la Flor de Lis, que procede de la primitiva iglesia de Santa María. Es una pintura mural que fue descubierta en el año 1623, cuando los reyes Felipe IV e Isabel de Borbón iban a acudir a la Iglesia y los sacristanes movieron el retablo para limpiarla. Datada en el siglo XII-XIII nos muestra una pintura mural de la Virgen como trono del Salvador con una flor de lis en la mano y, bajo sus pies, con una cruz roja, recordando la colaboración de la Orden de Calatrava en la reconquista de la Villa.

La Virgen de la Almudena

Cuenta la tradición que, ante la inminencia de la invasión entre los años 711 a 714 y para evitar la profanación de la imagen, los cristianos de la Villa escondieron a la Señora en un cubo de la muralla; en 1083-1085, al conquistar Magerit, el rey Alfonso VI convocó una procesión encabezada por él mismo y, al llegar junto al cubo de la muralla cercano a la Almudayna, unas piedras se derrumbaron y en el hueco estaba la imagen de la Virgen con los dos cirios encendidos. Era el 9 de noviembre del año 1085.

La talla actual de la Virgen de la Almudena es de madera de pino dorada y policromada, y sostiene al Niño en sus brazos y data seguramente de fines del siglo XV o principios del XVI; fue realizada por un escultor relacionado con el maestro Diego Copín de Toledo o por el mismo, tal y como afirmaron José Manuel Azcárate y Francisco Portela. Pudiera haber sustituido a una anterior que se habría quemado en tiempos de Enrique IV (1425-1474).

Esta imagen de Santa María la Real de la Almudena estuvo vestida desde 1626. Durante este tiempo recibió gran cantidad de vestidos y mantos, regalo de distintas reinas de España, que se conservan en el Museo Catedral; pero el 18 de junio de 1890, por disposición del entonces obispo de Madrid, Ciriaco Sancha, la Virgen salió en la procesión del Corpus desposeída de sus vestiduras de tela.

Infomadrid

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