(Agencias/InfoCatolica) En la segunda jornada del Papa en Jordania, ha visitado, igual que hiciera Juan Pablo II , el Monte Nebo, lugar desde el cual Moisés contempló la Tierra Prometida por Dios. Benedicto XVI llegó poco después de las nueve de la mañana al Monasterio del Monte Nebo, donde fue recibido por un grupo de fieles y religiosos. Desde lo alto del monte, el Papa ha contemplado el río Jordán, Jericó y las colinas de Jerusalén, con el Mar Muerto y la neblina que cubría la "tierra prometida" al final del horizonte.
El Ministro General de los Franciscanos, José Rodríguez Carballo, pronunció un discurso de acogida, en el que agradeció al Papa su presencia y volvió a recordar el hecho que conmemora el lugar en relación con la historia sagrada para los judíos y cristianos. En la iglesia consagrada al Profeta Moisés, construida en el siglo VI.
Tras las lecturas de los pasajes del Deuteronomio, en el que se recuerdan estos hechos ocurridos en el ese monte, el Papa ha pronunciado un discurso en el que ha expresado que “desde la altura del Monte Nebo, la memoria de Moisés nos invita a alzar los ojos para abrazar con gratitud no solo las obras maravillosas de Dios en el pasado, sino también para aguardar con fe y esperanza el futuro que tenemos para nosotros y el mundo entero. Como Moisés nosotros estamos llamados por el nombre, invitados para emprender un éxodo del pecado y la esclavitud hacia la vida y la libertad".
Benedicto XVI también ha querido referirse al pueblo judío con unas palabras abiertas al diálogo y la cooperación: "La antigua tradición de peregrinación a los ligares santos nos recuerda el inseparable vínculo que une a la Iglesia con el pueblo hebreo.(...) Podemos en este actual encuentro inspirar un renovado amor por los libros de la Sagrada Escritura y el deseo de superar los obstáculos que se interponen en la reconciliación entre los hebreos y los cristianos con el respeto recíproco y en la cooperación al servicio de aquella paz la cual la Palabra de Dios nos llama".
"Su ejemplo nos recuerda que nosotros también somos parte del eterno peregrinar del pueblo de Dios a lo largo de la historia".Tras estas palabras, el Papa se acercó junto con el Ministro General de los Franciscanos al lugar desde el que, según la Tradición, Moisés tuvo la visión de la Tierra prometida. A continuación el Papa se ha desplazado a Mádaba, donde ha bendecido la primera piedra de la Universidad del Patriarcado Latino.
La mañana ha terminado con el encuentro en la mezquita Al Hussein Bin Talal, donde se ha reunido con los jefes religiosos musulmanes y el cuerpo diplómatico, así como los responsables de instituciones educativas y asistenciales de Jordania. En su discurso, Benedicto XVI se ha referido a las tendencias que reflejan en muchas ocasiones los medios de comunicación mayoritariamente, sosteniendo que la religión es un peligro para el mundo. El Papa ha advertido de la falsedad de esas afirmaciones, subrayando que “muchas veces es la manipulación ideologica, con intereses políticos, lo que produce la catalización en conflictos violentos de las tensiones y diferencias entre los seguidores de las distintas religiones"
El Santo Padre constató y agradeció los esfuerzos y resultados de la decision de los educadores y lideres religiosos y civiles de hacer que la realidad refleje la verdadera identidad de las religiones y su contribución a la sociedad de Jordania, tal como había constatado en la visita ayer al centro asistencial a niños discapacitados y sus familias, así como en la bendición hoy de la primera piedra de una nueva universidad en la que estudiarán juntos cristianos y musulmanes. Se trata, ha dicho Benedicto XVI, de iniciativas que “llevan a un mayor conocimiento y respeto reciproco por lo que tenemos en comun y por lo que comprendemos de forma distinta”.
Se trata de llevar a la sociedad el vínculo indestructible que todas las religiones descubren entre el amor de Dios y el amor al prójimo. “Cristianos y musulmanos deben profundizar en Dios y en el mundo de Dios, para que juntos la sociedad se ponga en armonía con el orden divino”, destacando que Jordania “es ejemplo para los paises vecinos de lo que la religión puede dar a la sociedad y la convivencia entre los pueblos”.
Benedicto XVI se ha referido a que las religiones cristiana y musulmana comparten en la valoración de la razón: “los cristianos describen a Dios como razon creadora que ordena el mundo, razón en la que los hombres están llamados a participar”. La adhesión genuina a la religión amplia los horizontes de la sociedad humana. El secularismo empobrece la cultura mientras que la religión potencia todo lo que es verdadero, bueno y bello: “La razon humana es don de Dios y se eleva, se fortalece cuando es iluminada por el don de la fe en Dios, cuando consiente a ser purificada por la fe, en su noble fin de servir a la humanidad, ampliando, no manipulando ni restringiendo, su entendimiento del bien comun”.
El Santo Padre ha insistido en que cristianos y musulmanes, comparten como desafío de esperanza y prudencia, el empeño "en ir mas allá de sus propios intereses para saborear la satisfacción de servir al fin común”, “porque nuestra dignidad como hijos de Dios es lo que fundamenta el disfrutar de los derechos humanos sin distinción de origen, raza o religión”.
Finalmente, el Papa ha pedido que se refuerce y prosiga en el reconocimiento de la libertad religiosa, “que va mas allá de la libertad de culto, porque también comprende la libertad de empleo y de participación en todas las esferas de la sociedad civil”, y ha concluído afirmando que “el amor y deber que tenemos al Omnipotente se demuestra no solo en el culto sino también en el amor a nuestros niños y jovenes, para que poniendo en el corazón en las intituciones la razón ennoblecida y fortalecida por la fe en Dios, cristianos y musulmanes contribuyan al bien común y a la cultura que unifica este gran reino”
