El Papa recuerda cómo la fuerza de la resurrección  «produce fruto en los surcos de nuestra historia»

Bendición «Urbi et Orbi»

El Papa recuerda cómo la fuerza de la resurrección «produce fruto en los surcos de nuestra historia»

Mensaje del Papa en el Domingo de Resurrección

(InfoCatólica) El día de hoy, Domingo de Resurrección, el Santo Padre ofreció su mensaje de Pascua e impartió la Bendición «Urbi et Orbi» dirigida al mundo entero.

En su mensaje, el Papa recordó como la fuerza de la resurrección «produce fruto en los surcos de nuestra historia, marcada por tantas injusticias y violencias. Trae frutos de esperanza y dignidad donde hay miseria y exclusión, donde hay hambre y falta trabajo, a los prófugos y refugiados».

En su mensaje, el Papa recordó especialmente a Siria, « cuya población está extenuada por una guerra que no tiene fin» , las regiones del continente africano que sufren por el hambre, la península surcorean. Por Tierra Santa, «que en estos días también está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos». También por Ucrania, la península Sur Coreana y finalmente por el pueblo venezolano, «el cual —como han escrito sus Pastores— vive en una especie de «tierra extranjera» en su propio país. Para que, por la fuerza de la resurrección del Señor Jesús, encuentre la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria».

A continuación, el texto completo con las palabras del Papa:

Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!

Jesús ha resucitado de entre los muertos.

Junto con el canto del aleluya, resuena en la Iglesia y en todo el mundo, este mensaje: Jesús es el Señor, el Padre lo ha resucitado y él vive para siempre en medio de nosotros.

Jesús mismo había preanunciado su muerte y resurrección con la imagen del grano de trigo. Decía: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). Y esto es lo que ha sucedido: Jesús, el grano de trigo sembrado por Dios en los surcos de la tierra, murió víctima del pecado del mundo, permaneció dos días en el sepulcro; pero en su muerte estaba presente toda la potencia del amor de Dios, que se liberó y se manifestó el tercer día, y que hoy celebramos: la Pascua de Cristo Señor.

Nosotros, cristianos, creemos y sabemos que la resurrección de Cristo es la verdadera esperanza del mundo, aquella que no defrauda. Es la fuerza del grano de trigo, del amor que se humilla y se da hasta el final, y que renueva realmente el mundo. También hoy esta fuerza produce fruto en los surcos de nuestra historia, marcada por tantas injusticias y violencias. Trae frutos de esperanza y dignidad donde hay miseria y exclusión, donde hay hambre y falta trabajo, a los prófugos y refugiados —tantas veces rechazados por la cultura actual del descarte—, a las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud de nuestro tiempo.

Y, hoy, nosotros pedimos frutos de paz para el mundo entero, comenzando por la amada y martirizada Siria, cuya población está extenuada por una guerra que no tiene fin. Que la luz de Cristo resucitado ilumine en esta Pascua las conciencias de todos los responsables políticos y militares, para que se ponga fin inmediatamente al exterminio que se está llevando a cabo, se respete el derecho humanitario y se proceda a facilitar el acceso a las ayudas que estos hermanos y hermanas nuestros necesitan urgentemente, asegurando al mismo tiempo las condiciones adecuadas para el regreso de los desplazados.

Invocamos frutos de reconciliación para Tierra Santa, que en estos días también está siendo golpeada por conflictos abiertos que no respetan a los indefensos, para Yemen y para todo el Oriente Próximo, para que el diálogo y el respeto mutuo prevalezcan sobre las divisiones y la violencia. Que nuestros hermanos en Cristo, que sufren frecuentemente abusos y persecuciones, puedan ser testigos luminosos del Resucitado y de la victoria del bien sobre el mal.

Suplicamos en este día frutos de esperanza para cuantos anhelan una vida más digna, sobre todo en aquellas regiones del continente africano que sufren por el hambre, por conflictos endémicos y el terrorismo. Que la paz del Resucitado sane las heridas en Sudán del Sur: abra los corazones al diálogo y a la comprensión mutua. No olvidemos a las víctimas de ese conflicto, especialmente a los niños. Que nunca falte la solidaridad para las numerosas personas obligadas a abandonar sus tierras y privadas del mínimo necesario para vivir.

Imploramos frutos de diálogo para la península coreana, para que las conversaciones en curso promuevan la armonía y la pacificación de la región. Que los que tienen responsabilidades directas actúen con sabiduría y discernimiento para promover el bien del pueblo coreano y construir relaciones de confianza en el seno de la comunidad internacional.

Pedimos frutos de paz para Ucrania, para que se fortalezcan los pasos en favor de la concordia y se faciliten las iniciativas humanitarias que necesita la población.

Suplicamos frutos de consolación para el pueblo venezolano, el cual —como han escrito sus Pastores— vive en una especie de «tierra extranjera» en su propio país. Para que, por la fuerza de la resurrección del Señor Jesús, encuentre la vía justa, pacífica y humana para salir cuanto antes de la crisis política y humanitaria que lo oprime, y no falten la acogida y asistencia a cuantos entre sus hijos están obligados a abandonar su patria.

Traiga Cristo Resucitado frutos de vida nueva para los niños que, a causa de las guerras y el hambre, crecen sin esperanza, carentes de educación y de asistencia sanitaria; y también para los ancianos desechados por la cultura egoísta, que descarta a quien no es «productivo».

Invocamos frutos de sabiduría para los que en todo el mundo tienen responsabilidades políticas, para que respeten siempre la dignidad humana, se esfuercen con dedicación al servicio del bien común y garanticen el desarrollo y la seguridad a los propios ciudadanos.

Queridos hermanos y hermanas:

También a nosotros, como a las mujeres que acudieron al sepulcro, van dirigidas estas palabras: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado» (Lc 24,5-6). La muerte, la soledad y el miedo ya no son la última palabra. Hay una palabra que va más allá y que solo Dios puede pronunciar: es la palabra de la Resurrección (cf. Juan Pablo II, Palabras al término del Vía Crucis, 18 abril 2003). Ella, con la fuerza del amor de Dios, «ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos» (Pregón pascual).

¡Feliz Pascua a todos!

10 comentarios

Carmen
Una vez más los niños asesinados en el vientre de su madre son olvidados.
Feliz Pascua de Resurrección.
1/04/18 6:34 PM
Chimo Viñes
Parece ser que el Via Crucis del Viernes Santo en la plaza de San Pedro acabó con "Vivas" al papa ( Francisco ) por parte del personal. La fe en Cristo y en Su Iglesia suplantada y sustituida por idolatría a un hombre, aunque este sea el papa, y aprovechando uno de los momentos centrales de la vida cristiana. Supongo que se trata de la iglesia del Nuevo Paradigma que suplanta a la bimilenaria Santa Iglesia Católica
1/04/18 9:03 PM
Franciscus the First
¿Frutos como, por ejemplo, responder las dubia?
2/04/18 7:33 AM
Albert L
¿La historia tiene surcos?
2/04/18 8:50 AM
ER
Carmen tiene razón. Hablar del exterminio relativo en Siria y omitir el exterminio verdadero de tantos seres humanos como consecuencia del aborto y la mentalidad anticonceptiva, se echa de menos.
2/04/18 12:27 PM
Jordi
Es casi un discurso mundano de pura ONG filantrópica mundialista, que le falta, en primer lugar, iluminar la totalidad de la lista de los problemas en lo relativo a los Mandamientos, el pecado, la gracia, el arrepentimiento y la conversión de corazón en la fe en Cristo y su Iglesia - sólo en unos pocos lo hace y no en plenitud-, pues toda la lista de problemas que menciona, salen del corazón del hombre que viola los Mandamientos de la Ley de Dios:

injusticias y violencias, miseria y exclusión, donde hay hambre y falta trabajo, a los prófugos y refugiados, a las víctimas del narcotráfico, de la trata de personas y de las distintas formas de esclavitud...
2/04/18 5:17 PM
Francisco Javier
¿Y los miles de latinoamericanos que mueren cada año a manos del crimen que cada dia esta peor? . Precisamente el jueves una pandilla aca en El Salvador asesino a un sacerdote que se dirigia a dar misa.
2/04/18 6:40 PM
Rocpa
Por favor. No queremos mas mensajes dulces que traten de minimizar el desastre que hay en nuestra Santa Iglesia. Negándose uno de los mas grandes dogmas de nuestra fe católica frente a la existencia del infierno. QUEREMOS UN PASTOR QUE LEVANTE LA VOZ ACLARANDO ESTA NOTICIA QUE HA LLENADO DE LUTO A NUESTRA IGLESIA, RECTIFICANDO ANTE LA HUMANIDAD, ESTA VERDAD DE FE. Sin embargo, como con las dubias, solo queda el silencio y la ambiguedad, creando mayor confusión. Ahora con mas motivo se abre el mundo al adulterio, a la practica homosexual, la fornicacion, forrar el cuerpo , templo del Espiritu Santo, con tatuajes de otros dioses y deidades. Que queda por temer. Si ya no hay castigo. Si el diablo no existe. Si la raza humana al final de la vida si no cumplió, simplemente desaparece.
2/04/18 9:13 PM
Remedios
Los comentarios arriba escritos los encuentro muy confusos, poco claros y tirando a maliciosos. Encierra oscuridad sobre lo que se quiere transmitir respecto al Papa Francisco... convendría poner mas pureza de corazón para interpretar justamente la pedagogía espiritual del Papa Francisco que se caracteriza por la claridad de sus palabras y para todos los públicos.
3/04/18 3:33 AM
Gonzalo de Berceo
Estimada Remedios, si usted es honesta consigo misma y hace un repaso a los 5 años de pontificado, podrá comprobar que la falta de claridad y la confusión es la nota predominante. Le sugiero que haga ejercicio de reflexión y de madurez espiritual. Saludos.
4/04/18 12:10 PM

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