El Papa pide a los sacerdotes predicar homilías breves y bien preparadas

Deben orientar a todos hacia una comunión con Cristo

El Papa pide a los sacerdotes predicar homilías breves y bien preparadas

El Papa ha pedido a los sacerdotes realizar homilías breves y bien preparadas «con la oración, con el estudio de la palabra de Dios, haciendo una síntesis clara», al reflexionar sobre el Evangelio y la Misa, durante la audiencia general en el Aula Pablo VI, el 7 de febrero.

(Infocatólica) El Papa indicó que «el diálogo entre Dios y su pueblo, desarrollado en la Liturgia de la Palabra en la Misa, alcanza su culmen en la proclamación del Evangelio». «En la Misa no leemos el Evangelio para saber cómo han sido las cosas, sino para tomar conciencia de aquello que Jesús ha hecho y ha dicho una vez, y Él continúa cumpliéndolo y diciéndolo ahora también para nosotros», aseguró.

El Pontífice sostuvo que la homilía «no es un discurso de circunstancia, ni una conferencia o una lección, sino un retomar el diálogo que ya era abierto entre el Señor y su pueblo para que encuentre cumplimiento en la vida».

Palabras del Papa en español durante la audiencia de hoy:

«Queridos hermanos: Con la proclamación del Evangelio se llega al culmen de ese diálogo entre Dios y su pueblo que es la liturgia de la Palabra en la Misa.

Del Evangelio viene la luz para comprender el sentido de los textos bíblicos que se han leído antes. Por eso, la liturgia rodea al Evangelio de una veneración particular.

En efecto, sólo el ministro ordenado puede leerlo y cuando termina besa el libro; hay que ponerse en pie para escucharlo y hacemos la señal de la cruz sobre la frente, la boca y el pecho. La asamblea reconoce así la presencia de Cristo que le anuncia la buena noticia que convierte y transforma, y responde con la aclamación: «Gloria a ti, Señor Jesús». En la lectura del Evangelio tomamos conciencia de que Jesús sigue hablando y actuando en nuestros días.

A continuación viene la homilía. Como parte de la misma liturgia, no es un discurso o una conferencia, sino que retoma ese diálogo entre Dios y su pueblo. La predicación debe orientar a todos, también al predicador, hacia una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida. Para ello, no sólo es importante que quien predica cumpla bien su ministerio, sino que también los que escuchan han de procurar hacerlo con las mejores disposiciones interiores».

Con información de ACI Prensa y Vatican News

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