El Papa canoniza a los niños Francisco y Jacinta

La Virgen «los introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios»

El Papa canoniza a los niños Francisco y Jacinta

El Papa Francisco ha presidido en el atrio del Santuario de Nuestra Señora de Fátima la Misa de canonización de los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto, testigos de las apariciones de la Virgen en esta localidad portuguesa hace cien años.

(Vatican.va/InfoCatólica) Texto de la homilía del Papa*:

«Un gran signo apareció en el cielo: una mujer vestida del sol», dice el vidente de Patmos en el Apocalipsis (12,1), señalando además que ella estaba a punto de dar a luz a un hijo. Después, en el Evangelio, hemos escuchado cómo Jesús le dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre» (Jn 19,27). Tenemos una Madre, una «Señora muy bella», comentaban entre ellos los videntes de Fátima mientras regresaban a casa, en aquel bendito 13 de mayo de hace cien años. Y, por la noche, Jacinta no pudo contenerse y reveló el secreto a su madre: «Hoy he visto a la Virgen». Habían visto a la Madre del cielo. En la estela de luz que seguían con sus ojos, se posaron los ojos de muchos, pero…estos no la vieron. La Virgen Madre no vino aquí para que nosotros la viéramos: para esto tendremos toda la eternidad, a condición de que vayamos al cielo, por supuesto.

Pero ella, previendo y advirtiéndonos sobre el peligro del infierno al que nos lleva una vida ―a menudo propuesta e impuesta― sin Dios y que profana a Dios en sus criaturas, vino a recordarnos la Luz de Dios que mora en nosotros y nos cubre, porque, como hemos escuchado en la primera lectura, «fue arrebatado su hijo junto a Dios» (Ap 12,5). Y, según las palabras de Lucía, los tres privilegiados se encontraban dentro de la Luz de Dios que la Virgen irradiaba. Ella los rodeaba con el manto de Luz que Dios le había dado. Según el creer y el sentir de muchos peregrinos –por no decir de todos–, Fátima es sobre todo este manto de Luz que nos cubre, tanto aquí como en cualquier otra parte de la tierra, cuando nos refugiamos bajo la protección de la Virgen Madre para pedirle, como enseña la Salve Regina, «muéstranos a Jesús».

Queridos peregrinos, tenemos una Madre, tenemos una Madre! Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús, porque, como hemos escuchado en la segunda lectura, «los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo» (Rm 5,17). Cuando Jesús subió al cielo, llevó junto al Padre celeste a la humanidad –nuestra humanidad– que había asumido en el seno de la Virgen Madre, y que nunca dejará. Como un ancla, fijemos nuestra esperanza en esa humanidad colocada en el cielo a la derecha del Padre (cf. Ef 2,6). Que esta esperanza sea el impulso de nuestra vida. Una esperanza que nos sostenga siempre, hasta el último suspiro.

Con esta esperanza, nos hemos reunido aquí para dar gracias por las innumerables bendiciones que el Cielo ha derramado en estos cien años, y que han transcurrido bajo el manto de Luz que la Virgen, desde este Portugal rico en esperanza, ha extendido hasta los cuatro ángulos de la tierra. Como un ejemplo para nosotros, tenemos ante los ojos a san Francisco Marto y a santa Jacinta, a quienes la Virgen María introdujo en el mar inmenso de la Luz de Dios, para que lo adoraran. De ahí recibían ellos la fuerza para superar las contrariedades y los sufrimientos. La presencia divina se fue haciendo cada vez más constante en sus vidas, como se manifiesta claramente en la insistente oración por los pecadores y en el deseo permanente de estar junto a «Jesús oculto» en el Sagrario.

En sus Memorias (III, n.6), sor Lucía da la palabra a Jacinta, que había recibido una visión: «¿No ves muchas carreteras, muchos caminos y campos llenos de gente que lloran de hambre por no tener nada para comer? ¿Y el Santo Padre en una iglesia, rezando delante del Inmaculado Corazón de María? ¿Y tanta gente rezando con él?». Gracias por haberme acompañado. No podía dejar de venir aquí para venerar a la Virgen Madre, y para confiarle a sus hijos e hijas. Bajo su manto, no se pierden; de sus brazos vendrá la esperanza y la paz que necesitan y que yo suplico para todos mis hermanos en el bautismo y en la humanidad, en particular para los enfermos y los discapacitados, los encarcelados y los desocupados, los pobres y los abandonados. Queridos hermanos: pidamos a Dios, con la esperanza de que nos escuchen los hombres, y dirijámonos a los hombres, con la certeza de que Dios nos ayuda.

En efecto, él nos ha creado como una esperanza para los demás, una esperanza real y realizable en el estado de vida de cada uno. Al «pedir» y «exigir» de cada uno de nosotros el cumplimiento de los compromisos del propio estado (Carta de sor Lucía, 28 de febrero de 1943), el cielo activa aquí una auténtica y precisa movilización general contra esa indiferencia que nos enfría el corazón y agrava nuestra miopía. No queremos ser una esperanza abortada. La vida sólo puede sobrevivir gracias a la generosidad de otra vida. «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24): lo ha dicho y lo ha hecho el Señor, que siempre nos precede. Cuando pasamos por alguna cruz, él ya ha pasado antes. De este modo, no subimos a la cruz para encontrar a Jesús, sino que ha sido él el que se ha humillado y ha bajado hasta la cruz para encontrarnos a nosotros y, en nosotros, vencer las tinieblas del mal y llevarnos a la luz.

Que, con la protección de María, seamos en el mundo centinelas que sepan contemplar el verdadero rostro de Jesús Salvador, que brilla en la Pascua, y descubramos de nuevo el rostro joven y hermoso de la Iglesia, que resplandece cuando es misionera, acogedora, libre, fiel, pobre de medios y rica de amor.

 

12 comentarios

José Luis
¡Bendito sea el Señor!, que ganas tenía que estos dos niños de santidad, estuviese canonizados. Santa Jacinta y San Francisco Martos.

Sor Lucía, también va camino de los altares, si no estoy equivocado está en proceso de beatificación. Damos gracias al Señor por ello, por todo el bien que hace a la Santa Madre Iglesia Católica.
13/05/17 12:31 PM
Luis López
'Te alabo, Padre, porque ocultando estas cosas a los sabios y entendidos, se le diste a conocer a los sencillos' (Lc. 10,21).

'Dios ha elegido los locos de este mundo para humillar a los sabios, Dios ha elegido a los débiles de este mundo para humillar a los fuertes, a los plebeyos y despreciados del mundo ha elegido Dios, a los que nada son para anular a los que son' (1 Cor. 1, 27-28).
13/05/17 12:35 PM
María de las Nieves
Santos Francico y Jacinta proteged a lo niños no nacidos.
13/05/17 8:17 PM
Mariano
"La vida sólo puede sobrevivir gracias a la generosidad de otra vida." Gracias Santo Padre por recordárnoslo.
13/05/17 8:59 PM
Lita Molbert.-
seguí la misa del papa en Fátime desde Santa Fe ,Argentina y me emocioné ante tanta maravilla.Gracias a todos quienes difunden y publican estos temas.Mil gracias.Mi duda...¿Por qué Lucía no fue santificada junto a Francisco y Jacinta ?
13/05/17 11:02 PM
José Gonzalo, de Chile.-
Santos Pastorcitos, les ruego que nos hagan niños como ustedes para que María Madre deposite nuestras oraciones e intenciones a los pies de su Hijo, nuestro Señor.

Gracias y acompáñennos en nuestro peregrinar hacia el Señor.
13/05/17 11:11 PM
enrique muñoz belmonte
Yo me atrevo a pediros, que todos cuantos leemos este titular, empecemos desde ya a rezar el rosario ,si no lo hacemos aun. Si lo hacemos de rutina, no lo aconsejo. Meditar todos los misterios, y si no puedes todo, por lo menos un misterio; eso lo puedes hacer, mientras te desplazas andando o con el coche. En el coche, lo puedes hacer con voz fuerte, pues no molestas a nadie. Ofrécelos por los pecados del mundo y de los tuyos, Pero sobre todo, hazlo como si estuvieras hablando con otra persona , en este caso con tu Madre del Cielo. Gracias de ante mano, por que yo también me beneficiaré por ser tan pecador como tú. enrique.
13/05/17 11:51 PM
Ana M.
Maravillosa homilia. Sin duda, dará sus frutos, bajo la luz protectora, cálida y fortalecedora que la Virgen irradia desde aquel día en que dijo "Sí", "Hágase en mí según tu Palabra". Gracias, Madre, por estar siempre Allí y aquí con todos nosotros. Dulce Corazón de María, Sed nuestra salvación.
Señor, yo Creo, Espero, Adoro y TE AMO. Señor, ten Piedad de nosotros y ayúdanos a extender TU REINO en este mundo de soberbia, mentira y codicia de todo tipo. Que tus semillas de AMOR, TERNURA, ESPERANZA y PAZ triunfen sobre las malas hierbas y se transformen en bellísimas flores que eternamente ofreceremos a NUESTRA MADRE. Ella, que hizo posible tu venida y nuestra redención, y que nos muestra e ilumina el camino para llegar hasta TI y permanecer CONTIGO por toda la eternidad.
14/05/17 1:37 AM
antonio toscano
Hoy el cielo se llena de alegria tenemos mas santos que nos muestran el camino al Señor... que nos da esperanza y hoy en estos tiempos nos da una guia solida a seguir en este mundo pasajero... bendiciones a Nuestro Sumo Pontifice y a todos nuestros hermanos que luchan dia a dia por sostener el catolisismo en tierras hostiles, dando la vida por la FE.
14/05/17 2:02 AM
Mariano
Lita, la razón es que Lucía falleció en este siglo hacia 2005 y el proceso de beatificación y después el de canonización lleva sus tiempos. Francisco y Jacinta murieron jovencitos hacia los años 1920-30. Pero ya están en el cielo, como confío en que Lucía esté también.
14/05/17 11:07 AM
Luismi
Estuve siguiendo en 13tv la misa de canonización de Jacinta y Francisco. Era emocionante ver la explanada aquella tan llena de gente. Procuro rezar todos los días por las intenciones del Santo Padre. Y que Dios les bendiga a esta pagina de información religiosa.
14/05/17 2:40 PM
Etelvina
Santos Jacinta y Francisco que Dios os bendiga!
Por favor interceder por nosotros y por el mundo entero tan necesitado de testimonios veraces de Fé, Esperanza y Caridad. Amén.
16/05/17 12:27 AM

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