Este testimonio tenemos que llevar los cristianos

El Papa habla de la Ascensión: «Jesús, Dios, hombre verdadero subió al cielo y está con nosotros»

En la hora del Regina Coeli del VII Domingo de Pascua, el Papa Francisco reflexionó sobre el significado que tiene la Ascensión del Señor, el Crucificado Resucitado: en ella está la promesa de nuestra participación en la plenitud de la vida con Dios.

(RV).- En la hora del Regina Coeli del VII Domingo de Pascua, el papa Francisco reflexionó sobre el significado que tiene la Ascensión del Señor en nuestros días: Somos testigos de la alegría de Dios no sólo con palabras, sino también en la vida cotidiana.

«Éste es el testimonio que cada domingo tendría que salir de nuestras iglesias para entrar durante la semana en las casas, en las oficinas, en la escuela, en los lugares de encuentro y de diversión, en los hospitales, en las cárceles…». «En su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados» (Lc, v.47).

Ante una multitud de fieles que llegaron a la Plaza de San Pedro para rezar la oración a la Madre de Dios, Francisco detalló que esta misión anunciadora tiene un secreto: la presencia del Señor resucitado, que con el don del Espíritu Santo, abre nuestra mente y nuestro corazón para anunciar su amor y su misericordia, también en los ambiente más refinados de nuestra vida.

«¡El ‘Dios con nosotros’ no nos deja solos!» exclamó el Papa invitando a mirar hacia delante para reconocer nuestro futuro, que ante la Ascensión de Jesús, tiene la promesa de nuestra participación a la vida con Dios. «Está con nosotros, está vivo», repitió e hizo repetir a los fieles.

Texto completo

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, en Italia y en otros países, se celebra la Ascensión de Jesús al cielo, que tuvo lugar cuarenta días después de la Pascua. Contemplamos el misterio de Jesús que sale de nuestro espacio terrenal para entrar en la plenitud de la gloria de Dios, llevando consigo nuestra humanidad. Es decir nosotros, nuestra humanidad, entra por primera vez en el cielo. El Evangelio de Lucas nos muestra la reacción de los discípulos ante el Señor que «se separó de ellos y fue llevado al cielo» (24,51). No hubo en ellos dolor y pérdida, sino «que se postraron delante de él, y volvieron a Jerusalén con gran alegría» (v. 52). Es el regreso de quien no teme más a la ciudad que rechazó al Maestro, que vio la traición de Judas y la negación de Pedro, que vio la dispersión de los discípulos y la violencia de un poder que se sentía amenazado.

A partir de ese día, para los Apóstoles y para cada discípulo de Cristo, fue posible vivir en Jerusalén y en todas las ciudades del mundo, incluso en aquellas más atormentadas por la injusticia y la violencia, porque sobre cada ciudad, está el mismo cielo, y cada habitante puede elevar la mirada con esperanza. Jesús, Dios, es hombre verdadero, con su cuerpo de hombre ¡está en el cielo! Y esta es nuestra esperanza, es nuestra ancla, que está allí, y nosotros, estamos firmes en esta esperanza si miramos el cielo. En este cielo habita aquel Dios que se reveló tan cercano de asumir el rostro de un hombre, Jesús de Nazaret. Él es por siempre el Dios-con-nosotros - recordemos esto: Emmanuel, Dios-con-nosotros -, y no nos deja solos. Podemos mirar hacia lo alto para reconocer ante nosotros nuestro futuro. En la Ascensión de Jesús, el Crucificado Resucitado, está la promesa de nuestra participación en la plenitud de la vida con Dios.

Antes de separarse de sus amigos, Jesús, refiriéndose al acontecimiento de su muerte y resurrección, les dijo: «Ustedes son testigos de todo esto» (v. 48). Es decir, los discípulos, los apóstoles, son testigos de la muerte y resurrección de Cristo, y en aquel día también de la Ascención de Cristo. Y de hecho, después de ver a su Señor ascender al cielo, los discípulos regresaron a la ciudad como testigos que con alegría anuncian a todos la nueva vida que viene del Crucificado Resucitado, en cuyo nombre «debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados» (v. 47). Éste es el testimonio – hecho no sólo con las palabras, sino también con la vida cotidiana - el testimonio que cada domingo debería salir de nuestras iglesias para entrar durante la semana en los hogares, en las oficinas, en la escuela, en los lugares de encuentro y de diversión, en los hospitales, en las cárceles, en los hogares de ancianos, en los lugares atestados de los inmigrantes, en las periferias de la ciudad... Este testimonio tenemos que llevar nosotros, cada semana: Cristo está con nosotros; Jesús subió al cielo, está con nosotros. ¡Cristo está vivo!

Jesús nos aseguró que en este anuncio y en este testimonio estaremos «revestidos con la fuerza que viene de lo alto» (v. 49), es decir, con la potencia del Espíritu Santo. Aquí reside el secreto de esta misión: la presencia entre nosotros del Señor resucitado, que con el don del Espíritu sigue abriendo nuestra mente y nuestro corazón, para proclamar su amor y su misericordia, también en los ambientes refractarios de nuestras ciudades.

El Espíritu Santo es el verdadero artífice del testimonio multiforme que la Iglesia y todos los bautizados restituyen en el mundo. Por lo tanto, no podemos descuidar nunca el recogimiento en la oración para alabar a Dios e invocar el don del Espíritu. En esta semana, que nos lleva a la fiesta de Pentecostés, permanezcamos espiritualmente en el Cenáculo, con la Virgen María, para recibir el Espíritu Santo. Lo hacemos incluso ahora, en comunión con los fieles reunidos en el Santuario de Pompeya para tradicional Súplica.

(Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticana)

6 comentarios

Manuel Ponce
Si esto no nos motiva a tratar y agradar a Dios en todo, con una santidad de lo ordinario, no hemos entendido al Papa. !Que bien Santidad!Gracias.
9/05/16 12:28 AM
mery
Nuestro Señor no solo es un crucificado resucitado..es nuestro Señor que ascendiendo al Cielo esta a la derecha del Padre...eso es importante decirlo.

Porque esto cumple la profesia del Hijo del hombre...que se sentara a la diestra de Dios.. y pondra a las naciones bajo el escabel de sus pies y regira con cetro de hierro.

Ha dicho que volvera con Gloria..rodeado de sus angeles.
No entra por primera vez al cielo con humanidad...antes del Mundo Cristo estaba..para el no habia tiempo.

Pero debia aclarar que Cristo no se fue al Cielo.sin complementar el misterio..porque se quedo..Cristo habita entre nosotros mediante la Eucaristia
9/05/16 11:17 AM
Sara
Sí, sí y no, no. Que descanso!!! No hace falta que nadie venga a traducirme lo que ha dicho el Papa. Gracias a Dios.
9/05/16 2:53 PM
Maribel
Estoy en todo de acuerdo con lo que dice Sara.

Verdaderamente es un alivio confluir en nuestra fe.
9/05/16 6:40 PM
Ernesto Velazquez (Guayaquil-Ecuador)
Una vez más Su Santidad nos abre el entendimiento, la racionalidad del amor sin medida de Dios y de su Hijo, iluminándonos con el Espíritu Santo desde el cielo para saber que estamos allí, que no es un lugar lejano ni un ideal para consuelo del morir, es una realidad de vida que nos inspira a buscar en su amor y presencia la redención del pecado y la seguridad de que si somos humanidad con Cristo iremos a su morada eterna, que si somos razón de vida de Cristo seremos su racional presencia en la tierra que se agiganta mirando al cielo y a nuestro Padre y su Trinidad única y salvifica. Por el Hijo iremos al Padre y su Santo Espíritu nos dará fortaleza para que al mirar el cielo sintamos que vivimos en el si estamos obedeciendo su Plan Divino. Gracias Francisco I por compartir este saber y este amor.
10/05/16 1:32 AM
Irma Ponce
Gracias Papa Francisco por tan explicita y hermosa catequesis del Gran Amor de Jesus y que si sus palabras y obras las seguimos con la ayuda del EspirituSanto estaremos viviendo con El y en El está con nosotros y en nosotros Cristo está con nosotros
23/05/16 7:51 AM

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