Advierte que «el demonio y sus secuaces no duermen»

El Papa a los sacerdotes cansados: «Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús, que nos acoge y nos pone de pie»

El papa Francisco ha presidido la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro. Durante su homilía, el Santo Padre se ha referido al cansancio que pueden padecer muchos sacerdotes: «¿Sabéis cuántas veces pienso en esto: en el cansancio de todos vosotros? Pienso mucho y ruego a menudo, especialmente cuando el cansado soy yo». Y ha asegurado que dicho cansancio «es como el incienso que sube silenciosamente al cielo»

(InfoCatólica) El Papa ha dicho a los sancerdotes que «estén seguros que la Virgen María se da cuenta de este cansancio y se lo hace notar enseguida al Señor. Ella, como Madre, sabe comprender cuándo sus hijos están cansados y no se fija en nada más».

El Santo Padre ha advertido que «cuando sentimos el peso del trabajo pastoral, nos puede venir la tentación de descansar de cualquier manera, como si el descanso no fuera una cosa de Dios. No caigamos en esta tentación. Nuestra fatiga es preciosa a los ojos de Jesús, que nos acoge y nos pone de pie».

El Pontífice ha indicado que «una clave de la fecundidad sacerdotal está en el modo como descansamos y en cómo sentimos que el Señor trata nuestro cansancio. ¡Qué difícil es aprender a descansar! En esto se juega nuestra confianza y nuestro recordar que también somos ovejas».

El cansancio de las multitudes

El papa Francisco ha hablado también de lo que ha denominado como «el cansancio de la gente, de las multitudes: para el Señor, como para nosotros, era agotador —lo dice el evangelio—, pero es cansancio del bueno, cansancio lleno de frutos y de alegría». Y ha añadido:

«La gente que lo seguía, las familias que le traían sus niños para que los bendijera, los que habían sido curados, que venían con sus amigos, los jóvenes que se entusiasmaban con el Rabí..., no le dejaban tiempo ni para comer. Pero el Señor no se hastiaba de estar con la gente. Al contrario, parecía que se renovaba».

El Sucesor de San Pedro ha exhortado a los sacerdotes recordándoles que «somos los amigos del Novio, esa es nuestra alegría. Si Jesús está pastoreando en medio de nosotros, no podemos ser pastores con cara de vinagre, quejosos ni, lo que es peor, pastores aburridos. Olor a oveja y sonrisa de padres"

Actividad de Satanás

«También se da», ha dicho el Papa, «lo que podemos llamar el cansancio de los enemigos. El demonio y sus secuaces no duermen y, como sus oídos no soportan la Palabra, trabajan incansablemente para acallada o tergiversarla. Aquí el cansancio de enfrentarlos es más arduo. No sólo se trata de hacer el bien, con toda la fatiga que conlleva, sino que hay que defender al rebaño y defenderse uno mismo contra el mal». Y ha advertido

«El maligno es más astuto que nosotros y es capaz de tirar abajo en un momento lo que construimos con paciencia durante largo tiempo. Aquí necesitamos pedir la gracia de aprender a neutralizar: neutralizar el mal, no arrancar la cizaña, no pretender defender como superhombres lo que sólo el Señor tiene que defender. Todo esto ayuda a no bajar los brazos ante la espesura de la iniquidad, ante la burla de los malvados. La palabra del Señor para estas situaciones de cansancio es: "No temáis, yo he vencido al mundo"».

Coqueteo con la mundanidad espiritual

Por último, el Santo Padre ha mencionado «el cansancio de uno mismo. Es quizás el más peligroso. Porque los otros dos provienen de estar expuestos, de salir de nosotros mismos a ungir y a pelear (somos los que cuidamos). Este cansancio, en cambio, es más auto-referencial; es la desilusión de uno mismo pero no mirada de frente, con la serena alegría del que se descubre pecador y necesitado de perdón: este pide ayuda y va adelante. Se trata del cansancio que da el «querer y no querer», el haberse jugado todo y después añorar los ajos y las cebollas de Egipto, el jugar con la ilusión de ser otra cosa».

«A este cansancio», ha afirmado, «me gusta llamarlo coquetear con la mundanidad espiritual. Y, cuando uno se queda solo, se da cuenta de que grandes sectores de la vida quedaron impregnados por esta mundanidad y hasta nos da la impresión de que ningún baño la puede limpiar».

Como solución, el Papa ha puesto el ejemplo del lavatorio de pies realizado por Cristo a los apóstoles. Y ha finalizado su homilía diciendo:

«El seguimiento de Jesús es lavado por el mismo Señor para que nos sintamos con derecho a estar «alegres», «plenos», «sin temores ni culpas» y nos animemos así a salir e ir «hasta los confines del mundo, a todas las periferias», a llevar esta buena noticia a los más abandonados, sabiendo que él está con nosotros, todos los días, hasta el fin del mundo  Y por favor pidamos la gracia de aprender a estar cansados, pero ibien cansados!»

Homilía completa del Papa Francisco en la Misa Crismal

2 comentarios

sanfiz
Me ha gustado la homilía y creo que la metáfora del perfuma iba por Obispos y demás clases altas del clero. Hay gente que le molesta el uso "de olor de oveja" y creo que quién trabaja con motores huele aceites, grasas... y los sacerdotes según metáfora de Jesús, con ovejas. Oler a ovejas cuando amas tu trabajo no molesta, a pesar de resultar desagradable, como algunos fariseos intelectuales alegan. Cuando replican la alusión a la cara de vinagre diría que crea confusión predicar la alegría del evangelio y de la boca salir sólo amargura, que suele ser personal. Muchas veces creo que Dios está muy sólo, por lo menos en las páginas de aquellos tan perfectos, que no critican aquello que si hunde la Iglesia, la mentira y la mundanidad.
2/04/15 5:09 PM
Gregory
Cansarse de lo que se es, es algo duro es olvidar que somos los amigos del novio que fue Él mismo Jesucristo que nos ha llamado que se acerca a nosotros. Ser lavado por el Señor es encontrarse con su presencia y recordar que somos amados y llamados para anunciar el amor que nos ha regenerado a nosotros.
4/04/15 1:19 AM

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