Misa por la Vida

D. Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta: El no nacido está mucho más desprotegido que cualquier excluido

La Delegación Episcopal de Familia y Vida en la Diócesis de Cádiz y Ceuta celebró en la tarde del 25 de marzo la Eucaristía por la Vida, presidida por Mons. Rafael Zornoza. Al final de la celebración hubo una emotiva bendición de las embarazadas y de los hijos que están esperando con ilusión y generosidad.

(Diócesis Cadiz y Ceuta/InfoCatólica) Enmarcada en la festividad de la Anunciación del Señor la diócesis quiso elevar una gran oración que abarcara el mundo entero por los niños a los que se les impide nacer, por las madres que pasan por estas dificultades muchas veces en soledad, por todas las personas que dedican su tiempo y esfuerzo en el servicio a la vida de las personas en cualquier estadio de su vida. Por las personas que tienen en sus manos la vida de estos seres humanos más indefensos.

Esta Jornada por la Vida pretendió, también, llamar de nuevo la atención sobre el valor y la dignidad de la vida humana desde la concepción y hasta su fin natural e invitó a reflexionar sobre la experiencia vital en la que todos percibimos la vida como signo de esperanza. En la difícil coyuntura que atravesamos es necesario que se ayude económica y socialmente a las familias, pero no es suficiente. Es imprescindible un «cambio de mentalidad y de vida que permita ganar la propia libertad para donarse al otro: donarse a la esposa o al esposo, donarse a los hijos, donarse a los ancianos, donarse al que sufre». Esto es lo que el Papa Francisco ha explicado cuando ha afirmado: «una sociedad que abandona a los niños y que margina a los ancianos corta sus raíces y oscurece su futuro».

Se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y el matrimonio, así como la grandeza del don y sentido de la maternidad, frente a las ideologías que están tratando absurdamente de igualar lo diferente y abocando a la sociedad a la ruina demográfica, económica y sobre todo moral de la sociedad.

El recién concebido es un ser humano según la biología, el código genético completo el hombre es el mismo desde que es concebido y hasta la muerte y a toda la eternidad. El aborto es un fracaso que deja muertos y heridos en el camino. La defensa y el servicio a la vida es el combate más justo del siglo XXI que se librará desde la oración y la «revolución de la ternura» para vencer la «cultura del descarte» y cuidar la fragilidad reconociendo en ella a Cristo sufriente. Valorar la vida, amar la vida, acoger la vida en todos sus estadios desde la concepción hasta la muerte natural significa caminar hacia el aborto cero. La defensa de la vida será la mejor contribución a la paz y a la buena marcha de una sociedad más justa.

El no nacido está mucho más desprotegido que cualquier excluido, pues el derecho más importante es el derecho a la vida sin el cual el resto de los derechos no tienen sujeto de aplicación. Este derecho se les niega sobre todo a los que la sociedad considera imperfectos, tanto físicos como psíquicos, que son víctimas de esta cultura del descarte, utilitarista e injusta.

Con palabras del Papa Francisco, en alusión al aborto, recordamos que «no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana». Estas palabras son como un «aldabonazo en nuestros corazones» que nos urgen a una decidida y valiente defensa de la vida desde todos los ámbitos, teniendo muy presente que «la Iglesia es la madre que a todos acoge con entrañas de misericordia y nos anuncia a Jesucristo, el Evangelio de la Vida».

2 comentarios

Lucia Cabrera
en el embarazo de mi quinta hija, alos 4 meses de gestación me dijeron que tenia anencefalia y que lo mejor era que aborte porque no valia la pena perder 9 meses de embarazo si ugual moriría al nacer, NO lo hicimos dijimos que es nuestra hija y se irá al cielo cuando Dios lo decida, así lo hicimos, fue el mejor embarazo vivir cada instante a plenitud, falleció a las 13 horas fue un regalo de Dios para nuestras vidas, ahora sabemos que tenemos un angelito en el cielo al cual pudimos tener en nuestros brazos, le vimos sonreir, y pudimos besar, es nuestro angel de la guarda, muy pocos pueden tener ese privilegio. SI A LA VIDA, me dijeron que despues de ese caso los otros embarazos tenian 90% de ser iguales, MENTIRA, despues de maria NArcisa tuve 3 hijas mas sin ningun problema de salud....
27/03/14 4:18 PM
Ricardo de Argentina
El no nacido está mucho más desprotegido que los más desprotegidos de los nacidos simplemente porque no es sujeto de derecho en los actuales ordenamientos jurídicos. Mientras está creciendo en el útero está "en negro", clandestino, no existe para el Estado entonces, ¿qué protección puede esperar?. Solamente luego de ver la luz se los "blanquea" jurídicamente y empieza a figurar en los registros oficiales.

Este es un agujero impresionante de la actual legislación. En casos similares los legisladores han cerrado rápidamente le brecha, legislando para nuevas realidades acorde a derecho. ¿Porqué no se hace lo mismo con el nonato, registrando su existencia en sintonía con los grandes avances científicos que se han dado, tan pronto como los médicos son capaces de establecer que está en rápido crecimiento un nuevo individuo?
Esta pregunta es deliberadamente ingenua, pues todos sabemoa la respuesta: porque gracias a esa omisión jurídica es posible matar a los nonatos sin que alcancen las penalidades propias del asesinato.

La Iglesia podría inducir a corregir esa omisión deliberada. Quizás con una especie de bautismo como el que se imparte a los nacidos con riesgo de vida, ya que las estadísticas muestran un dato escalofriante: la mortandad prenatal es ampliamnete superior a la infantil. Incluso en esa ceremonia ya podría estar recibiendo el que será su "nombre de pila", o sea de bautismo, si ya se hubiese hecho la determinación de sexo, la cual hoy en día es de rigor.
27/03/14 6:38 PM

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