Dios nos encuentra «en nuestros pecados, en nuestras necesidades»

El Papa recuerda que nos salvamos por gracia, no por creernos justos

No nos salva nuestra seguridad de observar los mandamientos, sino la humildad de tener siempre necesidad de ser curados por Dios: es cuanto, en síntesis, afirmó esta mañana el Papa Francisco en su homilía de la Misa presidida en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

(RV) «Ningún profeta es bien aceptado en su patria»: la homilía del Papa comenzó con estas palabras de Jesús dirigidas a sus coterráneos, los habitantes de Nazaret, ante los cuales no pudo hacer milagros, porque «no tenían fe». Jesús les recuerda dos episodios bíblicos: el milagro de la curación de la lepra de Naamán el Sirio, en tiempos del profeta Eliseo, y el encuentro del profeta Elías con la viuda de Sarepta de Sidón, quien fue salvada de la carestía.

«Los leprosos y las viudas – explicó el Papa Francisco – en aquel tiempo eran marginados». Y sin embargo, estos dos marginados, acogiendo a los profetas, fueron salvados. En cambio, los nazarenos no aceptan a Jesús porque «estaban tan seguros en su ‘fe’, tan seguros en su observancia de los mandamientos, que no tenían necesidad de otra salvación»:

«Es el drama de la observancia de los mandamientos sin fe: ‘Yo me salvo solo, porque voy a la sinagoga todos los sábados, trato de obedecer a los mandamientos, ¡pero que éste no venga a decirme que eran mejor que yo aquel leproso y aquella viuda!’. ¡Esos eran marginados! Y Jesús nos dice: ‘Pero, mira, si tú no te marginas, no te sientes en el margen, no tendrás salvación’. Ésta es la humildad, el camino de la humildad: sentirse tan marginados que tenemos necesidad de la salvación del Señor. Sólo Él salva, no nuestra observancia de los preceptos. Y esto no gustó, se enojaron y querían matarlo».

María, ejemplo

La misma rabia – comentó el Papa – afecta, inicialmente, también a Naamán, porque considera ridículo y humillante la invitación de Eliseo de bañarse siete veces en el río Jordán para quedar curado de la lepra. «El Señor le pide un gesto de humildad, que obedezca como un niño, que haga el ridículo». Se va desdeñado, pero después, convencido por sus siervos, vuelve y hace cuanto le dijo el profeta. Aquel acto de humildad lo cura. «Es éste el mensaje de hoy, en esta tercera semana de Cuaresma» – afirmó el Papa – y señaló que si queremos ser salvados, «debemos elegir el camino de la humildad»:

«María en su Cántico no dice que está contenta porque Dios ha mirado su virginidad, su bondad y su dulzura, tantas virtudes que ella tenía. No. Sino porque el Señor ha mirado la humildad de su sierva, su pequeñez, su humildad. Es lo que mira el Señor. Y debemos aprender esta sabiduría de marginarnos, para que el Señor nos encuentre. No nos encontrará en el centro de nuestras seguridades, no, no. Allí no va el Señor. Nos encontrará en la marginación, en nuestros pecados, en nuestras equivocaciones, en nuestras necesidades de ser curados espiritualmente, de ser salvados; allí nos encontrará el Señor».

Humildad

«Es éste – reafirmó Francisco – el camino de la humildad»:

«La humildad cristiana no es la virtud de decir: ‘Pero, yo no sirvo para nada’ y esconder la soberbia allí, ¡no, no! La humildad cristiana es decir la verdad: ‘Soy pecador, soy pecadora’. Decir la verdad: es ésta nuestra verdad. Pero hay otra: Dios nos salva. Pero nos salva allá, cuando nosotros somos marginados; no nos salva en nuestra seguridad. Pidamos la gracia de tener esta sabiduría de marginarnos, la gracia de la humildad para recibir la salvación del Señor».

10 comentarios

Luis López
Ante este cristianismo tan pelagiano en el que vivimos los cristianos, el Santo Padre nos recuerda la grandísima verdad de nuestra fe:

"Habéis sido, en efecto, gratuitamente salvados por la fe; y eso no por vosotros. El don es de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2,8-9)
24/03/14 6:50 PM
Gonzalo
Luis López, obviamente sólo Cristo nos puede salvar, ya que la criatura no puede nunca justificarse por sí misma, pero cooperando el hombre con su libertad en el proyecto salvífico, que es perfeccionada con la asistencia de la Gracia divina.
24/03/14 8:59 PM
Gregory
Gonzalo deja que el papa haga su trabajo, la humildad es reconocer que somo pecadores que necesitamos conversión que necesitamos a Cristo.
24/03/14 11:23 PM
Guillermo
Santiago 2:14: “14Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”

¿De qué sirve si dices que tienes fe pero no tienes obras para demostrar que realmente la tienes? ¿Podrá esa fe salvarte? La respuesta que nos da Santiago es que no te puede salvar. Así que hay que tener algo más que buenos deseos y buenas intenciones. ¡Hay que lograr esos buenos deseos por medio de la fe!

Los protestantes creen que sólo por FE nos salvamos, los Católicos, así lo expresa Santiago, además de FE, es necesario obrar bien.

Lean a Martín Lutero y la historia de sus presiones psíquicas que le impedía sentirse salvo porque no podía alcanzar un estado permanente de pureza. El Católico debe tener el propósito de NO MPECAR MÁS, sin embargo, dada nuestra naturaleza caida, pecamos, por ello debemos acudir a la penitencia tan pronto pecamos.
25/03/14 7:09 AM
felix
Guillermo , en la carta de sanntiago justo depues se dice que por mis obras te mostrare mi fe. Esta situación plantéa que las obras son consecuencia de la fe, son la prueba de la existencia de esta. Por tanto la fe que es gracia es causa de las buenas obras. Asi que el santo padre tiene toda la razón.
25/03/14 7:49 AM
Luis Fernando
Félix, la fe, por sí misma, no causa buenas obras. Es la gracia la que nos concede la fe y la capacidad de hacer buenas obras. De tal manera que somos justificados por la fe y por las obras.

Sin fe, no hay salvación posible. Sin buenas obras, tampoco. Y sin la gracia, no es posible ni la una ni las otras.
25/03/14 11:34 AM
carlos
La explicación de Luis Fernando es contundente.Es cierto que no podemos saber si estamos en estado de Gracia,"pero por sus frutos los conocereis", y nos vamos conociendo.ES que sin el SEÑOR,estamos en caida libre, somos migajas,caídas de la mesa de su señor.San Juan de la Cruz.
Como una migaja, puede hacer algo, imposible.

A Cristo por Maria y con el Papa.
25/03/14 12:01 PM
felix
Eso he dicho, la fe, que es gracia tiene como consecuencia necesaria buenas obras, si no no hay fe. Nadie puede decir Jesus es Señor si no se lo ha revelado el padre. fe sin obras no es nada lo mismo que al reves. Por que una valida y constata la otra.
25/03/14 12:50 PM
Fran
buena explicacion de Luis Fernando que me ha hecho comprender mejor esto de la gracia, la fe y las obras. Hay tantas cosas que ignoraba sobre la doctrina de la Iglesia que gracias a este sitio web las he ido comprendiendo.
25/03/14 3:56 PM
Francisco
Todo el tiempo que sea posible hay que estar alertas viendo que más podemos hacer para seguir a nuestro amado Jesucristo.
25/03/14 4:35 PM

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