(El Correo/InfoCatólica) Asimismo, el obispo ha relatado la última conversación que mantuvo con Azkuna donde le decía que «Cristo salió a buscarme, me encontró y me llamó. Y desde entonces ni él me ha dejado a mí, ni yo a él», rememorando el amor que sentía por la fe cristiana.
Mons. Iceta ha destacado la «vocación de servicio al bien común» que Azkuna plasmó en su actividad en diversas administraciones públicas y los últimos años como alcalde de la capital vizcaína. En la homilía, el obispo ha resaltado «la paz, serenidad y esperanza» con las que Azkuna vivió «los últimos compases de su peregrinación en esta tierra».
Mons. Iceta ha recordado las palabras que le dijo el alcalde cuando hace unos días se despidió de él en el domicilio: «Señalando una fotografía de un hermoso Cristo crucificado que tenía ante su cama, me dijo: Él salió a buscarme, me encontró y me llamó. Y desde entonces, ni él me ha dejado a mí, ni yo a él'. El obispo ha subrayado el «amor» que el alcalde profesaba a la Virgen de Begoña, patrona de Vizcaya y ha reiterado su agradecimiento a Azkuna por su «testimonio» y su «servicio». «Guardaremos con gozo y agradecimiento tu memoria», ha añadido.
Presencia de lehendakaris
El funeral, concelebrado por medio centenar de sacerdotes, ha comenzado con la interpretación del Requiem de Puccini, interpretado por la Coral de Bilbao, una de las piezas musicales elegidas por el propio Azkuna para sus honras fúnebres. Junto al altar, ha sido colocada la medalla de San Andrés y la makila (bastón de mando) de Azkuna.
En el funeral también han estado los cuatro exlehendakaris, que han llegado a la catedral juntos, Patxi López compartiendo paraguas con José Antonio Ardanza, y a su lado, Carlos Garaikoetxea y Juan José Ibarretxe. Junto a ellos, numerosos dirigentes de todos los partidos, de instituciones, del poder judicial, empresarios, entidades sociales y económicas y miembros del mundo de la cultura, el arte y el deporte, así como representantes de las Fuerzas Armadas, la Ertzaintza y la Policía Nacional.
Además de en la catedral, el Ayuntamiento ha instalado dos pantallas gigantes en la Plaza Nueva, también en el Casco Viejo.