La persecución les hace darse cuenta del valor de la fe

En la India, «la fe crece entre los cristianos perseguidos en Orissa»

«La observación bien conocida de Tertuliano 'la sangre de los mártires es semilla de cristianos' se ha convertido en una realidad en la Iglesia de Orissa»: dice el Arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, en un mensaje emitido con motivo de los cinco años de la violencia anti-cristiana en el distrito de Kandhamal , que forma parte de su diócesis. Afirma que «mataron a nuestros seres queridos, pero no pudieron destruir nuestra fe y no nos pueden separar del amor de Jesucristo».

(Fides) El Arzobispo, John Barwa SVD, dice en su mensaje, enviado a la Agencia Fides, que «haciendo memoria de estos hechos dolorosos, oramos por aquellas almas valientes y reiteramos nuestro compromiso de promover la paz, la justicia y la esperanza»,

El Arzobispo recorre la historia de la misión en el distrito de Kandhamal, iniciada por los Misioneros de San Francisco de Sales de Annecy y luego proseguida por los sacerdotes de la Congregación de la Misión , conocidos como Lazaristas. El 1 de junio de 1947 fue creada la «Missio sui iuris» de Cuttack por el Papa Pío XI y en 1974 se convirtió en la Archidiócesis de Cuttack-Bhubaneswar, en un territorio que en la actualidad tiene una población de 11,5 millones de habitantes.

Los cristianos son 160.000, entre ellos 64.000 católicos. «Todo crecimiento es un proceso que requiere una podadura, pruebas y sufrimientos», dice el Arzobispo Barwa, afirmando que «en un lapso de 70 años, la población del distrito de Kandhamal, donde vive la mayoría de los católicos de la Archidiócesis, se ha enfrentado a indecibles persecución». El momento más duro fueron los actos de violencia del 2008:

«Durante las persecuciones en 400 aldeas se hizo una limpieza étnica de todos los cristianos, más de 6.000 casas, 340 entre iglesias, capillas, clínicas y escuelas fueron quemadas y destruidas. Miles de creyentes resultaron heridos, varias mujeres y niñas, incluida una religiosa, fueron violadas y unos 60.000 hombres, mujeres y niños perdieron sus hogares».

El obispo recuerda que 75 cristianos y 8 tribales fueron asesinados brutalmente.El texto continúa:

«Después de cinco años de persecución, visitando las comunidades afectadas, los fieles dicen al obispo: los perseguidores quemaron nuestras casas y propiedades, y mataron a nuestros seres queridos, pero no pudieron destruir nuestra fe y no nos pueden separar del amor de Jesucristo. Estamos orgullosos de ser cristianos y orgullosos de nuestra fe». Palabras y acciones de este tipo «son claros signos de crecimiento en la fe. Pueden ser pobres y analfabetos, pero son ricos de fe», dice.

El arzobispo explica que todavía no hay garantías de que no se repitan las persecuciones: «Vivimos confiando en Dios y hacemos todo lo posible, como individuos y comunidades, para construir la paz en Kandhamal, pero nos entregamos a Dios y decimos: ¡que se haga tu voluntad».En línea con la observación de Tertuliano, la fe en Orissa está creciendo precisamente por la persecución que «ha hecho más fuerte y ha ayudado a los jóvenes y no tan jóvenes a darse cuenta del valor de la fe», prosigue. Además, las persecuciones han fortalecido la unidad entre las comunidades cristianas de diversas confesiones en Kandhamal, en particular, con la creación de «fuertes lazos de unidad, de comunión, simpatía y armonía».

El arzobispo afirma que ha recibido «apoyo financiero y espiritual de todo el mundo para la reconstrucción de Kandhamal» y desea dar la gracias a todos los benefactores que ayudaron a reconstruir las casas e iglesias destruidas. Hoy en día la iglesia local mantiene su compromiso «de ayudar especialmente a los pobres, los marginados y desfavorecidos en su lucha por la justicia y la paz».

 

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