(Agencias) "En el cumplimiento de su peculiar servicio de ayuda al ministerio petrino, los nuevos purpurados estarán llamados a considerar y valorar los acontecimientos, los problemas y criterios pastorales que atañen a la misión de toda la Iglesia", ha señalado el Pontífice, al tiempo que les ha invitado a seguir el ejemplo del apóstol Pedro en su nueva y delicada tarea.
En el solemne ceremonia, El Santo Padre pidió además que recen por él "para que pueda regir con humilde firmeza el timón de la santa Iglesia. Rezad para que en ellos (los nuevos cardenales, que en realidad fueron designados el 6 de enero) se refleje de manera viva Jesús, que indica a todos el camino, y pedir también por mí, para que pueda ofrecer siempre al Pueblo de Dios el testimonio de la doctrina segura".
El Papa ha explicado que con la imposición de la birreta roja a los nuevos cardenales "se les confía el servicio del amor: amor por Dios, amor por su Iglesia, amor por los hermanos con una entrega absoluta e incondicionada, hasta derramar su sangre si fuera preciso", como reza la fórmula de la imposición de la birreta e indica el color rojo de las vestiduras.
La lógica de Cristo, no la del mundo
"Que el don total de sí ofrecido por Cristo sobre la cruz sea para vosotros principio, estímulo y fuerza, gracias a una fe que actúa en la caridad. Que vuestra misión en la Iglesia y en el mundo sea siempre y sólo en Cristo, que responda a su lógica y no a la del mundo, que esté iluminada por la fe y animada por la caridad que llegan hasta nosotros por la Cruz gloriosa del Señor", ha insistido a los nuevos miembros del colegio cardenalicio.
Además, ha recordado las palabras en las que Jesús explica que el Hijo del hombre Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por la multitud. "Estas palabras iluminan con singular intensidad el Consistorio público de hoy. Resuenan en lo más profundo del alma y representan una invitación y un llamamiento, un encargo y un impulso especialmente para vosotros, queridos y venerados hermanos que estáis a punto de ser incorporados al Colegio cardenalicio", ha subrayado.
El anillo recibido por los nuevo cardanales tiene representado a los santos Pedro y Pablo y al centro una estrella que evoca a la Virgen. Benedicto XVI ha explicado que llevando ese anillo, están llamados cada día a "recordar el testimonio de Cristo hasta la muerte que los dos Apóstoles han dado con su martirio aquí en Roma, fecundando con su sangre la Iglesia". Al mismo tiempo, ha añadido que el reclamo a la Virgen María sea siempre para ellos "una invitación a seguir a aquella que fue firme en la fe y humilde sierva del Señor".
